Diane Keaton, ganadora del Óscar a mejor actriz en 1978, confesó en su libro “Brother & Sister: A memoir” (2020) el resentimiento que le tenía al menor de su familia mientras ella crecía. Narra cómo abandonó a John Randolph Hall (71) —que creció con trastornos mentales— para triunfar en Hollywood y la posterior reconciliación, donde Keaton (74) ha participado constantemente en su vida. En un artículo de The Washington Post, la ex esposa de Woody Allen contó uno de sus mayores secretos.

“¿Por qué es una gallina? ¿Por qué no puede parar de ver fantasmas que no están en las sombras?”, escribe en el libro. Diane y Randy compartían pieza y camarote mientras crecían. Sabía que tenía problemas, por su forma de respirar mientras dormía. Se llevaban bien, eran cercanos, pero ella sabía que el más chico de los cuatro hermanos era una molestia para la familia. “Estaba tan escondido. Él en sí mismo era un misterio, y yo me preguntaba por qué siempre estaba llorando. Randy le tenía miedo al aire libre y eso me parecía raro, todo era un gran enigma”, escribe la actriz.

El abandono

“Él pasó por todos los diagnósticos: trastorno bipolar, trastorno esquizoide de la personalidad, pero siempre presentaba algún síntoma que no encajaba con ese cuadro, y así vivió desde pequeño, sin estar del todo en este mundo”, explica.

El artículo del Post explica que el libro es una reconstrucción de la vida de ambos, con sus propios relatos y los de su madre. Sumado a los propios recuerdos de Diane Keaton. En donde narra cómo esas noches con terrores nocturnos de Randy se extendieron a su adultez. Pasó de las pesadillas al alcoholismo, cesantía, divorcio, aislamiento, soledad, una vida de fantasías, violencia contra la mujer e incluso un intento de suicidio. “Había estado casado por varios años, pero su esposa lo dejó. Empezó a vivir solo en una casa y se entregó al alcohol. Un día me mandó una carta aterradora”. Las líneas que le escribió Randy decían: “Me volví adicto a ver películas de terror, con la esperanza de ver un horrible asesinato a una mujer”.

Todo esto desencadenado por una frágil condición mental que en su juventud no fue diagnosticada ni tratada.

Mientras Keaton triunfaba en las pantallas del mundo, ganaba premios y actuaba en las mejores películas durante los ‘70 y ‘80, su hermano se hundía en un hoyo cada vez más profundo.

Keaton cuenta que en su juventud anhelaba ser amada, ser adorada por gente que no conocía. Esto la llevó a alejarse de su familia y abandonar por completo a su hermano. Incluso cuando la situación de Randy empeoraba, a ella no le interesaba saber en qué condición vivía, menos aún asistirlo a él ni a su familia.

Arrepentimiento y reencuentro

Diane pide perdón por abandonar a su hermano, pero agradece tenerlo de vuelta. Randy actualmente tiene 71 años y vive en un centro de atención psiquiátrica incapacitado por Parkinson, demencia y necesita asistencia respiratoria. Pero esto no ha impedido que la relación entre ambos sea otra. Durante los últimos 12 años, Diane y Randy se han visto todos los domingos. La demencia ha ablandado a Randy, hace que se acerque más a su familia; Keaton ya no quiere ser la más popular.

Los domingos salían a caminar para comer helado o cosas así. Hoy debe salir en silla de ruedas. “El veía algo, una hoja o la tapa de una botella y lo encontraba fascinante. Mis recuerdos de esos momentos son tan especiales, como se abría a mí después de tanto tiempo. Entregándome un regalo así”, cuenta Keaton.

Como Randy le estaba regalando su vida a su hermana, Diane quería devolver la mano al compartir los recuerdos felices al mundo. Parte de la motivación de Keaton para crear este libro era entregarle una audiencia a la poesía de Randy, tal vez para llamar la atención de algún editor. Tal vez para lograr que su hermano reciba algo de amor.

Lo desafiante de las relaciones familares

Aunque la intención era lograr algo de reconocimiento para Randy, Diane sabe que su hermano menor nunca quiso ser famoso ni algo por el estilo. De hecho, en el libro recuerda la frase que le dijo su hermano: “Yo todavía creo que una vida pequeña y personal puede producir héroes”.

El artículo del Washington Post señala que, además de ser una historia que marca un abismo entre el éxito de una estrella de Hollywood, y la dura vida de un enfermo mental, el libro también busca entregarle algo a los lectores que va más allá de una nueva historia de su actriz favorita. Lo desafiante que pueden ser las relaciones familiares. “Hay tanta gente que vive con el dolor de tener a un familiar que no calza bien con el resto”, señala Keaton.

La presentación de “Brother and Sister” fue en una sinagoga en Washington DC, donde fanáticos pagaron 40 dólares para ver a su ídola en vivo por 45 minutos y por obtener un ejemplar. En el evento recibió peguntas del público, que no tenían mucho que ver con el fondo del libro. Ella, para lograr que se sintiera la presencia de su hermano, leyó unos comentarios sin sentido que Randy escribió respecto a la película “Lo que el viento se llevó”. “Me sigo olvidando que cuando me muera, dejará de haber televisión”, contaba Randy, que lograba sacar carcajadas del público, sin estar ahí.

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