—¿Leíste ya el libro del profesor Maza? —le pregunto hoy a Walter Alberto.

—¿“Momentos estelares”? —me responde de vuelta.

—No, ese es de Stefan Zweig.

—Ah, pensé que se refería a él.

—El de nuestro astrofísico se llama “Bajo el manto de Urania” —le explico.

—¿Y de qué trata?

—De los cinco delanteros de la ciencia: Copérnico, Tycho Brahe, Kepler, Galileo y Newton. O algo así.

—¿Cuándo fue la última vez que viste un partido con cinco forwards?

—¿El Wanderers del profesor Garcés cuenta?

—No. Tampoco el City de Guardiola.

—Mmm… julio de 1950, quizás. El 5-2 a Estados Unidos en el Mundial de Brasil: el Chico Cremaschi, Ibáñez, Chuleta Prieto, Riera y el Gringo Robledo.

—El Colo Colo de 1956 no lo hacía mal: Colo Colo Muñoz, Cuacuá Hormazabal, Robledo, Cremaschi y el Chico Ramírez.

—Cuacuá era volante, no hagas trampa.

—Entonces eran cuatro, como el 62: Ramírez, Tobar, Nino Landa y Leonel.

—Cierto, Jota Jota. Quién me manda a meterme en cosas que ignoro.

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“Junto con respetar el horizonte del plan, se requiere una reflexión más profunda acerca de la distribución de los costos de la crisis”.

Han surgido aprensiones respecto de la forma en que se ejecutarán las medidas incluidas en el acuerdo político que permite al Gobierno administrar un plan de emergencia de hasta US$ 12 mil millones para enfrentar los efectos del coronavirus en la economía. La promulgación de la ley que aumenta la cobertura y los montos del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) ha abierto un debate técnico y político acerca de cómo se garantizará que las iniciativas del llamado Fondo Covid respeten la transitoriedad de la crisis, y no se conviertan en gasto indefinido o permanentemente deficitario.

Autoridades y economistas que participaron en la negociación han insistido en que la naturaleza del entendimiento tiene los resguardos esenciales para que su aplicación sea temporal: se trata de un vehículo distinto de las asignaciones dela Ley de Presupuestos, flexible, con plazo de término conocido y fuentes de financiamiento específicas. Las prevenciones, no obstante, tienen una base razonable; hay múltiples casos de instrumentos que se han prolongado más allá de lo previsto, como el Bono Marzo, algunas exenciones tributarias, el subsidio al Transantiago y los “fondos espejo”, o los planes de empleos de emergencia.

El análisis comparado confirma que no es fácil reducir el gasto estatal, sobre todo si este tiene como beneficiarios directos a personas. La inercia estatal también se expresa en la mantención de programas que por varios años no satisfacen métricas de evaluación de su desempeño. Un estudio de Libertad y Desarrollo (LyD) estableció que de 131 programas gubernamentales desarrollados entre 2011 y 2019, que sumaron más de US$ 4 mil millones, un 60 por ciento obtuvo nota insuficiente.

Los riesgos inevitables asociados al Fondo Covid no deben oscurecer que, junto con recuperar la sostenibilidad fiscal y respetar la transitoriedad del plan de emergencia, se requiere una reflexión más profunda acerca de la distribución de los costos de la crisis. La experiencia apunta que la recuperación entre sectores sociales y productivos no será homogénea ni simultánea, y que cabe esperar un impacto largo y profundo en ciertos segmentos y, por lo mismo, un cuadro de mayor pobreza y vulnerabilidad. En ese escenario, es fundamental avanzar en un sistema de protección social capaz de amparar a quienes tendrán más problemas para reinsertarse en el mercado laboral o mejorar sus ingresos. Tal esfuerzo demanda hacer más eficiente y transparente el presupuesto, y apoyar la reactivación económica, pero también acordar un marco de inversión social de carácter y financiamiento más permanente, fruto de un amplio entendimiento. La disciplina y el ajuste en el gasto público, así como el acatamiento del compromiso temporal con el Fondo Covid, se deben articular con principios de cohesión social y reducción de la desigualdad.

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Ideas de derecha

Señor Director:

Le agradezco la carta a Paulo Adrián, Ignacio Palma y Eduardo Cretton. Ellos reparan en la importancia de la subsidiariedad. Señalan que por esa vía, y no por la de “proyectos nacionales populares”, cabría nutrir de legitimidad a la institucionalidad.

Coincido en la importancia de la subsidiariedad. Ese principio emerge en la Doctrina Social de la Iglesia y tiene orígenes en el pensamiento romántico. La mente tras Rerum Novarum, von Ketteler, fue discípulo de Savigny y Görres. Allí la idea tras la subsidiariedad es que individuo y sociedad conforman una polaridad integrada, en la cual de la vida de las partes depende la vida del todo y viceversa.

El despliegue social (la “visión íntegra del bien común”) exige atender a la situación concreta y, en ella, apreciar quién —si el individuo, una agrupación intermedia o el Estado— es quien está en mejores condiciones para emprender la tarea de la que se trata.

La subsidiariedad es una noción concreta. Lamentablemente, en cierta derecha se la ha entendido como noción abstracta que manda, en principio, la abstención estatal. Esa idea concreta de subsidiariedad me parece plenamente integrable en un pensamiento republicano y popular como el que he intentado exponer, en columnas y libros: uno que esté a la vez atento a la importancia de la división del poder social y a la integración efectiva del pueblo, consigo mismo y su territorio.

Hugo E. Herrera

Comercio online

Señor Director:

Hernán Orellana, recordado exalumno, escribió el miércoles una columna respecto de cómo las cuarentenas nos han derivado hacia el comercio online, sugiriendo que ello establecerá patrones permanentes. Yo creo que para que así ocurra le falta muchísimo por mejorar al comercio nacional.

Algunas experiencias personales recientes: el día 4 de junio compré un par de estufas vía internet en Ripley.cl. Las recibimos el 11 de junio, según estaba comprometido. Una de ellas tuvo un problema, pero el servicio técnico en Viña, donde vivo, no conoce el modelo ni tiene capacidad para solucionar el problema (conexión wifi), y el servicio técnico matriz no responde teléfono ni email. Ripley.cl recibió el reclamo y acusó recibo hace nueve días, sin respuesta hasta ahora. En contraste, ayer recibí dos pedidos de Ali Express y uno de ellos venía con daño, lo reclamé y en menos de una hora (increíble) se resolvió a mi favor ordenando reembolso.

Otro caso: el día 17 de junio compré en Ali Express un par de aparatos por encargo de mi hijo menor. Ayer llegaron al país (apenas seis días, excepcional). En contraste, el día 11 de este mes compré en Buscalibre.cl un libro de Adriana Valdés, de Ediciones UV, una editorial de Valparaíso. Hasta hoy mantiene el estado de rastreo original “solicitado al proveedor”. Los chinos no necesitaban ningún virus para arrollar al comercio online nacional.

Sergio Olavarría Simonsen

Umbral electoral

Señor Director:

La fragmentación y atomización que hoy vemos en nuestra sociedad se vive también en nuestras instituciones políticas. Esto queda en evidencia en el Congreso, en especial cuando vemos el costo de haber logrado una deseable representatividad que nos trajo el sistema proporcional: la dificultad para llegar a acuerdos, la proeza de coordinar esfuerzos, y el costo de procesar diferencias.

Al menos en parte, lo anterior es consecuencia de la proporcionalidad que hoy rige en nuestro sistema electoral, que atrae a una mayor cantidad de actores extremos a la mesa —sin perjuicio de que, indudablemente, extremos puedan también estar en partidos tradicionales—. Si no queremos sacrificar la representatividad que genera este sistema, vale la pena introducir mecanismos que morigeren esta situación. Uno de ellos es el umbral electoral, que establecería un piso mínimo para entrar a la repartija de escaños, ayudando a una composición más equilibrada del Congreso.

Lo anterior puede colaborar; sin embargo, no debemos perder de vista que nuestras instituciones requieren una mirada integral que permita asegurar tanto la representatividad como la gobernabilidad, sin la cual se erosiona nuestra democracia.

Magdalena Ortega P.

Directora de Formación y Servicio Público, IdeaPaís

Sin necesidad

Señor Director:

Qué lástima que una persona de la categoría de Juan Sutil le dé la espalda al gobierno militar o “la dictadura”, y olvide la obra y el trabajo de esos soldados que lo dieron todo por entregarnos un mejor Chile. Además, por su parte, sin necesidad.

Pablo Sáenz de Santa María M.

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