Esperamos que así como aparecieron los privados para levantar de nuevo Notre Damme, también lo hagan acá”. Alberto Larraín, Fundación Iglesias Patrimoniales.

Las vigas que formaban la estructura base de la Iglesia San Francisco de Ancud cedían ante el enorme fuego, y de esa forma se terminaba de consumir alrededor de las 6 de la madrugada de hoy un patrimonio histórico y cultural.

Su construcción actual data de principios de la década de 1930 y desde 2016 estaba en proceso de ser declarada Monumento Nacional. No alcanzó: sólo faltaba la oficialización por parte del Ministerio de Cultura a través de un decreto.

“Era un hito paisajístico de Ancud. Nadie podría levantarse y no darse cuenta que no está”, sostiene la arquitecta Katherine Araya, una de las impulsoras de la iniciativa que buscó que la iglesia fuera declarada patrimonio nacional.

“Hasta ayer estaba en uso normal, con misas periódicas; al costado había una residencia religiosa, con una secretaria trabajando todos los días”, añade.

Es su tercer incendio

Los primeros bocetos de la Iglesia de San Francisco de Ancud datan de 1835 y le corresponden al arquitecto Claudio Gay. Su construcción, en lo que luego sería la calle Errázuriz, comenzó en 1845 junto a la fundación del Convento Franciscano. Sin embargo, un incendio arrasó con la construcción que incluía una pequeña capilla. Su reconstrucción se dio entre 1851 y 1861. Pero un nuevo incendio quemó la iglesia por completo en 1925.

El aporte económico de los habitantes de Ancud y de los pueblos aledaños, permitió iniciar su reedificación al año siguiente, la que finalizó a comienzos de la década de 1930. Así tomó la forma con la que es conocida hoy. “Su estilo correspondía a la Escuela chilota de arquitectura religiosa en madera”, dice Katherine Araya.

“Este tipo de arquitectura representa un patrimonio único a nivel mundial. Sus características llevaron a que la UNESCO la reconociera a esta y a otras 15 de las 150 de este tipo de iglesias existentes en Chiloé, como patrimonio de la humanidad”, agrega Alberto Larraín, vicepresidente de Fundación Iglesias Patrimoniales, organización que administra 16 de estos establecimientos en el archipiélago.

Para él, la Iglesia de San Francisco era clave en la cultura de la ciudad, pues, “conectaba a las generaciones pasadas con las venideras, generaba cohesión social en torno a su cultura, a las mingas, a la santerías, a las figuras religiosas únicas de la región, como las fiscales”.

“Cuando se quemó Notre Damme, mucha gente preguntaba cuál sería el equivalente chileno. Sin dudas, corresponde a alguna de las iglesias de Chiloé”, concluye.

Reconstruir la iglesia

En Fundación Iglesias Patrimoniales ya apuestan por la reconstrucción de la Iglesia San Francisco de Ancud.

“Tenemos los expedientes completos del levantamiento de la iglesia y los planos completos”, cuenta Larraín.

La idea de la organización civil es avanzar en un plan de reconstrucción que involucre la participación de la comunidad ancuditana. “Queremos recuperar la Escuela de carpinteros, que es una tradición chilota, una práctica ancestral, que se ha perdido en el tiempo, pero que permitiría no solo dar trabajo a la gente, sino que reconectarla con su historia”, sostiene Larraín.

El dirigente advierte que para llevar adelante esta reconstrucción necesitarán el apoyo del sector público y privado. “Esperamos que así como aparecieron los privados para levantar de nuevo Notre Damme, también lo hagan acá”.

Las circunstancias están siendo investigadas por el fiscal jefe de Ancud, Javier Calisto, quien no descartó la intencionalidad de los hechos. “Se está indagando sobre las causas probables del incendio y obviamente siempre se ve la situación que podría haber un relación de terceros y se indaga en ese sentido”, comentó.

A su turno, en su cuenta de Twitter la ministra de Cultura, Consuelo Valdés comentó que se trata de “una noticia que golpea a la comunidad de Ancud y su patrimonio: una parte de la historia y de la memoria de Chiloé fue destruida por las llamas”.

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La implementación de un plan de detección y combate de incendios para proteger de mejor forma otros centros de culto de madera, propone el bombero y asesor de la Fundación Iglesias Patrimoniales, Damian Farías.

“Las iglesias son patrimonios frágiles, es un patrimonio irremplazable y por lo tanto debemos empezar a trabajar en planes de prevención, en información, en mecanismos de detección y de supresión de fuego automático”, dice.

“Hay que tener un procedimiento de detectores de humo que den la alarma directo a una central para que eso permita una respuesta temprana de bomberos, porque muchas veces los bomberos son llamados cuando ya el incendio está una etapa muy difícil”, concluye.

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