Si hay algo que he dicho una y otra vez en los últimos años, es que celebro la llegada de otras cocinas y bastante diversas. Y me entusiasma la gran variedad que estamos viviendo en vinos, cervezas y destilados. Entre ellos, destaco el vermut. Hubo un momento en que este aperitivo desapareció de nuestras casas y de las barras, lo que significó que hay una generación que creció prácticamente sin probarlo. Pero hoy no solo ha regresado, sino que además está empezando a ponerse de moda. Se está importando más y es más fácil encontrarlo en las cartas, lo que muestra un país cada vez más abierto a probar sabores nuevos. ¿En qué cambia esto nuestros gustos? Diría que más bien los amplía, pero a la larga pienso que también irá uniendo sabores… muchos de ellos nuevos. Porque si hoy le pregunto a alguien ¿qué tomaría con un ceviche? Lo más seguro es que responda: con un pisco sour. Un maridaje que hasta hace unos años era impensable. ¿Se irá a poner de moda el vermut? No lo sé, pero me encanta poder elegir cuál llevar.

Una aclaración, Jardín Secreto no es Europeo ni viceversa, y por lo mismo no podemos juzgarlos con la misma vara. En unas semanas más, Europeo volverá a abrir sus puertas, pero con un concepto más íntimo y ocupando el mismo espacio que cuando se inauguró. Por otra parte, Jardín Secreto partió como un pequeño bar al fondo del restaurante, abierto un solo día de la semana, y hoy atiende de lunes a sábado y ocupa toda la terraza, convirtiéndose en uno de los locales favoritos del sector. ¿Por qué? Por la buena y sabrosa cocina, a cargo de Francisco Mandiola, donde el producto manda, porque es variada —hay desde pizzas hasta tártaros y sashimis— y a precios que no duelen. Eso, sumado a su coctelería y a un espacio abierto encantador, tenemos como resultado un local para disfrutar.