Colmillos, cuernos, ojos grandes de pupilas dilatadas y escamas en blanco y negro que sobresalen en medio de una explosión de colores potentes en el fondo. Parecen semidioses o símbolos de culturas amerindias, pero la verdad es que son los protagonistas del trabajo del ilustrador chileno Tomás Ives. Y sí, algo tiene que ver: desde muy joven, como un legado familiar, se acercó al mundo del trabajo artístico latinoamericano y eso lo estimuló. “Desde niño, gracias a mi madre y mis abuelos, tuve un contacto privilegiado con un grupo de viejos creadores que se habían visto marginados por la crueldad de la dictadura. Desde ahí pude conocer de cerca el estudio de la cerámica de América Latina y junto a ellos recorrer los museos en detalle. Desde entonces, el sincretismo latinoamericano, la porosidad de nuestras culturas y la necesidad de comunicar desde esa plataforma se ha transformado en, tal vez, mi único refugio”, dice el artista.

Aunque primero comenzó plasmando su mundo interior a través de la serigrafía, hoy estos seres mitológicos se han tomado grandes muros y paredes, en un estilo que los mismos seguidores de Ives en redes sociales califican como surrealista. “Me inspiro en la lectura de los ‘inscapes' de Matta y en la armonía política y latinoamericana del Mono González”, reflexiona.

El trabajo de Tomás podría recordarnos las festivas y áridas tierras del norte de Chile, pero también la densa, húmeda y oscura Amazonía. Entre trazos que se asemejan a plantas exóticas, estrellas brillantes en el cielo y lava volcánica que brota de los suelos, Ives nos lleva a viajar por la apabullante geografía de nuestro continente y por el espíritu vertiginoso de nuestros ancestros.

Tomás Ives

Instagram: @tomasives / tomasives.cl

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