La oficina de la arqueóloga Francisca Zalaquett, investigadora del Centro de Estudios Mayas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) queda al fondo de un largo pasillo. Es amplia y tiene una generosa ventana. Cuando está despejado se ven las montañas cubiertas de pinos. Se divisan ardillas y aves. “Me encanta el sonido de la naturaleza”, dice al teléfono mientras se toma un té.

Pero ahora está en la terraza de su casa, en Ciudad de México. “Por la emergencia del coronavirus, durante estos meses he estado trabajando desde acá”, cuenta Zalaquett, quien tiene una Maestría en Arqueología y un Doctorado en Antropología. Es sobrina del abogado José Zalaquett, destacado defensor de los derechos humanos que murió en febrero pasado a los 77 años.

Cuando lo vio por última vez, el año pasado, él ya estaba muy enfermo. Y pese a su estado, pudo compartir con él y contarle sobre las investigaciones que estaba realizando. “Él siempre estaba abierto a aprender más. Fue un encuentro muy emotivo. No podía hablar, pero con su mirada yo entendí que estaba muy contento de que compartiéramos juntos. Siempre lo admiré muchísimo, era un hombre alegre y brillante. Le interesaba compartir su conocimiento en forma lúdica. Volvió conscientes a los chilenos de la importancia de sus derechos como un bien inherente a todos, todo un legado”, dice.

Su interés a los 12 años

Y ella sigue esos pasos, aunque en otra área. Hace 20 años que vive en México, país donde su nombre es un referente del estudio de la cultura maya. Hace dos décadas se especializó en Arqueoacústica, ciencia que estudia lo que sucede con los sonidos arqueológicos de diferentes culturas. “Hemos identificado artefactos que emiten sonidos cuya escala musical no corresponde a la occidental. Es decir, tienen una propia que se ha definido como “tipo maya”", explica.

Esta investigadora dice que nunca ha sido de las que sueña con descubrir “tumbas de reyes”, pues está “enamorada” de la civilización maya.“A los doce años supe que quería ser arqueóloga. Siempre me gustó estar explorando y aprender cosas nuevas. Cuando chica me encantaba memorizar todos los tipos de dinosaurios y sus características. En los ochenta mis padres viajaron a Egipto y trajeron diapositivas y libros. Al verlas sentí tanta emoción que decidí que sería egiptóloga. Dos años después viajamos a México y conocí los sitios arqueológicos mayas. Me cautivé y desde entonces los estudio”, dice.

Sonidos entre serpientes

Para captar los sonidos del paisaje maya la arqueóloga y su equipo salen al alba en busca de estos lugares arqueológicos y naturales. Durante los últimos quince años han visitado casi toda la zona Maya, que incluye los estados de Chiapas, Tabasco, Yucatán, Campeche y Quintana Roo en México; también Guatemala y Honduras. “En áreas más escarpadas debemos cuidar que no se aparezcan las serpientes o animales peligrosos”, comenta.

En cada expedición se hacen acompañar por un grupo de lugareños y visitan los lugares con un GPS. “En las excavaciones se han encontrado instrumentos como trompetas que suenan como si fuese un bebe o un felino. También tienen silbatos muy pequeñitos y sumamente estridentes. Hay tambores que al escucharlos se oyen a grandes distancias. Los silbatos de instrumentos como las flautas mayas, dobles y triples, imitan el sonido de las aves. Además, los mayas usaban sonajas, cascabeles, tambores y tunkules. Muchas veces se tocaban juntos, lo que debió escucharse impresionante”, dice.

Para el estudio instrumental cuentan con un equipo de especialistas en manufactura y músicos especializados en grabar estos sonidos ancestrales. “Estos instrumentos son únicos y deben ser muy bien cuidados”, recalca.

Si están en buenas condiciones Zalaquett ingresa con el instrumento a una cabina móvil diseñada por físicos del Laboratorio de Cibernética de la Facultad de Ciencias de la UNAM, la que instalan en museos o zonas arqueológicas. “Posteriormente se realizan ediciones de sus audios para los análisis acústicos”, explica.

Atacar lugares icónicos

-¿Es cierto que algunos instrumentos de la cultura maya encuentran su respuesta en la naturaleza?

-Sí, hay sonidos que eran considerados como buenos y otros de malos augurios. Algunos para ellos traían la lluvia o ciertos tipos de viento. También se han encontrado una gran variedad de objetos modelados en barro con forma de animales. Algunas son figurillas de ranas que estaban enterradas como parte de ofrendas agrícolas, porque su canto se relacionaba con la lluvia. Además de una enorme cantidad de especies de aves, como el búho, que se vinculaba al inframundo.

-Durante el estallido social se destruyeron más de cien monumentos en Chile. Como arqueóloga ¿qué significado le da al ataque de estos emblemas históricos?

-No es que busquen atentar contra el patrimonio, lo que ellos han querido es atacar lugares icónicos donde poder llamar la atención de las autoridades. Por esta razón eligen un lugar comunitario, que tenga relación con todos. Por eso la mayor parte del tiempo están manifestándose en la Plaza Baquedano. En otros países, también se han quemado construcciones que están relacionadas con la memoria de un lugar. Este mismo fenómeno sucede en México. Acá hacen grafitis en esculturas y monumentos importantes. Como en el Hemiciclo a Juárez que está muy cerca del Palacio Nacional. Hace unos meses le rompieron la cabeza al águila de dicho hemiciclo. Esos destrozos también se dan en marchas de distintos movimientos. Esto mismo se podría aplicar en los sonidos cuando en las protestas hacen sonar ollas y tambores para llamar la atención. Los sonidos representan un eje identitario e histórico.

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