“El peón es una pieza muy fuerte y lo miran con desprecio. Como a nosotras”.

Que nadie diga que el ajedrez es un deporte masculino, Damaris Abarca (29) lo domina a la perfección. Como si fuese un conocimiento adquirido al nacer, la joven se mueve entre las clasificaciones más altas; tetracampeona nacional, ha participado en cinco Olimpiadas Mundiales de manera consecutiva —en marzo se va a la sexta en Rusia — y es la primera presidenta de la Federación de Ajedrez de Chile. Estudió Filosofía y Derecho en la Universidad de Chile.

Desde los siete años que los ojos de Damaris se concentran en el tablero. Creció en Rengo, viendo cómo su padre le enseñaba a sus dos hermanos, hasta que un día, su potencial quedó demostrado.

“Cuando mi papá captó que sí aprendí y era buena, me enseñaba todos los días. No porque él pensara que no iba a aprender, sino porque era un deporte en que veía más hombres. Fue mi madre la que empezó enseñando en el hogar, incluso a mi papá”, cuenta la ajedrecista.

Ya a los 13 se profesionalizó y consiguió su primer título de Campeona Nacional Juvenil. Desde allí la partida ha sido eterna.

Hoy participa en el Campeonato Absoluto de Ajedrez de Chile y el Campeonato Femenino de Ajedrez de Chile, que termina este jueves, en el Estadio Español.

“Soy la primera presidenta de una federación, y creo que la segunda a nivel americano. ¿Por qué no llegó otra antes? He tenido que sufrir cosas que otros hombres no, como el hostigamiento. Cuando me postulé había hombres que decían: “No, si llega el matriarcado yo me hago a un lado”. El que yo llegara es para hacer las cosas en igualdad, porque hablo de derechos pero también de obligaciones”, cuenta poco antes de debutar.

—¿Hay machismo en el ajedrez?

—Hay muchos hombres que vienen con un pensamiento muy arraigado de que la mujer es inferior en temas intelectuales. La mujer necesita una doble revalidación, porque siguen pensando que nos cuestan más las cosas. Piensan que somos delicadas, lo que es positivo, pero también somos capaces de enfrentar una lucha y buscar soluciones, cosa que se les ha atribuido más a los hombres. En el ajedrez se escucha que jugar como hombre es positivo, y que jugar como niña es negativo.

¿Tuviste que adquirir cierta personalidad para que no te minimizaran?

—De todas maneras. He tenido que ser más fuerte de lo que hubiese querido ser. No quisiera que hoy una niña se viera obligada a ser fuerte porque el ambiente te lo exige. No es justo, a los hombres no se les pide. En la manera de vestir también, cuando llegas con pantalón y camisa, te miran diferente.

¿Te has sentido pasada a llevar?

—Sí. Hubo hombres que se enojaron porque era imposible que perdieran con una mujer. Hay partidas donde estoy jugando y está lleno de personas mirando. Es molesto porque no es que sea la mejor del torneo, hay otras mesas de hombres muy buenas alrededor y nadie mira. En el mundo del ajedrez, el acoso se siente. Te juzgan la ropa. Uno tiene que cuidarse de las miradas porque si no recibes comentarios como: “El escote me va a desconcentrar”. Gobiérnense, aprendan a jugar con un escote. El ajedrez es semejante a la vida, es como lo que vivimos en la calle, independiente de cómo nos vistamos.

—¿Cuesta compatibilizar la maternidad?

—Me he sentido sobrepasada porque tengo muchos roles. Pero no quiero dejar de ser deportista. Uno nota la mirada crítica de la gente. El otro día una persona me dijo que por qué dejé a mi hijo (de 1 año y medio) al cuidado de su papá, ya que las mamás son las que tienen que estar con los niños. Pero mi guagua me ha acompañado a todo, una podría decir “no voy a exponer a mi hijo”, pero no quiero postergarme y frustrarme después. Soy campeona nacional y la número uno, son mis sueños, si dejo de jugar un tiempo el nivel baja. Hay que buscar maneras de apoyar a las deportistas con hijos, porque se puede ser madre y deportista, estudiante, presidenta y todo lo que tú quieras ser.

“Ya no nos quedamos calladas”

Desde el 2017 que Damaris preside la Asociación de Mujeres Ajedrecistas Chilenas, que tiene como finalidad transformar el ajedrez desde una perspectiva de género y brindar más oportunidades a mujeres y niñas. Originalmente fueron 22 las jugadoras que fundaron la asociación, hoy participan 35 a nivel nacional.

¿Cómo combaten las diferencias de género?

—Desde varios frentes, porque en el mundo del ajedrez hay jugadoras, árbitras, juezas y apoderadas. Organizamos conversatorios que no necesariamente tienen que ver con el ajedrez. Acompañamos a las niñas, ya saben que estamos nosotras ante cualquier situación que les pase. El mundo del ajedrez está cada vez más lindo, las mujeres se están organizando a nivel mundial. Ya no nos quedamos calladas.

¿Qué significa el ajedrez para ti?

—Es mi felicidad, mi motor e inspiración. Mucho de lo que es Damaris Abarca tiene que ver con la construcción que he hecho con los espacios, períodos de reflexión e introspección que te da el ajedrez. Es aprendizaje.

¿Y si pudieses ligar el ajedrez a la vida?

—Hay una frase histórica muy importante: los peones son el alma del ajedrez. Es una pieza muy especial porque llega a una octava fila y se trasforma en una dama. El peón es una pieza que tiene un potencial muy fuerte y lo miran con desprecio. Como a nosotras. Cuando los peones trabajan juntos, son muy fuertes. Pasa lo mismo con las mujeres. No estamos solas, aunque seamos rivales en el tablero.

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