Me llegan mensajes siempre, que dicen en qué lugar se descubrió un infectado”. Pia Werlinger,vive en Seúl, capital coreana.

Si tienes el color

rojo (en una aplicación china), nadie te atiende. No puedes ir a un restorán ni tomar el metro”. Sol Tuacanea,vive en Guangzhou, provincia china.

A principios de enero, cuando en China comenzó a hacerse más explícito que un virus altamente contagioso atacaba el país, Sol Taucanea, chilena de 42 años que vive en la provincia de Guangzhou, recibió una alerta de su aplicación WeChat en que se le asignaba un código QR y un color. Tuvo suerte, le tocó el azul. Si la aplicación, que en China se usa para pagar casi todo, desde el transporte público hasta un chicle en un kiosco, se hubiera tornado roja, entonces habría estado completamente aislada de todo y todos.

“Si tienes rojo, nadie te atiende. No puedes ir a un restorán o tomar el metro porque el sistema no te deja pagarlos. El color rojo se asigna a personas que estuvieron o pasaron por lugares donde había otros contagiados, o tuvieron algún contacto con ellos”, comenta Taucanea.

Durante la crisis, el gobierno chino ha trabajado de la mano de las megaempresas tecnológicas como Alibaba o Tencent, dueña de WeChat, usando geolocalización para saber por dónde ha transitado cada ciudadano, explica un artículo del medio norteamericano CNBC.

Sobre la base de esto y sumado a tu historial de pagos con las app (el 90% de los pagos se efectúa con aplicaciones de este tipo), los chinos han podido trazar mapas de contagio por todo el país y disminuir sus tasas de infección. Ya van 5 días sin nuevos contagios en el epicentro de la pandemia, la ciudad de Wuhan, mientras que países como Estados Unidos ya superan al gigante asiático en número de contagios y otros como Italia, en muertes.

Pero estas medidas tienen un precio que está abriendo un debate a nivel mundial: la privacidad. “Hace solo un mes los europeos lanzaron otra regulación a favor de la protección de datos privados de las personas, pero con la pandemia están comenzando a repensarlo”, cuenta el medio especializado MIT Technology Review. Algo similar advierte el semanario The Economist: “La vigilancia intrusiva de los gobiernos aumentará y se verán muy tentados de mantenerla incluso cuando la pandemia acabe”.

Hay chilenos que ya viven esto en carne propia. “Cuando llegué a mi casa después de las vacaciones, entré y a los diez minutos, sonó mi teléfono. Era la policía”, cuenta Paulo Cuevas, chileno de 43 años que volvió en febrero a su hogar, en la provincia china de Anhui.

“Sabían que había viajado y me dijeron que me tenía que quedar en la casa 14 días. Las plataformas que tienen chequean tu posición a través del GPS de tu celular, controlando todos tus movimientos. Si rompes las reglas, te pueden ir a buscar a tu casa”, comenta el chileno.

Al otro día, el timbre sonó en la casa de Paulo y recibió a dos enfermeras que fueron a su casa exclusivamente a medirle la temperatura para corroborar que no estuviera enfermo.

El éxito de Corea

Los países asiáticos han tenido que decidir entre privacidad de los datos de las personas y salud pública, aunque algunos han decantado por caminos menos extremos que el de los chinos. Es el caso de Corea del Sur, cuyo método para enfrentar al virus podría enseñar mucho a Chile, y que ha sido calificado como un “modelo a seguir” por expertos y medios internacionales como la revista TIMES, la BBC y el New York Times, entre otros.

“El gobierno tomó medidas antes de que hubiese casos en el país. Desde principio de año llegaban un par de mensajes al celular alertando de la posible situación, entregando indicaciones de higiene. Sin embargo, el 24 de enero se confirmó el primer caso y los mensajes empezaron a llegar sin parar, indicando la ruta del paciente durante la última semana”, cuenta Guillermo Ahumada, chileno de 32 años que vive en la ciudad de Ulsan, en Corea del Sur.

El gobierno puede saber las rutas de las personas gracias a una ley que data de los tiempos del MERS. Un artículo de Acta de Prevención y Control de Enfermedades Infecciosas del país permite que el Ministerio de Salud coreano pueda requerir información privada de las personas a las empresas de telecomunicaciones, sin necesidad ni siquiera de una orden judicial. De quererlo, el ministro incluso puede pedir información a farmacias y a toda clase de empresas sobre sus trabajadores.

“La app se llama coronamap.site y te muestra con rojo un lugar si por ahí pasó un infectado en las últimas 24 horas, en amarillo si pasó hasta hace 9 días y en verde si pasó hace más que eso”, cuenta Pia Werlinger (32 años), que vive en Seúl, la capital de Corea del Sur.

“En mi ciudad, me llegan mensajes siempre, que dicen en qué lugar se descubrió un infectado, qué rutas tomó o que pasó por un municipio, y uno puede entrar al sitio web de ese municipio y ver las rutas que tomaron sus infectados en detalle. Qué día, qué hora, todo”, explica la chilena.

Hoy, Corea del Sur tiene más recuperados que infectados, sin haber tenido que aplicar cuarentena total.

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