La pendemia ha cambiado todo, incluida nuestta forma de ver cine. Hace menos de un año, nadie pensaba que festivales tan tradicionales como Cannes, Berlín o Tribeca se unirían para liberar sus programaciones en YouTube a través del “We Are One: A Global Film Festival”, evento inédito que se llevará a cabo a partir del 29 de mayo.

Si hay un ganador en este nuevo panorama, ese es Netflix. En el primer trimestre sumó 16 millones de nuevos usuarios.

Sin embargo, a medida que expande su imperio, otras compañías buscan ganar terreno en medio de esta cuarentena global.

l Amazon Prime Video. Es la plataforma que le pisa los talones a Netflix. Cuenta, de hecho, con una mayor biblioteca de películas y series aunque su debilidad radica en una campaña de difusión que no está a la altura de la de su rival. El golpe que dio esta semana podría, no obstante, redefinir el panorama dentro de la llamada “guerra del streaming”: la compañía anunció que consiguió toda la saga de “Star Wars”, lo que se suma a su anterior adquisición del catálogo Marvel. Esto fue posible tras un acuerdo con Disney, empresa que, mediante esta estrategia, busca difundir su contenido antes de la esperada llegada de Disney Plus a fin de año.

l Apple TV+. Ofrece películas, series y documentales. Sus caballos de batalla para introducirse en el mercado local son tres: “Aquí estamos: Notas para vivir en el planeta tierra”, película animada con la voz de Meryl Streep; “Defending Jacob”, serie policial protagonizada por Chris Evans y “Beastie Boys Sory”, el recientemente estrenado documental sobre la banda neoyorquina a cargo de Spike Jonze.

l HBO-Go. La oferta del streaming en Chile está compuesta además por canales de cable que ofrecen su contenido de manera virtual como un servicio adicional. La cadena ha producido “Los Soprano”, “The Wire”, “True Detective” y “Juego de Tronos”, por nombrar algunas. Desde junio de 2017, la app ofrece todo su catálogo histórico más las novedades que se vayan sumando.

l Starzplay. Llegó a Chile el 29 de mayo de 2019 y exhibe los contenidos del canal Starz, compuesto por series originales como “Hightown” y películas recordadas como “Dune” o “La chica de rosa”.

l Mubi.El joven emprendedor turco Efe Cakarel la creó en 2007. El menú incluye cine de autor, películas de festivales, clásicos europeos, cine underground y rarezas. La particularidad es que cada día un nuevo título se suma a la parrilla y otro sale de la programación. Recomendaciones actuales: la obra de Louis Malle y Jean-Pierre Melville, las bombas incendiarias del colectivo Dziga Vertov, en el que militaba Godard, y una rareza que resuena fuerte en estos días: “The Wild Goose Lake”, filme deslumbrante de Diao Yinan que se ambienta en los bajos fondos de Wuhan.

l Crunchyroll. Centrado específicamente en animé.

l OndaMedia.El llamado “Netflix del cine chileno” tiene una catálogo interesante, desde películas de Alberto Fuguet a Andrés Wood, junto a cintas de jóvenes realizadores nacionales.

l Acorn TV.Especializado en series británicas.

l Blim TV. El streaming de Televisa, concentrado en telenovelas y producciones latinas.

l Tubi.Disponible desde el año 2014, es uno de secretos mejor guardados del streaming. Con un catálogo de más de 20 mil películas y series, es tan sorprendente que Fox Corporation la adquirió en febrero. Navegar por su oferta es fascinante. Hay desde cintas de culto como “Suspiria” y “Plan 9 del espacio exterior”, pasando por producciones dadas de baja por los grandes estudios hasta clásicos como “Charade” o “Let's Get Lost”, el bellísimo documental sobre Chet Baker.

l Pluto TV.No exige suscripción ni tarjeta de crédito. Consiste en una selección de programas de deportes, cocina, noticieros, comedia, ofertas infantiles y películas repartidos en canales.

El gran vacío del streaming es la ausencia de cine clásico -o, digamos, de películas filmadas antes de 1960- en sus catálogos. Esto se debe a los altos costos de los derechos de difusión, lo que se ve potenciado por una baja demanda. Netflix anunció hace algunos días que integrará películas de Charles Chaplin a su programación. Eso no resuelve, por supuesto, la ingratitud digital hacia el gran patrimonio de celuloide.