Ustedes son muy jóvenes y han vivido dos crisis, una tras otra, ¿qué reflexiones han sacado de estas temporadas?

Lucha: Yo fui adoptada primero, justo una semana antes del estallido social. Todo lo que ocurrió en el país después de eso lo pasé con mi nueva familia, bajo techo, afortunadamente. De hecho, por el contexto me pusieron mi nombre: “Lucha”. Y sí, soy una luchadora.

Ramona: A mí me pusieron mi nombre porque nací en San Ramón. Yo llegué un mes después que mi hermana, pero me enfermé de gripe felina y fue muy triste, todos pensaron lo peor. Pero después yo…

Lucha: O sea, yo nunca pensé lo peor, la verdad es que aunque en mi casa no somos creyentes, insisto en que he sido una afortunada y siempre caigo parada. Fuimos adoptadas por una familia que nos adora, hemos pasado las dos crisis bien regaloneadas y tenemos más de un motivo para estar agradecidas.

Ramona: Es verdad, yo diría que…

Lucha: Aunque a nuestra casa llegó el desempleo, porque nuestra mamá fue víctima de la crisis, por lo mismo no hemos tenido tiempo para lamentarnos, ni mañosear en los últimos meses. Así como ella siempre estuvo cuando más la necesitamos, en estos momentos de incertidumbre terrible, yo al menos trato de entretenerla, me paseo por la casa, muevo mi cola con gracia, ronroneo y la acompaño. Son tiempos difíciles y lo único que nos queda es pensar que caeremos paradas después de la crisis.

Ramona: Hay días en los que siento que…

Lucha: En momentos adversos lo más humilde que una gata puede hacer es dar un salto de fe y solo creer que cosas buenas, después de todo, están por venir.