El 21 de enero pasado, Polla Chilena se acercó a la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) para consultar respecto a qué se podía hacer con los cada vez más populares sitios web de apuestas y juegos de azar online. La pregunta no tiene una respuesta sencilla. Este mercado gigantesco, que en el mundo tiene proyecciones de llegar a valer US$ 102.970 millones a 2025 según la consultora Grand View Research, ha comenzado a colarse en Chile gracias al uso de rostros, auspicios e influencers, pese a que su operacioón en el país no es legal.

Con la Subtel, Polla analizó la posibilidad de bloquear los sitios webs con origen internacional que entregan servicios de juegos y apuestas y que son accesibles en Chile, como Betsson, establecido en Malta, Coolbet en Estonia y Bet365 en Reino Unido. Después de todo, la regulación chilena permite que estas actividades solo se realicen con permisos de operación otorgados por la Superintendencia de Casinos y leyes especiales que regulan el funcionamiento de empresas como Polla y Lotería.

“El Estado debe mantener la postura de ser el único ente que puede regular y autorizar los juegos de casino. Pero cuando no hay distribución geográfica, como es el caso de internet, cuando no se sabe dónde están físicamente los servidores o dónde declara su dirección la empresa o el representante legal, no se tiene forma de perseguir legalmente cuando no se cumple la ley”, comenta el jefe de la Agencia Virtual de Polla, Carlos Tapia.

Pero de todas formas, fue poco lo que pudo hacer la empresa en Subtel. Polla cuenta que también se ha acercado a proveedores de internet como Claro, Movistar y Entel, donde obtuvieron la misma respuesta: poco se puede hacer si no hay herramientas legales.

La situación es similar ha lo que ha sucedido con apps de transporte como Uber o de alojamientos como Airbnb que se popularizan rápidamente antes de que la regulación pueda reaccionar.

“Las actividades de juegos de azar en Chile están restringidas a ciertos operadores locales debidamente autorizados, por lo que las actividades en Chile de operadores extranjeros en línea serían ilegales. El problema radica en que tales operadores suelen tener sus servidores, empresas y demás activos en países extranjeros y, por tanto, están fuera del alcance del sistema jurídico chileno”, explica Marcos Ríos, socio del estudio jurídico Carey.

“Se encuentran al margen de la definición legal de Casino de Juego y del catálogo de juegos de azar permitidos actualmente según estas normas especiales”, agrega Felipe von Unger, de Alessandri Abogados.

Rostros en área gris

El que su funcionamiento no sea legal ,sino que operen fuera del marco de la ley en el país, como dicen los abogados, no ha sido impedimento para que estas empresas se publiciten libremente en Chile. Ejemplos son que el sitio de apuestas deportivas Betsson fichó al exfutbolista Iván Zamorano en octubre pasado como su rostro o al periodista y rostro de televisión Juan Andrés Salfate, que aparece publicitando el sitio Coolbet. Esta última fue también auspiciadora de la Copa Chile de este año, cuya final ganó Colo Colo en enero.

“No creo que sea ilegal por parte de los rostros, pero, al menos desde el punto de vista ético, es algo que no se ve bien”, opina el director ejecutivo de Consejo Nacional de Autorregulación Publicitaria (CONAR), Ignacio Astete.

Así, la proliferación de sitios de apuestas o “casinos virtuales”, como se les conoce, no se ha detenido. Según la base de datos del sitio web Key to Casino, hace siete meses había 680 páginas que ofrecían sistemas de apuestas en línea en Chile. Hoy son 897, según la misma base de datos, que ofrecen más de 10.000 juegos.

Ante el crecimiento explosivo de este mercado a nivel global, los países o territorios han optado por seguir diferentes caminos regulatorios. Hoy Malta, Alderney, Panamá, Costa Rica, Curacao, Antigua & Barbuda y la Isla de Man son algunas jurisdicciones con leyes favorables para el ejercicio de estas actividades.

Esto ha llevado a que muchos sitios, como Betsson, estén registrados legalmente en estos territorios, muchos de ellos considerados también paraísos fiscales. Este último está establecido en Malta, donde el único requerimiento para crear un “casino online” es una licencia cuyo costo no supera los 25.000 euros.

Otros ejemplo es Reino Unido, que en 2005 creó una regulación un poco más restrictiva, con un organismo estatal que otorga licencias con requerimientos más o menos estrictos dependiendo de si los actores están o no establecidos físicamente en su territorio.

En el caso de Chile, la primera recomendación es crear una ley. “Lo peor es mantener el actual doble estándar, que es terreno fértil para la discrecionalidad administrativa, por una parte, y para la incertidumbre y la judicialización, por otra. Para ello, se deben buscar maneras inteligentes que aseguren que los operadores de plataformas online cumplan con las normas tributarias, sobre lavado de activos, publicidad y acceso de menores de edad, etc., igual que los Casinos de Juego físicos”, opina Von Unger, de Alessandri.

Otro camino, explica Ríos, de Carey, sería declarar claramente la ilegalidad de cualquier actividad como esta realizada, si es que lo que se quiere es favorecer a los actores locales. “Desde la vereda opuesta, un posible cambio regulatorio sería una ley que establezca un sistema de licencias para operadores, similar al que existe en otros países, de manera de autorizar expresamente las actividades de operadores extranjeros. Sin embargo, parece improbable que el Estado promueva este tipo de reformas, entre otras cosas por la pérdida de ingresos por los impuestos que gravan estas actividades”, agrega el abogado.

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