Ziley Mora habita una casa de adobe de forma redonda en Coihueco (al oriente de Chillán). Tiene techo de cobre y vigas antiguas.

El profesor de filosofía de la Universidad de la Frontera (Temuco) vive ahí con su pareja, la filóloga y terapeuta alemana Birgit Türksch. Con ella cuida sus animales y una pequeña huerta. “Esta pandemia la he vivido de manera muy reflexiva, viendo los signos que la naturaleza y la sociedad nos entrega”, dice.

Mora, etnógrafo (que estudia las etnias y pueblos) lleva cuatro décadas investigando la visión del mundo ancestral mapuche. “Nuestro pueblo originario está menos contaminado con el coronavirus. Habita en comunidades dispersas como la zona de la Araucanía y el Bío Bío donde el contacto no es tan alto como en las grandes ciudades”, comenta.

Tras una treintena de publicaciones sobre el mundo indígena, acaba de publicar “Newen” (“energía espiritual” de editorial Urano) un texto que por medio de reflexiones de la sabiduría originaria mapuche explica preceptos éticos y culturales de este pueblo. “El libro apunta al sentido humano, más allá de esta pandemia y el estallido social. Tras la división que provocaron fenómenos como lo de octubre de 2019, estas páginas quisieron rescatar la raíz común que une a todos los chilenos: el mundo espiritual mapuche”, dice.

“Mapuches por naturaleza”

Para dar vida al texto el escritor rescató 57 aforismos (epigramas) provenientes de proverbios y fragmentos de cantos en mapuzungun (que tradujo y explicó en español). “Newen es una reactualización de un texto que había escrito. Para esa investigación hace más de treinta años acudí a ancianos mapuches que viven en algunos sectores como Curarrehue, Villarica, Arauco y Alto Bío Bío. Esta publicación hoy significó el desafío de poner en la modernidad, ancestrales visiones y prácticas mapuches”, explica.

El libro está dirigido a “calmar la sed de espíritu” para quienes tengan o no identificación con lo indígena. “Este texto también entrega una nueva mística para encontrar el kümemongen, el buen vivir, que significa estar en armonía con el ecosistema. En esta hora de máxima incertidumbre solamente las raíces nos pueden sostener y alimentar”, comenta.

A pesar de no haber nacido en una comunidad mapuche, los abuelos de Ziley Mora fueron mapuches-pewenches y sus padres, campesinos de Ñuble, practicaban costumbres propias de las comunidades indígenas. “Ellos hacían ritos vinculados a los árboles y a las señales que les entregaban las aves; ellas les avisaban las oportunidades de las siembras y cosechas. La cultura mapuche nos devuelve el lenguaje de observar las plantas, el cielo y la tierra”, cuenta.

-¿Qué significa para usted ser mapuche?

-Dado los distintos niveles de pertenencia de los chilenos a este pueblo, donde no existe un mapuchómetro, hoy ser mapuche es una práctica espiritual y una forma de actuar en el mundo. Hace poco, el antecedente genético del chileno comprobó científicamente que el 95% de la población chilena tiene genes indígenas mapuches en un 51%. Pero más allá de este dato, lo importante es la identidad espiritual que determina el ecosistema que habitamos. Por ello, aunque nuestros cuatro abuelos y padres sean europeos, igual seguimos siendo mapuches por naturaleza. Todo ello independiente del accidente de su apellido, de su lugar de nacimiento o de su condición citadina. Mapuche en Chile son las cascadas, cerros, lagos y bosques; jamás se puede acabar. Mientras haya alguien que viva en este suelo habrá mapuches y gente de la tierra.

Europeizar Chile

-¿Por qué siendo la mayoría de los chilenos mestizos no nos identificamos con nuestros ancestros mapuches?

-Por los hábitos de la conquista española, de la elite castellano-vasca que gobernó el país. Esta élite vio como signos de atraso y barbarie aquello que no comprendía. La negación del dato mapuche y mestizo los llevó a querer europeizar Chile. Quisieron blanquear sus orígenes negando la morenidad de sus ancestros. No repararon en que ser mapuche y mestizo es una gran reserva de dignidad que se ha cultivado sobre este suelo con siglos de tradición autóctona.

-¿Cuál es nuestro rasgo mapuche más marcado como chilenos?

- La desconfianza y el escepticismo. El no aceptar nada de buenas a primeras cuando algo se pinta demasiado halagüeño. De allí nació el tan típico refrán criollo “cuando la limosna es muy grande, hasta el santo desconfía”.

-¿De qué manera la cultura mapuche toma espiritualmente esta pandemia?

-Conociendo la mentalidad de los kuifikeche, de los ancianos mapuches, es evidente que para la mayoría, y también para mí, se trata de un desorden donde se aplica el escepticismo: “re we le lay tati”, que quiere decir “esto no es así no más”. Ellos ven al coronavirus como una consecuencia de las transgresiones al orden natural, como una especie de “acumulación de tarjetas amarillas”. El resultado de no respetar a los seres de la naturaleza, no respetar sus espíritus.

LEER MÁS
 
Más Información