“Siento que estamos nadando y no veo todavía la isla. No sé cuánto nos falta para llegar. No ha pasado nada con los bancos. Estamos haciendo las presentaciones para los préstamos covid-19. Es mucha pega. Uno no negocia con un banco, sino que con varios. Ninguno se arriesgará a prestarte toda la plata, aunque sea con garantía estatal. Por suerte, hemos sido súper ordenados y estamos al día.

Me dicen: muéstrame cómo te fue hasta septiembre, el último trimestre y a principios de año. Con un mes y medio de ventas que me presten, estamos bien. Pero no me sirve en julio, tiene que ser en mayo.

Chutear para adelante

Contratamos a un asesor financiero. Lo pensamos harto en el directorio. Yo creí que lo podía hacer solo, pero la verdad es que no. Él sabe qué cosas presentar, cuáles son las importantes y me da los atajos para llegar al resultado. A veces uno se enfoca en la historia y no es necesario. La viabilidad se ve hacia delante, no hacia atrás. Tengo que tener mucha claridad en el flujo y en la estrategia comercial.

Hemos hecho todo para ganar tiempo. Chuteamos las tres cuotas de los préstamos vigentes. Los proveedores nos dieron más plazo. Los centros comerciales no nos cobran arriendo, sí gastos comunes, lo que es bien discutible. Ellos cerraron de manera voluntaria y no nos consultaron. Soy el típico caso de “me enteré por la prensa”. Nos acogimos a todos los beneficios del Gobierno: aplazar pagos de PPM, IVA y Operación Renta, y suspendimos a la mayor parte de nuestra gente. Igual los accionistas tuvieron que aportar plata para pagar imposiciones de toda la plantilla y sueldos de los 58 trabajadores activos.

No tengo casi ingresos y no sé cuándo los tendré. No depende de mí, los restaurantes están cerrados por orden del Gobierno.

Estamos preparando la apertura de los restaurantes. ¿Cuánta gente saldrá a comer?, ¿con cuánto miedo?

Los garzones nos preocupan. Estarán en contacto con mucha gente. Desarrollamos cartas digitales que se desinfectarán antes de cada atención. La mesa solo se armará cuando llegue el cliente a ocuparla. Incluso pasar la tarjeta de crédito es un tema. Solo el 30% de nuestras ventas se realizan con efectivo. Quizás habilitemos códigos QR para pagar por los teléfonos. Si nos resulta, adiós a las maquinitas de Transbank y de Multicaja.

Queremos instalar una barrera de acrílico o policarbonato donde no haya suficiente distancia social. Mandamos a hacer algunas y las probamos. Hay que organizar los locales de otra manera. No utilizaremos el restaurante completo, sino que se ocupará una mesa por medio. El verdadero cliente es el que está sentado. Una panadería, al lado de mi casa, tiene una entrada exclusiva para delivery, otro acceso para gente que viene a buscar pedidos y un tercer punto para personas de compras individuales. Todavía no tengo claro cómo lo haremos, estamos en eso.

Tenemos 19 locales en malls cerrados y 17 en calle a medio andar o también cerrados. Eso es malo, pero es peor comenzar a funcionar y que no llegue nadie.

Se aprieta la guata

Estoy en la oficina. Se siente solo. Somos cinco personas donde antes éramos 40; 20 están suspendidas. Vengo dos o tres veces por semana, por cosas puntuales, el resto del tiempo trabajo desde la casa. Hoy haré un par de reuniones presenciales. Son temas importantes que es mejor hacerlos personalmente. Tengo que volver a revisar las suspensiones y reducir jornadas de trabajo en Schopdog.

Ocupo mucho tiempo en hablar con la gente. Hay que contarles en qué estamos. Quieren volver a trabajar. Ellos pueden acomodar en algo sus gastos, pero no pueden manejar la incertidumbre. Necesitan una fecha de inicio. A cualquiera se le aprieta la guata al ver que Enjoy se sometió a reorganización judicial.

Esta partida en falso de los centros comerciales tiene consecuencias nefastas. ¡Abrir un día y cerrar al siguiente! Se nota que ese alcalde no entiende nada. Es un costo enorme para las personas que volvieron a trabajar y tuvieron nuevamente que ser suspendidas. Yo voy a abrir cuando tenga la certeza de que lo puedo hacer.

Todos los días cambian las cosas. Es y no es agobiante. Me gusta esto de estar con la adrenalina a tope. Son tiempos únicos y hay que vivirlos así”.

* Esta serie es parte de un proyecto periodístico personal de Sandra Radic que pretende monitorear los efectos del coronavirus en la economía real.

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