“Tengo 47 años y parezco de 70. Estoy durmiendo dos o tres horas. Antes era como una guagua”, dice Alfonso Molina, socio y gerente general del apart hotel Lastarriaque cuenta con 28 habitaciones.

La buena noticia es que el Itaú aceptó postergarle seis cuotas de un préstamo comercial y el Santander tres cuotas de un hipotecario. Ambos, sin interés adicional. “Me falta ver las condiciones por escrito”, advierte este sociólogo titulado en la U. de Surrey, Inglaterra.

La mala es que ninguno le ha respondido su solicitud de crédito de la línea Covid. Su empresa está en el tramo más garantizado, porque sus ventas anuales no superan las 25 mil UF y, en ese caso, el Estado cubre un 85%.

“Lo pedí una semana antes que los bancos subieran la información a sus páginas. Entregué las carpetas tributarias. Mi ejecutiva en el Santander me dijo ‘lo vamos a evaluar', pero cada vez que le pregunto responde ‘lo estamos viendo'. El Itaú me pidió ayer más antecedentes”.

El 12 de abril el Presidente Piñera anunció esta línea de crédito Covid y el 28 se promulgó la ley que inyectó US$3 millones al Fogape (Fondo de Garantía para Pequeños Empresarios).

Piensa que la reacción debiese ser más rápida, “para saber qué responderle a mis 11 trabajadores, acogidos a la Ley de Protección de Empleo, porque necesitamos saber si vamos a continuar o no”.

El máximo que se puede pedir es el equivalente a tres meses de ventas en época normal. En su caso son $60 millones “para pagar sueldos y proveedores, y cuando se atenúe la pandemia y volvamos a una actividad relativamente normal”. Dice que si le entregan el crédito y no hay movimiento en su hotel no lo usará.

Le iba muy bien. Tenía una ocupación del 75%, por lo que decidió lanzarse con un hotel boutique de ocho habitaciones que pretendía inaugurar en agosto.

El estallido social fue un mazazo. Estaba al 100% con cantantes de ópera extranjeros que venían al Municipal y la compañía española de cine que filmaba la película Inés del alma mía. A fines de octubre no quedaba nadie. En febrero repuntó, llegó a un 35% de ocupación y el 2 de marzo empezó la fuga por la pandemia. “Se me cayeron hasta las reservas de julio”.

Su ejecutiva quería brindar

Dueña de la galería Bodegas Italia, en el corazón del barrio del mismo nombre, Paola Lagunas (51) solicitó el crédito al Itaú el lunes de la semana pasada y el viernes se lo aprobaron.

“Cuando la ejecutiva le dio la noticia a mi marido le dijo que tenían que brindar porque era el primer crédito Covid aprobado en la sucursal (El Golf)”

Es clienta del Itaú desde hace cuatro años cuando pidió un préstamo para remodelar la antigua distribuidora de vinos de sus suegros llamada La Bodega y la convirtió en galería con dos docenas de locales.

“Lo logré con harto cateteo. Desde que supe de la línea Covid mandé correos y llamé muchas veces”.

Le aprobaron el máximo: tres meses de ventas y en su caso la garantía estatal es por el 85%.

Le falta todavía que el Itaú le postergue seis cuotas de su crédito anterior para poder seguir apoyando a sus arrendatarios. De los 24, la mitad le comunicó hace un mes que no podría seguir, por lo que su ocupación bajó a un 50%.

“Tenía contratos firmados, pero no soy un mall, no tengo corazón para exigirles que cumplan y me paguen”. Este mes no cobró arriendo y en abril lo rebajó en 70%.

Desde que se levantó la cuarentena en Providencia su galería está funcionando —esta semana abrieron 11 locales— pero a partir de noche vuelven a cerrar.

“El estallido social nos golpeó muy fuerte. En diciembre pudimos repuntar. Cayó con el verano. Y en marzo volvimos a la normalidad y vino la pandemia”.

Bellavista: 10 de 115

Como presidente de la Asociación Gremial Barrio Bellavista, que agrupa 115 dueños de restaurantes, bares, galerías y teatros, Alvaro Jadue cuenta que solo a 11 le han aprobado el crédito Covid. Y a cuatro de ellos les están pidiendo avales o garantías personales, “lo que es ilegal según entendemos”, asegura Jadue.

A 18 ya les respondieron que no tendrán el crédito y 55 siguen esperando. A los 11 aprobados sus montos son bajos como medio mes de ventas; “que no les resuelve el problema, porque el daño viene desde el 18 de octubre”. Aunque al 80% le postergaron los créditos por tres meses.

“El Barrio Bellavista vendía $100 mil millones antes del 18 de octubre. Mis asociados hacen el 50%. Somos el principal barrio gastronómico y cultural de la ciudad”.

Jadue es, además, socio y gerente general del Patio Bellavista, con 25 restaurantes y 45 tiendas de artesanía, diseño y turismo, a los que les está cobrando la mitad de los gastos comunes. El arriendo lo suspendió el 18 de marzo.

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