Vencer el covid-19 no es sinónimo de fin de la lucha para el grupo de pacientes de más riesgo. Las personas mayores y jóvenes que arrastran alguna enfermedad de base –y cuyos grupos han mostrado la mayor tasa de letalidad- están más propensas a quedar con algún tipo de secuela.

Hasta ahora, la única evidencia de cómo evoluciona el covid-19 es la de Wuhan, China, en donde se detectó a principios de diciembre de 2019. Y las primeras pistas sobre eventuales secuelas surgen también de ahí: las observaciones patológicas de autopsias y biopsias de pacientes con este tipo de coronavirus muestran efectos en pulmones, bazo, ganglios linfáticos hiliares, médula ósea, corazón, hígado, riñones y también grados de degeneración la mucosa esofágica, gástrica e intestinal. Esa información fue divulgada en un protocolo de tratamiento que publicó el 3 de marzo la Comisión Nacional de Salud y la Administración Estatal de Medicina Tradicional China.

Las observaciones son preliminares, pues “llevamos cuatro o cinco meses desde que comenzó la epidemia en China, entonces es difícil evaluar secuelas a largo plazo en los recuperados”, sostiene Muriel Ramírez, médico especialista en salud pública y epidemiología, para quien se puede hablar de secuelas “6 meses o un año después de pasada la infección”.

Daño en los pulmones

Hasta ahora se sabe que los principales afectados son los pulmones. En febrero científicos de la Universidad de Wuhan informaron que —tras analizar 140 escáneres de pacientes con covid-19– encontraron una nube de aspecto lechoso y transparente en sus pulmones. Condición a la que llaman “vidrio esmerilado” y que sugiere un daño en esos órganos.

En algunos pacientes, la función pulmonar podría disminuir entre un 20% y un 30% después de la recuperación” , asevera al South China Morning Post el director del Centro de Enfermedades Infecciosas del Hospital Princesa Margarita de Hong Kong, Owen Tsang Tak-yin.

El doctor Jorge Jorquera, broncopulmonar de Clínica Las Condes, asegura que quienes pueden tener efectos secundarios corresponde “al 5% de la población general, que requerirá ingresar a una unidad de cuidados intensivos para ventilación mecánica. Es el grupo que corre un mayor riesgo de quedar con una secuela en el pulmón. Pero no son todos”.

Cuando el coronavirus afecta al pulmón, observa, “el organismo trata de responder y esa respuesta produce inflamación. Por eso cuando se practica escáner a los pacientes se observa que esa inflamación puede ser tan intensa que lleva a un proceso de cicatrización y este es el grupo que puede tener daño pulmonar”.

Entre esas afecciones podría estar la fibrosis: “Es decir un pulmón mucho más rígido, que le cuesta más expandirse y, por lo tanto, el paciente queda con sensación de falta de aire, ahogo, limitaciones en su capacidad física y, muchas veces, con falla respiratoria crónica. Es decir, con necesidad de usar oxígeno de manera permanente. Este problema se está viendo en el hemisferio norte”, resalta Jorquera.

Sistema cardiovascular

“El covid-19 puede exacerbar enfermedades cardiovasculares previas o generar nuevas”, añade el doctor Sergio Uribe, director del Instituto Núcleo Milenio.

Las principales secuelas que puede dejar son miocarditis, infarto agudo al miocardio, insuficiencia cardíaca y arritmias. “Todo esto secundario a la respuesta inflamatoria sistémica que provoca el virus. Se puede inflamar el músculo miocárdico provocando una miocarditis o un infarto agudo al miocardio por desestabilización de placas previas, lo que genera cicatrices en el músculo y, eventualmente, disminución de la función ventricular o arritmias”, dice Uribe, quien aclara que este tipo de enfermedades se producen también tras otros virus o agentes etiológicos.

Agrega que al haber una gran cantidad de infectados graves, podríamos ver más pacientes con secuelas cardíacas y en otros órganos: “En general las complicaciones hacen que un paciente termine con falla multiorgánica, con compromiso no sólo pulmonar, sino también renal, hepático, cardíaco o de cualquier otro órgano. En el caso de las complicaciones cardíacas, se pueden diagnosticar durante su hospitalización y con el tiempo se determinan sus repercusiones finales”.

Indica que a veces estos efectos son extensos y pueden provocar la muerte, “por eso, el manejo multidisciplinario es importante en pacientes graves en UCI”.

La evidencia también muestra que hay lesión en el sistema digestivo. “Probablemente no sea muy conocido, pero en algunos casos los enfermos presentaron algunos síntomas gastrointestinales como diarrea y vómito”, plantea la doctora Nelly Alvarado, académica de la Facultad de Medicina UDP, experta en salud pública y epidemiología. Y la evidencia ya muestra lesiones inflamatorias.

El doctor Jorge Jorquera explica las lesiones encontradas en el hígado, pero advierte que podrían deberse al tratamiento al cual deben ser sometidos los pacientes: “Hoy se usa un esquema de hidroxicloroquina o cloritina más antibiótico, y la primera tiene una reacción adversa a nivel del hígado. Entonces (la marca observada tras padecer coronavirus) puede ser producto de la enfermedad o del mismo tratamiento”.

5%de los enfermos de coronavirus está más propenso a quedar con secuelas.

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