El día después se vivió de distinta manera entre los 13 senadores que ayer quedaron a un paso de quedar inhabilitados para repostular a un nuevo período parlamentario.

Hoy había algunos que estaban resignados; otros, en silencio; un tercer grupo estaba analizando qué recursos quedaban y otros, como Andrés Allamand que eran partidarios de limitar la reelección, celebraban el desenlace legislativo.

Ayer la Cámara de Diputados aprobó el texto que limita las reelecciones a dos en el caso de los senadores y a tres para diputados, alcaldes, concejales y cores. Y, con esa votación, el proyecto quedó listo para ser ley, salvo que el Presidente Sebastián Piñera lo vete.

En total son 37 diputados y 99 alcaldes los afectados, además de los 13 senadores.

Entre los posibles inhabilitados, Juan Antonio Coloma (UDI) y Jorge Pizarro (DC), optaron por el silencio, argumentando que todas las opiniones ya quedaron claras durante el debate legislativo.

“Estoy muy conforme con lo resuelto y objetivamente no veo que haya vuelta atrás: Lo aprobado es definitivo. Hace mucho tiempo que vengo planteando la no reelección indefinida”, comenta Allamand (RN), consultado por «La Segunda».

Guido Girardi (PPD), uno de los que tenía dudas sobre esta restricción constitucional, en especial que se contabilizaran los períodos ya ejercidos, opina en tono sereno que “el tema está resuelto y zanjado, no tiene sentido seguir opinando”.

Recurrir a alguna instancia judicial es una opción que da vuelta en las conversaciones del Senado. De hecho, un grupo pidió un pronunciamiento interpretativo a la Comisión de Constitución del Senado. Girardi comenta que pese a que no recurrirá a más instancias, hay quienes pueden estar pensando en esto.

El senador Francisco Chahuán (RN), otro de los afectados por la norma, pero que dice estar satisfecho con lo aprobado, cree que “esto debe regir in actum y si es que se recurre a otras instancias para evitar esto es una nueva señal de desprestigio de la política que no se ve bien”.

Reclamos

Una visión distinta es la del senador independiente por Magallanes, Carlos Bianchi, quien insiste que lo aprobado fue una medida administrativa para eliminar competidores en las próximas elecciones. Y aunque escuchó a los abogados constitucionalistas que expusieron en el Congreso, que aseguraron que de aprobarse esta norma regiría in actum, es decir, de inmediato y afectaría las actuales autoridades, él tiene un reparo. “No hay una norma, por lo tanto jamás se aplica hacia atrás. Como no se aprobó la norma de retroactividad, (la ejecución) debiese ser para adelante”.

En ese sentido, cree que “ahora es materia de interpretación que tiene que ver el Tricel si alguien hace una presentación. Y también la Comisión de Constitución del Senado se va a encargar de tapar la intencionalidad haciendo una interpretación final”, dice.

“La regla de oro en materia electoral es que los cambios rigen hacia adelante. Por eso, es que la evidencia en el mundo es escasa en esta materia. El límite a las reelecciones se debió legislar hace muchos años y no como se hizo hoy, acomodándola a algunos que necesitaban quitarse la competencia”, reclama por su parte Jaime Quintana (PPD).

Bianchi dice estar analizando qué hacer: “Lo serio es ver y analizar en derecho el informe que salga. Después de eso hay que ver cuál es el paso siguiente, si aceptar todo esto o ver qué se puede hacer”.

En una breve declaración, la presidenta del Senado, Adriana Muñoz, dice que “la Cámara aprobó el proyecto en los mismo términos en que los despachó el Senado, esto queda entonces para ser promulgado como ley”, sin entrar en detalles si realizarán alguna objeción sobre la interpretación de la norma.

Nueva normalidad

Con varios años en el Congreso, hay senadores que ya miran de reojo su futuro. “En mi caso personal comuniqué hace años que no me postularía a un nuevo período. Hay muchas maneras de intervenir en política y el parlamento no es el único espacio. Ya veré desde que plataforma sigo impulsando las ideas de la centro derecha como lo he hecho toda mi vida”, dice Allamand, que sumando sus períodos como diputado y senador acumulará 17 años al dejar el cargo.

“El día que yo voté la no reelección yo señalé que no iba a repostularme, porque no hubiera sido coherente. A mí me interesa la ciencia y el medioamabiente, y esos temas no son monopolio exclusivo del Congreso”, añade Girardi, parlamentario desde 1998.

“Yo vengo del mundo privado, era gerente de una empresa multinacional antes de ser parlamentario. Pero hoy pensar en la reinvención es absolutamente hipotético”, comentá Chahuán, quien llegó el 2006 al Congreso como diputado y terminará su período como senador el 2026.

Un poco más reticente está Bianchi (que dejará el Congreso en 2022, con 16 años en el cargo): “Faltan 20 meses de trabajo. No tengo que reinvenatrme en nada, primero trabajaré los 20 meses que me quedan y luego veré lo que hago, pero eso no lo ventilaré en la prensa. Será una decisión personal para tratar de ser más feliz. Punto”.

El senador Quintana, en tanto, señala que “soy profesor, seguiré vinculado a la educación”, agregando que piensa hacer clases y escribir un libro.

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Si la gente cree

que aquí en este Congreso hay caca, será lo mismo pero con diferente olor con esta ley”.

Karim Bianchi (independiente).

Bianchi es

diputado gracias a que su papá es senador. Está enojado porque su papá no podrá ir a la reelección. Es patético”.

Javier Macaya (UDI)

Gracias Senado

por haberte equivocado”.

Marcelo Schilling (PS), en CNN Chile.

El Senado no

debiera volver a poner sus manos en este proyecto. Eso sería un peligro”.

Matías Walker (DC).

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Varias alternativas son las que dispondrán los 99 alcaldes, 37 diputados y 13 senadores que no podrán reelegirse, luego de que ayer fuera despachada a ley la normativa que fija que los diputados podrán estar máximo tres períodos y los senadores dos.

De esta manera, existen algunas opciones, obviamente no todas bien vistas, para seguir en la vitrina política.

Para los diputados, el paso más obvio, según la tradición de una carrera política en ascenso, es aspirar al Senado. Pero ahora podría acentuarse el caso de senadores, que al ver bloqueada su repostulación, pragmáticamente decidan “bajar” a ser diputados. De hecho, hay dos diputados, Carlos Kuschel (RN) y Manuel Antonio Matta (DC), que fueron senadores en el pasado y postularon a la Cámara para mantener su vigencia política.

Otra alternativa es que el reemplazo familiar, por hijos(as) o cónyuges. “Las dinastías políticas han existido en Chile hace mucho”, comenta el abogado Gabriel Osorio.

El experto electoral de la U. de Talca, Mauricio Morales, dice que son varias las cartas que podrían “saltar” al Senado. “La DC podría, en una actitud heroica, presentar a José Miguel Ortiz como candidato al Senado por el Biobío a pesar de su edad (78), pues la marca ‘Ortiz' es muy fuerte en la zona”, dice.

Misma situación que podría ocurrir con Patricio Melero (UDI), Tucapel Jiménez (PPD) o Juan Luis Castro (PS).

“El senador Víctor Pérez (UDI) podría ir por algún distrito como diputado, tendría el cupo casi asegurado por su trayectoria en la zona, sucediendo algo parecido con el senador Alejandro Navarro”, cree Morales.

También hay rumores de parlamentarios que podrían promover la llegada de cercanos para que sean sus sucesores a futuro. En la práctica esto se ha ido dando naturalmente, por ejemplo, en las familias de los senadores Carlos Bianchi y Juan Antonio Coloma, cuyos hijos son diputados. Y también está el senador Jorge Soria, cuyo hijo es alcalde en Iquique, cargo que él ejerció por varios períodos.

Así, el experto electoral Axel Callis, sugiere que “el senador de Magallanes, Carlos Bianchi (ind.), podría ser reemplazado por su hijo diputado, Karim Bianchi” en un postulación para la Cámara Alta.

Morales también menciona el caso de la exministra Marcela Cubillos que podría postular como senadora en Santiago en reemplazo de su marido, Andrés Allamand (RN), o que la diputada Cristina Girardi (PPD), postule para reemplazar en el Senado a su hermano, Guido Girardi.

En el mundo municipal también hay ejemplos.

Callis menciona el caso del alcalde de El Bosque, Sadi Melo (PS), que podría “dejar a un familiar”, como su hijo Daniel Melo, quien además cuenta con la ventaja de tener cercanía con el Frente Amplio, lo que le podría aportar en votos.

También está la situación del jefe comunal de Pudahuel, Johnny Carrasco (PS), cuya hija, Gabriela, ya fue concejala y fue candidata a diputada, por lo que asoma como su reemplazo “natural”. “Yo voy a la alcaldía de Pudahuel. Para eso me estoy preparando día a día en la comuna”, dijo ella en 2013 en una entrevista al diario local El Tropezón.

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“Toda norma siempre tiene más de una interpretación, por eso existen los abogados” sostiene el abogado Gabriel Osorio, al desdramatizar el riesgo de que la reforma sobre límite a la reelección se transforme en un dolor de cabeza para los tribunales electorales.

De hecho, Osorio —profesor de derecho administrativo de las universidades Central y Andrés Bello— comenta que en cada elección, incluso en las presidenciales, hay candidaturas que son reclamadas, porque supuestamente no cumplen los requisitos para ser presentadas.

“No lo veo como un riesgo, porque todo se puede judicializar. Siempre pasa, siempre hay impugnaciones de candidaturas e impugnaciones de elecciones. Forma parte de la vida”, dice el jurista.

Incluso hay otra consecuencia adicional que, lejos de acentuar la “judicialización”, podría desincentivar que los partidos presenten candidaturas “dudosas”, es decir, de autoridades que igual intenten presentarse, pese a la nueva restricción constitucional y a tener muchos años ejerciendo el cargo.

“El riesgo es que si el Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel) no acepta la candidatura, le diga al Servicio Electoral (Servel) que no puede ser inscrito y ese candidato no podría ser reemplazado. Y el partido se puede quedar sin candidatura y los partidos opositores podrían tener un triunfo holgado y fácil”, señala Gabriel Osorio.

El ejemplo más claro fue la fallida candidatura de Luciano Cruz-Coke a senador por Antofagasta en 2013, quien pese a haber sido presentado en la nómina de la coalición de derecha, fue bajado por el Tricel, pues no renunció a tiempo a su cargo como ministro de Cultura (un año antes de la elección).

Producto de ese revés en el Tricel, Cruz-Coke no pudo ser reemplazado en la papeleta y la entonces Nueva Mayoría dobló en votación a la derecha en la senatorial, adjudicándose los dos escaños para la Cámara Alta.

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