Durante febrero, Los Angeles (California) se convierte en un guion. Los protagonistas de la trama son el dinero, la fama, la ambición y mucho, pero mucho lobby para ser parte de los premios Oscar. Seamos sinceros: la estatuilla dorada produce una fascinación adictiva. No por nada lleva más de 90 años premiando a lo mejor del cine masivo.

Solo un dato: el año pasado, Netflix invirtió una suma exorbitante en la estrategia de márketing para “Roma”, de Alfonso Cuarón. Se cree que la plataforma de streaming desembolsó más de US$ 20 millones para promocionarla (la película costó US$ 15 millones), aunque finalmente el Oscar a mejor película fue para “Green Book” de Peter Farrelly.

Esto es Hollywood, un lugar que nos tiene conversando sobre cine durante todo enero y febrero. Pero también que atesora un desfile de lugares legendarios, algunos convertidos en personajes de filmes entrañables.

El restorán más antiguo

La escena es la siguiente: Rick Dalton es un actor venido a menos que, junto a su doble de riesgo, se reúne en un restorán con un importante productor de cine. El objetivo de Dalton es discutir y asegurar su incierto futuro laboral, mientras beben apetitosos aperitivos en una elegante y colorida barra. El actor es interpretado por Leonardo DiCaprio, el doble de riesgo es Brad Pitt, el productor es Al Pacino y el lugar es Musso and Frank, el restorán más antiguo de Hollywood.

La escena es parte de “Había una vez en… Hollywood” de Quentin Tarantino, actual candidata a mejor película en los premios Oscar. Musso and Frank es de esos lugares donde el tiempo es irrelevante. Si no fuera por la ropa de los clientes y los teléfonos celulares, perfectamente podríamos estar en los años 40 o en los 60. Inaugurado en 1919 (cuatro años antes que el famoso cartel “Hollywood”), desde su origen ha sido el favorito de la élite de Los Angeles. Charlie Chaplin, Marilyn Monroe, Liz Taylor y el propio Tarantino han sido clientes habituales y prácticamente su carta no ha sufrido modificaciones en más de 100 años. Pero no se equivoque: en Musso and Frank los visitantes comunes son tratados como estrellas, mientras que los famosos son recibidos como personas corrientes. Como locación, no solo ha participado en el filme de Tarantino. También fue parte del cast de las producciones de “Ed Wood”, “Oceans Eleven”, “Mad Men”, “El Método Kominsky”, entre otras. Y por si fuera poco, el año pasado este restorán recibió una estrella en el Paseo de la Fama, tras cumplir 100 años.

Estrellas en el suelo

La escena es la siguiente: Vivian Ward es una prostituta que trabaja en Hollywood Boulevard y junto a su colega Kit De Luca, reclaman el territorio que va desde la estrella de Bob Hope hasta la de Ella Fitzgerald, en el Paseo de la Fama. En medio de la discusión, aparece el millonario Edward Lewis y el resto de la historia ya es conocida.

Vivian es interpretada por Julia Roberts, Kit es Laura San Giacomo, mientras que el hombre acomodado es Richard Gere. La película es “Pretty Woman”, de Garry Marshall, que le valió una nominación al Oscar a Mejor Actriz para Julia Roberts. El Paseo de la Fama es la acera más célebre de Los Angeles y su trayecto de casi 3 kilómetros implica caminar sobre más de 2600 baldosas negras, con estrellas rosadas y un nombre impreso en cada una. ¿Cómo llegan esos nombres hasta ahí? Hay una comisión de la Cámara de Comercio, que recibe cientos de postulaciones basadas en el aporte que las estrellas han realizado al mundo del espectáculo. Todas las celebridades escogidas están estampadas en el suelo, excepto una: la de Muhammad Ali. ¿Por qué? El boxeador pidió que no se ubique en el suelo, para que nadie jamás pueda pisar su nombre. La baldosa de Ali está en un muro del Teatro Dolby, donde actualmente se realiza la entrega de los Premios de la Academia. Existen dos chilenos con sus nombres inmortalizados en el suelo del bulevar: Lucho Gatica y Don Francisco.

Teatro de manos y pies

La escena es la siguiente: una muchacha de provincia que aspira a convertirse en actriz, acaba de llegar a Hollywood. Encandilada por el barrio, se detiene en un pintoresco teatro para contemplar decenas de manos y pies estampados en el cemento. La muchacha es interpretada por la actriz Janet Gaynor y la escena corresponde a la película “Nace una estrella”, de 1937. Sí, la cinta de Lady Gaga y Bradley Coooper fue el tercer remake de esta historia.

El lugar es el Teatro Chino de Grauman, un verdadero palacio que durante 93 años ha proyectado las mejores películas de la industria. Su exterior se caracteriza por su fachada oriental, que evoca a una pagoda china, intervenida por leones y dragones. Pero lo más seductor es el suelo. Aquí se encuentran las manos, los pies y otras extremidades de actrices y actores, que decidieron dejar un testimonio físico sobre el cemento fresco. Este lugar es un homenaje al cine, donde aparecen Tom Hanks, Sophia Loren, Marilyn Monroe, Clint Eastwood, Jack Nicholson, Darth Vader y un gran etcétera. Además, están impresionados los lentes Harold Lloyd, el puño de John Wayne, la nariz de Bob Hope y las varitas mágicas de todo el elenco de Harry Potter.

And the Oscar goes to…

Queda muy poco para la edición nº 92 de los Premios Oscar. Este año resuenan fuerte algunos ilustres nombres que podrían adjudicarse la estatuilla a mejor película, como Sam Mendes (1917), Greta Gerwig (Mujercitas), Martin Scorsese (El Irlandés), Quentin Tarantino (Había una vez en… Hollywood), Bong Joon-ho (Parásitos), entre otros. ¿Quién será el gran ganador? Sin duda que Hollywood, porque los premios pasan y muchos los olvidan. Sin embargo, el barrio más cinematográfico del mundo permanece, siempre vigilado por su famoso cartel en el monte Lee y por miles de visitantes que todos los años se deslumbran por el aroma a fama, glamur y dinero, que se cuela por sus escondrijos.

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