Cristián Pradenas Soto es abogado y máster en Relaciones Internacionales. Vive en China. Y el brote de coronavirus lo sorprendió en el epicentro de la epidemia, la ciudad de Wuhan, donde estudia un doctorado en la Central China Normal University.

Desde la ciudad en que partió el temido mal, que al día de hoy ha cobrado la vida de 1.868 personas y tiene a 72.000 contagiadas, narra su experiencia en primera persona sobre cómo vive esta emergencia sanitaria mundial y cómo el gobierno chino ha implementado esfuerzos para la contención del virus.

El abogado dice que su universidad es una zona limpia, es decir que no se han reportado casos, por lo que Cristián no ha salido a la calle desde el 2 de febrero, por disposición del campus universitario.

Pero la situación en Wuhan, capital de la provincia de Hubei, es crítica. Incluso en los centros de atención médica. Prueba de ello es que el director del hospital Wuchang, Liu Zhiming, que fue el primero en tratar los casos de esta gripe, murió producto del COVID-19.

Cristián cuenta que en Wuhan se ha dedicado a organizar campañas de donaciones: “Estamos trabajando con gente de Italia y Chile en campañas para juntar fondos para donar máscaras a los hospitales de Wuhan; la mayor parte del día estoy trabajando en eso y en mi tesis”.

También comenta que desde el balcón de su dormitorio, Cristián tiene una vista a una de las calles con mayor tráfico de la ciudad, pero que ahora parecen casi desiertas: “se ven tres o cuatro autos por minuto, mucho menos que antes”.

Pese a la emergencia, Pradenas comenta que los supermercados se encuentran totalmente abastecidos y que las personas pueden salir cada dos días a comprar productos como comida u otros servicios.

En su calidad de especialista en relaciones internacionales, este abogado chileno en Wuhan quiso, además de contar su experiencia personal, dar su visión sobre el impacto económico de la epidemia (ver recuadro).

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Con el cierre de la ciudad de Wuhan y más de 16 ciudades de la provincia de Hubei, el país asiático marcó un antes y un después en la lucha por contener y evitar la propagación de este virus. Múltiples medidas como la suspensión de los servicios de transporte público, construcción y habilitación de hospitales, llamado a la población a permanecer en los hogares, y la movilización de miles de funcionarios gubernamentales y voluntarios para intensificar los trabajos de atención y de identificación de contagiados, han hecho de esta crisis una extenuante labor logística y sanitaria.

La provincia de Hubei generó en 2019 aproximadamente US$660.000 millones. De acuerdo con estos datos, la economía de la provincia supera a países como Polonia, aunque aporta un 4,6% del PIB de la República Popular China. Considerando estos elementos y la situación que hoy afecta al país asiático, se proyecta que el crecimiento económico sea menor al proyectado para 2020. Incluso hoy la agencia Moody's rebajó su pronóstico de expansión de China a 5,2% desde 5,8% por el brote.

Y las repercusiones en el mercado internacional no se han hecho esperar. La capacidad china de importación la convierte en el socio estratégico de muchas economías. Por esto, los países exportadores sufrirán colateralmente los efectos de esta crisis si no se adoptan medidas para enfrentar esta situación.

Producto de las decisiones de suspensión de envíos de materias primas como cobre, hierro, zinc o níquel, se han producido fuertes bajas en los distintos mercados mundiales.

Países exportadores como Chile, Australia o Brasil han debido reducir la explotación y producción de sus recursos como medidas para evitar el almacenamiento masivo del stock. Respecto al cobre, ha bajado hasta 8% en lo que va del 2020.

Otro producto que se ha visto afectado ha sido el gas, que ya ha marcado bajas de inclusive un 30%. El crudo ha caído un 15% desde que se conoció el brote. A principios de enero, el barril de petróleo Brent llegó a US$68,71. Y los motivos están a la vista. China, como uno de los mayores consumidores de petróleo, ha disminuido su demanda de crudo a nivel industrial. Sinopec, la mayorpetrolera estatal china, redujo 12% su producción, aproximadamente 600.000 barriles diarios.

Es evidente que el mundo se encuentra en una desaceleración económica importante, y es necesario aunar la colaboración internacional para evitar desequilibrios mayores.

China ha intensificado sus esfuerzos para la contención del virus y, de lograrlo pronto, las proyecciones económicas indican que el segundo semestre su crecimiento del PIB podría alcanzar un 5,7%.

Finalmente, la misión de los mercados mundiales es adoptar medidas para soportar esta crisis.

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