Grigory Rodchenkov se encuentra en una habitación oscura, viste un sombrero de paja, grandes gafas de sol y una mascarilla quirúrgica. No tengo idea de dónde está.

La pandemia de coronavirus sigue causando estragos en todo el mundo. ¿Cómo le va a este hombre de 61 años con el confinamiento de estas últimas semanas? "¿Semanas?", llega la respuesta contenida e incrédula. ¡Años!"

El confinamiento no es nada nuevo para Rodchenkov. El ex director del laboratorio antidopaje de Moscú era el cerebro detrás de una extensa conspiración, un programa de dopaje de varios años aprobado por el Estado para ayudar a los atletas rusos en los Juegos Olímpicos. Hace cuatro años se convirtió en informante, dejando atrás a su esposa, hijo e hija para huir solo a EEUU. El año pasado recibió asilo y vive en un sitio desconocido protegido por el programa de testigos.

Su deserción contribuyó al descubrimiento de uno de los mayores escándalos en la historia del deporte, lo cual provocó una serie de sanciones que significaron que, si los Juegos Olímpicos de Tokio se hubieran celebrado en estos momentos, según lo planeado, los atletas rusos se habrían visto obligados a competir como neutrales.

Las medidas tomadas para proteger la identidad de Rodchenkov son necesarias, dado el historial reciente de asesinatos e intentos de asesinato de disidentes rusos. Su abogado, Jim Walden, me dijo que tres de los 60 ciudadanos rusos expulsados de EE.UU. en marzo de 2018 en respuesta al envenenamiento de Sergei y Yulia Skripal en el Reino Unido en realidad fueron expulsados porque se les había instruido localizar a su cliente.

"Vives con esto", dice Rodchenkov. "Es lo mismo que la guerra. En la guerra tienes miedo durante la primera semana. Luego vives en la guerra. Yo estoy viviendo en la guerra".

Durante mucho tiempo, el deporte de élite se ha visto aquejado por escándalos relacionados con el uso de drogas, desde el programa de Alemania Oriental en la década de 1960 hasta el caso Balco de 2002, en el que un laboratorio californiano abastecía de esteroides a docenas de los mejores atletas estadounidenses. Campeones como el ciclista estadounidense Lance Armstrong y el nadador chino Sun Yang han sido sancionados por delitos de dopaje en los últimos años. Sin embargo, según Rodchenkov, nada se compara con la magnitud y complejidad del proyecto de Rusia.

"Alcanzamos niveles tan altos de corrupción política, porque los grupos que rodean a Putin son absolutamente criminales", dice. "Tenemos la mayor y peor tradición: no luchar contra el dopaje, sino promoverlo. Tenemos los mejores investigadores en mi laboratorio. Ningún otro país pudo hacer ni la mitad de lo que hicimos. Puede haber corrupción y confabulación en otros sitios, pero no tan generalizadas".

Esto tiene todos los ingredientes de un buen drama. Rodchenkov, quien ya es protagonista de Icarus, un documental ganador del Oscar de Netflix del año 2017, lanzó sus memorias esta semana, The Rodchenkov Affair: How I Brought Down Putin's Secret Doping Empire, donde escribe que ellas "no son un intento de excusar mis acciones, ni de justificarlas. Intentan ser ante todo honestas. Como escribió George Orwell: "En una época de engaño universal, decir la verdad constituye un acto revolucionario".

¿Confías en mi?

¿Por qué debemos confiar en el arquitecto de un gran fraude para explicar cómo se construyó?

Putin, quien describió a Rodchenkov como un "imbécil", admitió que Rusia tiene problemas de dopaje, pero niega la existencia de una campaña patrocinada por el Estado y ha condenado la prohibición olímpica como algo que está motivado políticamente. Rodchenkov alega que él es sólo un pequeño participante en un juego más grande.

"Manfred Donike (un alemán que fue pionero en las pruebas de dopajes en el deporte en la década de 1970) sabía que el sistema soviético era horrible", dice. "Él siempre me decía: 'No te culpo, culpo al sistema'".

Después de matricularse en el departamento de química de la prestigiosa Universidad Estatal de Moscú en 1977, Rodchenkov soñó con convertirse en un corredor de fondo de alto nivel. Al descubrir que sus rivales en la pista se estaban dopando, comenzó a recibir inyecciones de esteroides, administradas por su madre. Al graduarse, Rodchenkov decidió que no tenía el talento para convertirse en un atleta de élite y se unió al laboratorio antidopaje de Moscú.

Durante los "Juegos de Buena Voluntad" de 1986 en Moscú, un torneo organizado por Ted Turner en respuesta a los boicots de la guerra fría que eclipsaron los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980 y de Los Ángeles en 1984, fue el joven analista quien detectó la prueba positiva en la muestra del velocista canadiense Ben Johnson. Con la intención de evitar el escándalo, los jefes de Rodchenkov encubrieron el hallazgo. Dos años después, Johnson ganó la carrera de 100 metros en los Juegos Olímpicos de 1988 en Seúl, pero fue descalificado por doping.

Esta experiencia confirmó la suposición soviética de que "los extranjeros estaban usando drogas", dice Rodchenkov, por lo que sus compatriotas se dedicaron a nivelar el campo de juego haciendo lo mismo durante décadas.

En 2005, Rodchenkov era jefe del centro antidopaje de Moscú. Para el mundo exterior, se suponía que él dirigía los esfuerzos del país para atrapar a los tramposos que usaban drogas. En realidad, su trabajo consistía en encubrir las pruebas positivas de los atletas rusos.

¿Te acuerdas de Orwell? Dijo: 'Quien controla el pasado controla el futuro'", dice Rodchenkov. "En Rusia, eso significa falsificar miles de resultados".

Pero Rodchenkov fue aún más allá. Las pruebas modernas pueden identificar "metabolitos a largo plazo", sustancias que aparecen en el torrente sanguíneo después del uso de esteroides. Él inventó un cóctel de tres drogas, y les instruyó a los atletas rusos que mezclaran el brebaje en sus bocas con alcohol: whisky Chivas para los hombres, vermut Martini para las mujeres. El proceso ayudaba a absorber la mezcla y garantizaba que no se manifestaran los metabolitos. Ahora los atletas también pasarían las pruebas de dopaje fuera de Rusia.

"Sabía que estaba haciendo trampa", dice, pero admite que sentía un perverso orgullo profesional. "En lo que sea que esté haciendo, me gusta mostrar mi mayor nivel de conocimiento".

La apoteosis de la carrera de Rodchenkov se produjo durante los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 en Sochi o, como los llama Rodchenkov, "los Juegos de Putin". El presidente ruso ordenó la transformación del complejo subtropical del Mar Negro en un lugar lleno de nieve. Con un costo estimado de US$51 mil millones, las Olimpiadas más caras de la historia se convirtieron en un escenario creado para impulsar el regreso de la nación a su condición de superpotencia.

La narrativa también requería que los rusos dominaran el podio de las medallas. No se podían repetir las humillaciones pasadas, como en los juegos de Vancouver de 2010, cuando Rusia ganó apenas tres medallas de oro en lo que fue su peor desempeño en Juegos Olímpicos. Por lo general, los atletas dejan de doparse antes de las competencias con suficiente tiempo para que las sustancias prohibidas abandonen el torrente sanguíneo. Rodchenkov alega que el ministerio del deporte de Rusia exigió que se doparan durante los juegos de Sochi para asegurar el éxito de sus atletas.

Los agentes del Servicio Federal de Seguridad (FSB), el servicio secreto de Rusia, idearon un método para quitar las tapas de las botellas, supuestamente a prueba de manipulaciones, intercambiando muestras de orina sucias por otras limpias. Agentes del FSB y oficiales de dopaje rusos, evitando las cámaras de vigilancia y los observadores independientes en el laboratorio de Sochi, se pasaban las botellas entre sí a través de un "agujero de ratón" en la pared. Para la posteridad, Rodchenkov tomó una fotografía del agujero, oculto por un gabinete. La estrategia funcionó: Rusia encabezó el medallero.

¿Se sintió orgulloso de este logro mal habido? "Fue un sentimiento muy, muy complicado", dice Rodchenkov. "Me obligaron. No tuve otra opción. La progresión de mi carrera se basaba en el desempeño de los atletas rusos en los juegos"..

La política mete la cola

Esas emociones encontradas provenían de una concienciación previa. En 2011, se vio involucrado en una disputa con un poderoso entrenador ruso y enfrentó cargos criminales por presuntamente vender esteroides. Rodchenkov dice que sufrió horas de interrogatorios diseñados para obligarlo a hacer una confesión falsa que él se negó a hacer.

Creyendo que su carrera estaba arruinada, Rodchenkov se apuñaló en el pecho. El intento de suicidio fracasó, pero lo confinaron en un hospital psiquiátrico.

El año siguiente, recibió una invitación personal para visitar el Reino Unido y recorrer las instalaciones antidopaje construidas para los Juegos Olímpicos de Londres 2012. El viaje era vital si Rusia quería averiguar si se habían inventado nuevas técnicas para detectar el dopaje. De repente, se sobreseyó el caso contra Rodchenkov. Él cree que el Kremlin orquestó su liberación.

En lugar de sentirse agradecido, Rodchenkov dice que se dio cuenta de cómo el poder del Estado podía volverse contra él. Si Dios me saca de la tumba, ¿cuál es el propósito? Cambiar la situación".

Otro "punto de no retorno", dice Rodchenkov, fue el asesinato de Boris Nemtsov, el líder de la oposición rusa asesinado a tiros en febrero de 2015. Posteriormente cinco chechenos fueron condenados por el asesinato. Rodchenkov —y algunos de los aliados de Nemtsov— sospechan que el asesinato fue una orden procedente de instancias superiores.

"Su calibre humano o político era 10 veces mayor que el de Putin y sus asesores", dice Rodchenkov. "Estaban celosos. No podían tolerarlo".

¿Pero cuán honorable fue realmente la deserción de Rodchenkov?

Poco después de los Juegos de Sochi, comenzó a colaborar con Bryan Fogel, el cineasta que produjo Icarus. Fogel era un ciclista aficionado que quiso demostrar las debilidades en el régimen mundial de pruebas antidopaje al convertirse en un conejillo de indias humano, adoptando un régimen de dopaje diseñado por Rodchenkov. Ofrecer este tipo de ayuda era una clara infracción de las normas establecidas por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y más que suficiente para acabar con su carrera.

¿Por qué se autosaboteó? Rodchenkov se lo atribuye a un imprudente sentido de la aventura. "Después de Sochi, mi vida se volvió monótona", dice.

¿Quizás, sugiero, Rodchenkov estaba conspirando para salvarse? En diciembre de 2014, la emisora alemana ARD proyectó un documental del periodista investigativo Hajo Seppelt titulado The Secrets of Doping: How Russia Makes Its Winners. Basado en imágenes secretas tomadas por la corredora Yulia Stepanova, quien posteriormente se convirtió en informante, acusó al 99% de los atletas olímpicos rusos de utilizar drogas para mejorar el rendimiento.

El documental acusó a Rodchenkov de extorsionar a los atletas por dinero para encubrir los resultados positivos de las pruebas. Él niega vehementemente la acusación.

En respuesta al documental de Seppelt, la AMA creó una comisión independiente para investigar las acusaciones, que posteriormente identificó a Rodchenkov como el jefe del dopaje en Rusia.

Como se muestra en Icarus, las relaciones entre Fogel y Rodchenkov se habían vuelto tan buenas que el cineasta organizó su salida de Moscú con destino a Los Ángeles. Con las investigaciones cerrándose en torno a su papel en la orquestación del dopaje masivo, Rodchenkov terminó dando testimonios, corroborados por la AMA, que dieron pie a la recomendación del organismo de que debería prohibirse la participación de Rusia en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

El Comité Olímpico Internacional (COI) esquivó su respuesta. Se negó a imponer una prohibición general y dejó que las federaciones deportivas individuales decidieran si los competidores del país estaban limpios.

La saga continúa

El año pasado, la AMA acusó a la autoridad antidopaje de Rusia de alterar una base de datos de pruebas de dopaje, y decretó una nueva prohibición de cuatro años que ordena que los atletas rusos deben competir como neutrales en las principales competencias. Esta decisión está bajo apelación.

En Rusia, a Rodchenkov se le denuncia como un villano con propósitos incongruentes: un actor sin escrúpulos que operaba solo; un mentiroso con problemas mentales; un traidor involucrado en un complot occidental para dañar el prestigio de Rusia. "Son todas mentiras rusas", dice.

¿Se disculpa por su papel en el engaño? Sí y no. Rodchenkov expresa remordimiento por los atletas honestos que perdieron ante rivales dopados. Pero no se disculpa con la AMA o el COI a los que acusa de nunca tomarse en serio la imposición de controles efectivos.

Independientemente de las razones para la transformación de Rodchenkov en paladín de la verdad, ha tenido un costo personal. "Es mi sueño reunirme con mis hijos y mi esposa", dice. "No puedo volver a Rusia".

Le manifiesto la esperanza de que nos veremos en personacuando él pueda vivir libremente. Ambos sabemos que es una perspectiva optimista, tan ingenua como creer que todos nuestros héroes deportivos son irreprochables y sus hazañas son inmaculadas.

"Es una ilusión", dice Rodchenkov. "Los deportes nunca estarán limpios. Nunca".

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