Carlos Schlack.

“No puede ser que cada uno haga lo que se le ocurra, porque significa un peligro, hay que ceñirse a los protocolos que ha diseñado la autoridad sanitaria”, dijo la semana pasada el Ministro Jaime Mañalich, criticando los procedimientos realizados por las autoridades de Isla de Pascua para, aparentemente, permitir el viaje desde el Aeropuerto de Santiago de individuos sin los chequeos correspondientes.

“El ministro miente”, respondió primero el alcalde de Rapa Nui, Pedro Edmunds, y luego lo repitió Carlos Schlack, médico de la Dirección de Desarrollo Social de la Municipalidad insular.

“Los controles en la aduana son insuficientes y nuestra estrategia, debidamente informada, siempre incluyó los tests rápidos”, agrega Schlack a La Segunda. “No busco generar polémica, pero hay que decir la verdad. Y lo que demuestra que nuestro actuar fue correcto es que las 15 personas que arrojaron presencia de IgM -el anticuerpo que se genera en la fase inicial de la enfermedad- hoy están en un albergue sanitario en Santiago”.

Matrimonio bajo el mar

Carlos Ismael Schlack Vargas (51) no es oriundo de la isla. Nació en Viña del Mar y estudió en el colegio Winterhill, establecimiento vinculado en esos tiempos a la oposición a Pinochet y a la izquierda, tendencia que compartía Schlack, quien además era un virtuoso guitarrista de un grupo andino.

Luego se tituló como médico cirujano en la Universidad de Valparaíso. Estudioso y disciplinado, se convirtió en uno de los doctores jóvenes más reputados de la región. Trabajó en el Gustavo Fricke, el Carlos Van Buren y el Hospital Naval, y en 2014 fue nombrado Director Médico de la Clínica Reñaca.

Todo ese ascenso fue mientras dividía su tiempo con otra gran pasión: el buceo. “A veces no era fácil compatibilizarlas”, reconoce hoy. En el gremio lo conocen como “el médico que bucea”.

Instructor certificado, en 1999 fundó Buceo Pichidangui en la bahía turística.

“Cuando empezamos, todavía era algo como medio de locos”, recuerda. “Pero con orgullo y humildad podría decir que logramos cambiar la actividad en este país, establecimos estándares internacionales de seguridad que profesionalizaron el buceo en Chile”.

“Bajo el agua te encuentras solo, en medio de una inmensidad casi infinita, rodeado de peces, cangrejos, estrellas de mar, camarones y otras especies. En ese ambiente, uno es observador en medio de un silencio que solo se ve perturbado por tu respiración”, apuntaba hace unos años.

Esa afición la comparte con su esposa, la también médico Paola Maira.

De hecho, el 10 de marzo de 2012 ambos decidieron casarse por el civil bajo el mar, en la Región de Coquimbo. Estuvieron acompañados por testigos que también se sumergieron, mientras que la oficial a cargo ofició la ceremonia desde una balsa.

Los invitados siguieron todos los detalles desde la orilla mediante un sistema robótico submarino.

Cambio de vida

La vinculación de Schlack con Isla de Pascua no es nueva: viajó varias veces cuando niño y su padre trabajó ahí un tiempo.

Todo cambió en abril de 2018, cuando en un viaje como turista le plantearon la compleja situación médica en la zona y aceptó asumir como subdirector médico del Hospital de Hanga Roa.

“No fue una decisión sencilla, pero lo pensamos bien y decidimos mudarnos con mi señora y nuestras dos hijas pequeñas, de 3 y 6 años (tiene otros cuatro de un matrimonio anterior)”.

Problemas con la dirección del centro médico le hicieron dejar ese cargo en diciembre del año pasado, pero él no se fue. “Mi relación con la comunidad era súper buena y la gente me pidió que por favor me quedara”. Por eso, tras conversar con el alcalde, asumió otro desafío: el plan llamado “Casa de la Familia”, un proyecto interdisciplinario que busca en un plazo de 10 años disminuir los índices de diabetes mellitus en la isla.

“Estábamos en eso y me pilló la pandemia”, dice. Ante la emergencia del coronavirus, asumió la planificación del plan “Retorno Seguro”, que buscaba ayudar y asesorar a los 500 pascuenses que estaban en el continente cuando explotó la emergencia sanitaria.

Aunque sigue buceando, ahora lo hace sólo de forma recreativa. Incluso se tuvo que desligar de su empresa, que ahora está a cargo de su hijo Ismael, también instructor certificado.

Pero Carlos no tiene ningún arrepentimiento. “Queríamos venir a criar a nuestras dos niñas en un ambiente más sano y conectado con la naturaleza del que existía en el continente”, apunta. “Y viendo todo lo que ha pasado en los últimos meses, primero con el estallido social y ahora con el coronavirus, soy agradecido que todo eso nos haya tocado aquí, en Isla de Pascua”.

LEER MÁS