El período que viene es el más difícil: abres con menos demanda y tienes gastos muy parecidos a la pre pandemia”

“La pandemia nos afectó igual que a todos, de manera brutal”, dice Alex Wiesner Riffart, fundador y gerente general de la cadena Energy, una de las tres más grandes del país y una de las más antiguas también.

Con un modelo atípico, porque sus 31 locales están ubicados en centros comerciales -nueve en los Mall Plaza y uno en el Costanera Center- y el resto en strip centers, cerró al igual que todos los gimnasios en marzo. En su caso, el 18.

Sigue pagando los sueldos de 319 trabajadores, las imposiciones de otros 287 acogidos a la Ley de Protección del Empleo y los gastos comunes de los centros comerciales y strip centers. Arriendos no, porque los centros comericales dejaron de cobrarlo.

Pidió un crédito Covid, “conseguí dos meses de ventas, no tres, pero es bastante”, renegoció otros préstamos a tres y seis meses y agrandó el equipo de atención al clientes de cinco a 35 personas, lo que fue clave para arribar a acuerdos con los 80 mil socios de su cadena.

El rubro está tan golpeado que decidió crear un gremio, aún sin nombre ni personalidad jurídica, que agrupa a la mitad de los gimnasios de Chile. En total, existen entre mil y 1.500. Los más grandes están en la naciente asociación: Pacific, Energy, Smart Fit, Sport Life, Balthus y Youtopia y también los pequeños.

Hay un millón de chilenos que paga o pagaba cuotas en alguno de ellos.

Del mejor año al coronavirus

A su cadena el coronavirus la pilló después de un 2019, “que fue el mejor año de la historia, nos fue increíble, a pesar de que el 18-O igual nos golpeó”. Las ventas llegaron a $27.474 millones y hubo “buenas utilidades” dice sin entrar en detalles.

No esperaba, eso sí, que el cierre fuera tan largo. “Pensé que iba a durar hasta fines de mayo. Y vamos en el cuarto mes. Hay una incertidumbre total, no sé si vamos a reabrir en una primera o segunda etapa cuando la pandemia esté más controlada. Eso va a presionar mucho a la industria.Van a cerrar muchísimos gimnasios chicos”, afirma Wiesner, quien empezó a ir al gimnasio en Cuarto Medio, estudió tres años de Agronomía en la UC, se retiró y se tituló de técnico agrícola.

-Es probable que el rubro sea el último en abrir y tenga menores ventas muchos ya tienen bicicletas en sus casas...

-El mayor riesgo para el rubro es, justamente, que el retorno sea más lento, porque vamos a tener restricciones por el distanciamiento social. La gente podría tener susto y esperar a que haya vacuna contra el Covid-19, lo que achicaría la demanda de nuevos clientes. Incluso los que tienen que renovar podrían decidir esperar. El período que viene es el más difícil: abres con menos demanda y tiene gastos muy parecidos a la pre-pandemia.

Wiesner calcula que la industria podría volver a operar en septiembre.

El poderoso socio de EE.UU

Con 24 años de vida, la cadena ha tenido cambios de nombre y de socios. Nació como Power House, la segunda mayor franquicia de gimnasios en Estados Unidos que Wiesner trajo a Chile y cuya licencia anual no era cara. Y en la propiedad estaban su padre Patricio Wiesner, el dueño de los terrenos de Machalí que dieron origen al caso Caval, Alex, y sus amigos Cristián Yarur y Gerardo Massa.

Por culpa de la crisis asiática, fue urgente buscar un nuevo inversionista. Alberto Wurman, ex dueño de Dijon, suscribió un aumento de capital, hizo las veces de gerente de finanzas, y quedó como socio mayoritario.

Cuando estaba saneada, con cinco locales y utilidades, llegó el momento de concretar el ingreso de otro socio clave. Nada menos que Mark Mastrov, propietario de la mayor cadena de gimnasios de Estados Unidos (24 Hour Fitness). Wiesner lo había conocido en una feria, visitado en su casa matriz en Arizona e invitado al campo familiar en Villarrica.

Mastrov le compró en 2004 su parte a Wurman, Yarur, Massa y a Patricio Wiesner, su padre. Menos a Alex.

Power House replicó el modelo de 24 Hour Fitness. Nacieron los planes indefinidos con cargo a la tarjeta de crédito, “lo que permite contar con flujos recurrentes para cubrir los costos fijos”. El servicio de personal trainer cambió: 50% del pago para el profesor y 50% para el gimnasio, lo que aumentó los ingresos. Contratar uno vale $150 mil al mes y por este concepto en 2019 Energy vendió $8 mil millones.

Y lo tercero fue instalarse en malls: “es más caro, pero te da flujo de gente y estacionamientos, y no tienes que hacer un esfuerzo mayor de marketing para que te vean”. No pagan el mismo arriendo que una tienda (entre 1,5 UF y 5 UF por m2), sino menos, porque ocupan un espacio más grande.

El último cambio vino en 2014, cuando eran 12 gimnasios cuyo nombre ya había cambiado a Energy. Mastrov le vendió sus acciones al fondo Victoria Capital. “Queriamos crecer más rápido y casi triplicamos el tamaño en cinco años”.

350 bicicletas en arriendo

Wiesner está “súper contento”, porque el 70% de los socios aceptó seguir pagando mientras los gimnasios estén cerrados. Cuando reabran no les cobrarán el equivalente de esos meses. “Eso significa que nuestros clientes nos valoran, quieren que sigamos existiendo, porque con eso podemos cubrir parte de los costos”.

Del resto, un 15% congeló y otro 15% se retiró.

Energy arrendó 350 bicicletas de spinning (a $90 mil mensuales) ante el interés de los clientes. Y la semana pasada debutó Energy Conect TV, que permite escoger una clase a cualquier hora, porque estan pregrabadas. “Recibimos 40 mil visitas de socios y 7 mil están haciendo clases de yoga, pilates, baile entretenido, circuitos de ejercicios y spinning”.

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