El terremoto que sacudió a Chile el 13 de mayo de 1647 –similar en magnitud y extensión al ocurrido el 27-F de febrero de 2010– fue devastador. No solo hubo miles de muertos, sino que generó la destrucción de prácticamente todas las construcciones.

Al día siguiente, los sobrevivientes comenzaron a buscar entre los escombros a las víctimas y se propusieron reconstruir el país, lo que fue considerado como el primer gran proyecto de ingeniería multidisciplinaria de Chile.

Precisamente este espíritu de colaboración es el que ha primado en la actual crisis sanitaria no solo entre los ingenieros del país, sino que también entre los estudiantes de esta carrera, en especial de aquellas universidades que integran el Programa Ingeniería 2030, que comenzó en 2013 de la mano de Corfo.

Esta iniciativa busca –explica el vicepresidente ejecutivo de Corfo, Pablo Terrazas– “generar nuevas capacidades en los ingenieros del país, para responder a los requerimientos que la transformación digital y nuevas tecnologías estaban generando en todos los sectores productivos”.

La idea es que los futuros ingenieros tengan las habilidades para detectar las necesidades del país, innovar y emprender. Y así ha quedado de manifiesto durante la crisis desatada por la pandemia.

Es que si bien existe conciencia de que hoy la primera línea está formada esencialmente por los funcionarios de la salud, desde sus especialidades los ingenieros han contribuido con el desarrollo de elementos de protección personal para quienes atienden en las urgencias y hospitales; la creación de ventiladores mecánicos invasivos y no invasivos y la creación de las cápsulas que se utilizan para el traslado de pacientes con covid a otras regiones, entre otras iniciativas.

En esta senda también está la labor del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI), que ha construido puentes entre los equipos médicos, la ingeniería y la empresa para desarrollar innovaciones que permiten intervenir en diferentes niveles de la contención de la crisis.

Pero no solo eso, porque también contribuyen –explica Arturo Gana, presidente del Colegio de Ingenieros– a “dar continuidad al funcionamiento de las diferentes industrias, empresas de primera necesidad, hospitales, centros de formación, investigación e instituciones. En este desafiante panorama, la ingeniería ha estado en primera fila, aunque un poco más silenciosa”.

“Hemos puesto –agrega Gana– nuestro conocimiento al servicio de la comunidad”, en distintos ámbitos, pues desde las Telecomunicaciones han apoyado la reformulación en tiempo récord de nuevas maneras de educar a distancia y han desarrollado un software que apoya la labor de la Policía de Investigaciones.

Pospandemia

Sin duda, el mundo poscovid será distinto en todos los ámbitos, pues aspectos como el trabajo, la educación y la provisión de bienes y servicios deberán adecuarse a nuevas formas de desarrollo.

En este sentido, el vicedecano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, Dr. James McPhee, afirma que “en este inédito contexto, la ingeniería está llamada a contribuir con respuestas y soluciones que brinden acceso y permitan abordar dichos cambios de manera efectiva, eficiente y sustentable”.

“Seremos testigos y protagonistas de un difícil y progresivo proceso de superación de la actual crisis, tanto en sus efectos sanitarios como sociales y económicos. Deberemos aprender a convivir con el riesgo de brotes recurrentes, en un mundo con menores flujos internacionales de comercio, y con muchas industrias que deberán reinventarse”, afirma.

En la práctica, el turismo, el transporte de pasajeros, las industrias creativas, la salud y la educación son actividades que –en opinión del Dr. James McPhee– se están enfrentando “de una u otra manera a desafíos vinculados a procesos de digitalización forzada y nuevos requerimientos de seguridad y sustentabilidad”.

“La irrupción de formatos y canales digitales, así como dispositivos y manufacturas en nuevos formatos y materiales no tiene precedente en nuestra historia, lo cual abre múltiples oportunidades para contribuir, desde la ingeniería nacional, a su acceso y democratización”, aseveró.

Coincide con este análisis la Dra. Felisa Córdova, presidenta de la Comisión Educación del Colegio de Ingenieros y directora de la Escuela Ingeniería de la Universidad Finis Terrae, al señalar que “el ingeniero también se hará cargo de problemas que aún no han sido expresados en la sociedad y los mercados, o que han surgido en el contexto de la pandemia, y que deben ser abordados con tecnologías nuevas o con nuevos modelos de negocios, en nichos de mercado específicos que presenten altas ventajas competitivas y permitan que nuestro país salga rápidamente de la situación crítica socio-económica y medioambiental que vivimos en estos tiempos”.

“El tiempo pospandemia abrirá nuevas necesidades y oportunidades de alta demanda de Investigación, desarrollo e Innovación por parte de la Ingeniería a niveles local e internacional, y nuestra ingeniería podrá adquirir una posición dominante de demanda en los nichos en que se puede lograr ventajas competitivas a nivel internacional”, asevera.

Así, surgen como áreas de desarrollo la robótica asistencial, las tecnologías de información de apoyo a los procesos de modernización del Estado, la educación a distancia, el sector hospitalario y de salud, y todos los sectores de actividad, con especial cuidado del ser humano.

Varios son los nichos en los que podrán innovar los ingenieros en el escenario poscovid-19.

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El ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Andrés Couve, visitó Ingeniería UC para conocer el desarrollo de ventiladores mecánicos.

Académicos y estudiantes del consorcio The Clover, formado por la Escuela de Ingeniería de la Universidad Católica (UC) y la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), desarrollan iniciativas para enfrentar la pandemia.

“Estructuramos este trabajo con metas bien concretas para llegar a tiempo al peak de la emergencia sanitaria. Esperamos que todas las ideas sean un aporte a la seguridad del personal de salud, ya que nuestras vidas dependen de que estén sanos”, explica Juan Carlos de la Llera, decano de Ingeniería UC y director del consorcio UC-USM The Clover.

El director académico asociado de The Clover y director de Vinculación con el Medio de la USM, Patricio Núñez, destaca la importancia que cumple la ingeniería para combatir esta crisis sanitaria: “desde que se declaró la emergencia, la USM ha cumplido activamente su rol público, contribuyendo a través de su quehacer al desarrollo de iniciativas que buscan resguardar el bienestar de nuestra comunidad y entregar soluciones a las problemáticas que hoy nos afectan”.

Innovaciones desde

la universidad

En Ingeniería UC destacan soluciones para apoyar la gestión y el análisis de datos del personal médico, así como el prototipado, diseño y la fabricación de equipamiento para las unidades de urgencia y hospitales, tales como una cámara de luz UV para la inactivación del SARS-COV-2, ventiladores mecánicos, un generador de ozono para desinfección de espacios, soportes faciales para pacientes graves, una app de gestión de recursos críticos en centros de salud, entre otros.

La USM ha desarrollado iniciativas como la fabricación de ventiladores mecánicos. El primero es uno invasivo trabajado desde el Centro Científico Tecnológico de Valparaíso (CCTVal) y que fue preseleccionado por la iniciativa “Un respiro para Chile”; el segundo, es un ventilador no invasivo y que se elabora a través del Centro Avanzado de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (AC3E).

En la confección de equipos de protección personal (EPP), en tanto, se han desarrollado iniciativas estudiantiles y proyectos institucionales, como el del Laboratorio de Fabricación (FabLab USM), que ha entregado miles de escudos faciales en hospitales y centros de salud públicos y privados.

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