Iniciamos la conversación con Andrea Balladares este martes a las 21 horas, cuando en Santiago se escuchan los aplausos por los profesionales de la salud. Ella no escucha ninguno. Está en una zona de Temuco donde no hay muchas viviendas, sino más bien los negocios que rodean al Hotel Almagro, su casa desde hace una semana cuando fue nombrada delegada presidencial en La Araucanía por la emergencia del coronavirus.

El día ha sido agotador. Pero se lo toma con optimismo. Muchos que la conocen destacan de ella un carácter incombustible, demostrado desde que empezó como voluntaria en las campañas políticas a los 18 años. También cuando pasó varias noches en La Moneda sin dormir, en octubre pasado, entonces como jefa de la División de Gobierno Interior, pues hacía el reporte de los incidentes en todas las regiones.

Si hay algo que sabe bien esta mujer de 32 años, es sobre las regiones. En los partidos dicen que conoce a todos los dirigentes —“donde me invitan, yo voy”, dice—; destacan que recorrió el país desde el equipo de avanzada de Cecilia Morel, en el primer gobierno de Piñera, como jefa de programación, y que se sabe de memoria La Araucanía, por su trabajo con Alberto Espina cuando era senador. Por eso extrañó que haya recibido una crítica porque venía de Santiago.

“¡Pero si soy de Chanco! Lo que pasa es que la gente a una la ve como de Santiago porque viene del nivel central, pero soy de pueblo chico. Y me voy a perder toda la vida en Santiago”, se ríe. “La idiosincrasia local no te la sacas. Nací en un lugar donde las puertas no tenían llaves y sabes el nombre de todos tus vecinos; una familiaridad que es difícil de explicar en Santiago”.

También dice que “el centralismo no es solo con Santiago; va con los lugares que concentran más desarrollo, en la capital regional, y los pueblos más chicos se van quedando más abandonados (…). De chica uno sabe que si quiere hacer otra cosa, en algún minuto tiene que irse de su casa”. A los 12 años viajaba todos los días al liceo Antonio Varas de Cauquenes. Luego se vino a la capital.

La campaña de Lavín

Mientras sus padres permanecen en el Maule, Andrea vive con su hermana diez años menor en Santiago, hasta donde llegó para estudiar Derecho en la U. de Chile. Pero ha postergado varias veces su tesis y su examen de grado.

—¿Por qué no has cerrado ese ciclo?

—Pucha, porque me puse a trabajar súper chica y siempre pasa algo y vuelvo a trabajar. He pasado de un lugar a otro con harta intensidad y harta responsabilidad también.

Tras dejar su cargo en el Gobierno en enero, se fue al equipo coordinador de Chile Vamos por el Rechazo. Y de ahí fue llamada por el Presidente para acudir a La Araucanía.

La política la mueve, y no por herencia.“Mis papás son de bajo perfil, pero a mí siempre me gustó la política. Un tío, esposo de la hermana de mi madre, era concejal RN, y de niña yo veía sus campañas. Lo que más me gustan son las campañas, esa mística que logra que la gente voluntariamente se sume a un proyecto y lo dé todo”.

—¿Y desde qué edad sería esto de seguir las campañas?

—Desde que tengo 6, seguía todas las campañas por la tele y cuando los candidatos pasaban (a Chanco) los iba a ver.

—¿Los ibas a ver?

—A todos, al que pasaba por mi pueblo lo iba a ver…Me arrancaba sola.

—¿Alguno en especial te marcó?

—Lavín, el 99. Yo tenía 11 años. Me acuerdo perfecto, porque fue la primera campaña que estuvimos como la Alianza por Chile tan cerca (de ser gobierno).

—Pero no entraste a militar a la UDI, sino a RN.

—Cuando veíamos las noticias con mi papá y mostraban a la «patrulla juvenil», a Allamand, Espina, Piñera, Matthei, él decía que eran políticos serios y de verdad. Para mí la patrulla juvenil siempre fue un referente, todos.

Por eso, en 2005, cuando Piñera postuló a la Presidencia, ella partió a inscribirse como militante en Chanco y voluntaria para la campaña. “Empecé a militar absolutamente sola, porque me gusta RN como partido. Y comencé a trabajar con los jóvenes en Cauquenes. A los 18 fui apoderada general de un local de votación de mujeres”, recuerda.

En la universidad también participó en grupos de la Juventud de RN —que llegó a presidir en 2012— y la invitaron a una reunión con Piñera. “Tuve la suerte de que, apenas llegué al Santiago, fui a las capacitaciones de la Fundación Futuro y conocí al Presidente, a la Primera Dama, Cecilia Morel; a la Carla Munizaga, a la Mane Piñera, a todos los que estaban en esa época. Después de la elección, el Presidente armó al tiro equipos de jóvenes”.

Además de la patrulla juvenil, Andrea destaca a Andrés Chadwick, a quien conoció en la pasada campaña, “que fue mi jefe, extraordinario como persona y político. Y al subsecretario Ubilla. Personas de las que aprendí en los últimos años”.

Tras aprobarse la acusación constitucional contra Chadwick, el equipo más cercano del exministro no permaneció en La Moneda. Desavenencias con su sucesor, Gonzalo Blumel, se comentaba.

—¿Por qué dejaste la División de Gobierno Interior que te llenaba?

—Me fui a fines de enero, porque apareció el desafío del plebiscito. Yo no me podía quedar dormida pensando que no iba a ser parte de una campaña que iba a marcar el futuro político del país en los próximos 40 años. Veía poca coordinación en el sector y me puse a disposición de los partidos. Hay un gran capital político en Chile Vamos, todavía lo tiene. Perder la oportunidad de seguir coordinándonos como Chile Vamos era un error.

—Estás por el rechazo con la idea de reformar. ¿Por qué?

—Un plebiscito se hace porque hay dos opciones, y ambas son válidas.

Pero Balladares acota: “Todo esto, en este momento (del coronavirus), es absolutamente lejano; no es tema”.

“Cada día una polémica”

Con la mitad del gabinete regional con covit-19 o en cuarentena preventiva, un nivel de contagios demasiado alto y una preocupante cifra de fallecidos, no había duda de que desde La Moneda se enviaría a un delegado para apoyar la coordinación de las autoridades.

“La verdad es que no lo pensé tanto. Me llamó el Presidente y me preguntó si estaba disponible para ayudar en el desafío de La Araucanía. Le pedí que me diera un rato para arreglar mis cosas y como a la hora lo llamé para confirmarle. Me dijo que me fuera a La Moneda, me dio instrucciones y a la tarde estaba viajando”.

Así, el fin de semana se desplegó haciendo insistentes llamados a permanecer en los hogares, pero ha costado.

—Me da impotencia (que no se cumpla la cuarentena). Por eso hemos estado un montón de veces en la calle haciendo fiscalización, comunicando en los medios, para generar la conciencia. Siento que mientras la gente vea que no les pasa a ellos ni al vecino, es difícil que le tomen el peso a lo que está ocurriendo. Cuando se sabe que es la región con el mayor número de muertos, uno se imaginaría que toda la gente está tomando los resguardos, pero no es así.

—Danos un ejemplo.

—El sábado pasó un auto con una pareja de unos treinta y algo años, y una guagua. Tenían sus permisos, pero la pregunta fue: por qué saca a su guagua. “Es que no tenía con quién dejarla”, te dicen. Entonces para qué vienen los dos. “Es que necesitábamos comprar”. ¡Cómo sacan a su guagua! Si se está muriendo la gente, en qué cabeza cabe exponer a su hijo.

—Ahora, digamos que tampoco fue buena la señal de las mismas autoridades, partiendo por el contagio que hubo desde la seremía de Salud.

—Todo lo que pasa respecto de la seremi está en investigación.

—Y luego la polémica con el avión FACh.

—Ahí toda la gente empezó con la discusión de si había o no ventiladores disponibles. Lo que nosotros tratamos todo el tiempo de aclarar es que sí había en la red pública, incluso en el minuto más crítico (…). Lo que pasa es que todos los días hay alguna polémica; de si hay o no mascarillas, o vacunas, o si se está testeando o no.

—¿Cómo manejas eso?

—Vinimos a ayudar a las coordinaciones, asumo que es parte del trabajo nomás.

También se reconoce como una persona de “fe, fe, fe…pero para mí”, enfatiza reservada.

—El senador Quintana (PPD) cree que ya debes estar “convencida de que se necesita cuarentena total”.

—La decisión de las cuarentenas es súper técnica y la evalúa el Ministerio de Salud, con distintas variables. Sí estoy convencida de dos cosas que hemos aplicado: necesitamos que no llegue gente de afuera de la región, ni que las personas de la región se muevan de una comuna a otra. Creo eso más que las cuarentenas totales. Necesitamos reducir la movilidad. Muchas personas, no es que no respeten la cuarentena, sino que abusan de los permisos. Cuando llegamos partimos en 40 mil diarios, y hoy estamos en el umbral de los 20.000.

—El ministro Mañalich dijo: “Yo creo que me voy a contagiar”. ¿Has pensado en el contagio?

—Obvio, cuando uno viene acá hay que estar asumido de que esa es una posibilidad. Lo que evita el contagio es el aislamiento social, y mientras se tenga que salir y estar en contacto con más gente, es riesgo nomás. Cada día hago todo lo que nos manda la autoridad sanitaria. Y en el auto no vamos más de 3 personas. Nunca más nos dimos un abrazo ni saludamos a nadie. Es medio raro, pero así es.

—¿Qué te dijo tu mamá cuando te nombraron en este cargo?

—Me dijo que no sacaba nada con decirme nada, porque sabía que lo iba a hacer igual... me conoce un poco (se ríe).

“Quiero dedicar mi vida a esto”

—Cecilia Morel hace puros halagos a tu trabajo.

—Es que ella me conoce a mí desde que tengo 18 años. Así que efectivamente soy muy piñerista al mil por ciento, porque conozco mucho al Presidente, he trabajado en todas sus campañas y porque además él y la Cecilia han confiado mucho en mi trabajo, y me han dado un montón de oportunidades.

—Ella apuesta a que vas a llegar lejos. ¿Qué esperas tú?

—El mundo público me llena de tal manera que mi única proyección es dedicar mi vida a esto, poder seguir desarrollándome en política por los próximos 30 años. ¿En qué lugar? No me importa tanto. No me veo fuera, me da lo mismo qué cargo.

—¿Cómo ves a tu generación de políticos?

—En mi generación sub35 estamos en el mismo quiebre que le tocó a una generación como la patrulla juvenil, construyendo un momento de hechos históricos de lo que se viene.

— Y admiras al Presidente, pero él también ha sido muy cuestionado. Por ejemplo, la semana pasada por lo ocurrido en la Plaza Baquedano. ¿Cómo ves tú a Sebastián Piñera?

—Siempre va a haber críticas a la distintas gestiones, pero lo principal es que en las emergencias, y de eso hay pruebas, el Presidente pone la vida de las personas por sobre todas las cosas. Para lo que le toca enfrentar hoy día tiene experiencia y está puesto 100% en el trabajo que implica esta pandemia.

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