De todos los cánceres de la sociedad, el racismo ha sido uno de los más letales. Es muy difícil determinar su origen, pero lo cierto es que hasta hoy sigue cobrando víctimas en todo el mundo.

Estados Unidos tiene una dolorosa tradición al respecto, cristalizada en esclavitud, leyes raciales y puentes que buscan separar empeñosamente a dos países. Pero tal como ha cosechado miles de mártires, también ha engendrado líderes que se levantaron sin miedo, para luchar enérgicamente contra la injusticia y la segregación.

El 21 de febrero de 1965, uno de esos líderes fue asesinado en un teatro de Nueva York. Su nombre: Malcolm X. Su pecado: haber combatido con agresividad la histórica violación de derechos de los afroamericanos.

El cine se ha encargado de contar su historia gracias a Spike Lee y Denzel Washington, quien interpretó a un Malcolm con tanta verdad, que le valió un Oso de Plata en el Festival de Berlín en 1993.

Tras 55 años de su muerte, la televisión también quiso participar. En febrero, Netflix estrenó el documental ¿Quién asesinó a Malcolm X?, dirigido por Abdur-Rahman Muhammad, un activista y periodista autodidacta que cuestiona la historia oficial, para buscar nuevos culpables de la muerte del líder.

¿Quién fue Malcolm X?

Cuando niño y tras estar en varias casas de acogida, Malcolm Little (su nombre de nacimiento) fue a una escuela de blancos. Era el único negro de su curso y uno de los alumnos más destacados. Quería ser abogado y poseía el talento suficiente, pero su profesor había sido categórico, le sugirió dedicarse a una actividad acorde a su raza: la carpintería.

Hasta los 17 años, Malcolm era un joven al margen de la ley. Se ganaba la vida entre traficantes, prostitutas y ladrones de Boston, lo que lo llevó directamente a una cárcel de Massachusetts en 1946.

Luego de seis años en prisión, su vida llegó a un punto de inflexión sin retorno tras convertirse al islam e ingresar a la Nación del Islam, cuyo líder era Elijah Muhammad.

Esta organización religiosa, fundada en Detroit en 1930, tenía la misión de elevar la conciencia espiritual y económica de los afroamericanos. Malcolm Little se encandiló con estas ideas y tras ingresar a su filas, reemplazó su apellido por la letra X.

En tiempos de esclavitud, los apellidos de los afrodescendientes eran asignados por el amo esclavista. Eso explica que, como una forma de protesta, muchos negros musulmanes optaran por la vigesimocuarta letra del alfabeto.

Islamismo político

Malcolm X encontró en el islam una pulsión para luchar por los derechos civiles de su comunidad. Pero no escogió la vía pacífica de Martin Luther King. Por el contrario, su lenguaje era agresivo y su mensaje provocador. Fue pionero de las protestas rabiosas en contra de la supremacía blanca y basaba su discurso en una premisa básica: el hombre blanco es el mayor maestro del odio.

En diversas entrevistas le preguntaban sobre su aversión hacia los blancos. Incluso lo acusaban de ser supremacista negro. Él argumentaba que “el negro americano jamás puede ser culpado por sus rencores raciales. Él solo está reaccionando a 400 años de opresión y discriminación”.

Su fuerte personalidad le permitió escalar rápidamente al interior de la Nación del Islam, convirtiéndose en el ministro más cercano a Elija Muhammad.

La muerte de Kennedy

Como se sabe, las religiones no están exentas de ambición, envidia y rencillas internas. Luego del rápido ascenso, Malcolm X empujó la aparición de facciones contrarias a Muhammad, que lo veían como una persona con sed de fama y poder. Mientras más incrementaba su influencia, más crecían los grupos opositores. La tensión se sentía en mezquitas y actos públicos.

A esas alturas, Malcolm sabía que su excesiva verborrea podría detonar una crisis.

El punto más álgido se produjo tras el asesinato de John F. Kennedy en 1963. Mientras la totalidad de la Nación del Islam guardó un respetuoso silencio, Malcolm X habló. Y habló para mal. En una charla masiva, afirmó que la muerte de Kennedy “fue un ejemplo de las gallinas que vienen a casa a dormir. Soy un viejo granjero y que las gallinas vengan a dormir, nunca me pone triste. Siempre me alegra”.

Esta declaración significó el quiebre con el grupo religioso, el interés del FBI en intervenir su teléfono y el surgimiento de las primera amenazas de muerte en su contra. Tras abandonar la Nación del Islam, Malcolm X fundó la Asociación de la Mezquita Musulmana. Pero su enemistad con su antiguo líder fue escalando, a tal punto de acusar a la Nación del Islam de querer verlo muerto.

El 21 de febrero de 1965, sus sospechas se convirtieron en realidad. Malcolm X fue acribillado a tiros en el Audubon Ballroom de Manhattan, un teatro que se usaba para conferencias. Recibió diversos impactos de bala en el cuerpo, el pecho y la cara.

El documental “¿Quién asesinó a Malcolm X?” se sumerge en las profundidades del caso e incomoda con sus preguntas. La investigación es contundente y nos hace pensar que la justicia actuó con sesgo, encarcelando a las personas equivocadas.

¿Quiénes fueron los verdaderos culpables? El documental de Netflix arroja importantes luces al respecto y logra retratar con firmeza las consecuencias del racismo, un cáncer que lamentablemente está lejos de ser extirpado.

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