Usted viene todos los días a la peluquería. ¿Qué corte le gusta más?

Yo vivo el karma de un perro de peluquería: vivo entre tijeras, estilistas y tinturas, pero no me crece el pelo. Nunca en mi vida me lo he cortado, nunca en mi vida me lo cortaré. Me encantaría hacerme un balayage, o un corte melena, incluso un mullet o chocopanda, para qué decir de un alisado, unos babylights o por último unos visos. No sé si me haría un bleach, que es la manera sofisticada de decir decoloración, porque más que a la moda quedaría como un oso polar víctima del calentamiento global, blanco y flaco. Puede ser un ejemplo triste, pero así están las cosas hoy en día.

¿Tiene mucha tristeza?

No, tengo la pura cara de pena, nomás; me refería más bien al estado del mundo. Yo soy un perro feliz, considerando que me encontraron en una plaza de peaje de la carretera Los Libertadores, que estuve hospitalizado dos meses por unas heridas en las patas, que me pusieron afuera de un mall para que alguien me adoptara y, sobre todo, que me prohibieron hace unos días dormir en la cama junto a mis dueños. Es que me gusta estirar las patas, ponerme así a lo largo, y según ellos ya no cabemos los tres. Las he visto negras en mi vida, pero eso ha sido lo más duro.

Con el pañuelo rojo tiene un evidente parecido al Negro Matapacos. ¿Le gustaría ser como él?

¿En qué sentido? ¿Así de mítico? Yo prefiero el bajo perfil y tampoco me destaco por ser temerario ni combativo. Le tengo miedo a las motos, también a los camiones y a los buses. De hecho, acá en la peluquería se ríen de mí y me dicen el Matamoscas, porque lo único que muerdo son esos bichos.

Barry

Dueña: Paula Muñoz, de Salón La Casanova (@salonlacasanova)

Raza: mestizo

Edad: 1 año 6 meses

Comida favorita: sandía y papas fritas

Lugar preferido: la playa

No soporto: que me toquen el poto

Me fascina: cazar moscas

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