Medir y controlar la calidad del gasto público es la nueva meta del titular de Hacienda, Ignacio Briones. Ayer con la consigna de “mejorar el gasto público” el jefe de cartera dio a conocer un proyecto que pretende lograr más transparencia, control y mejor rendición de las cuentas de los gastos del Estado. Esto a través de una comisión asesora que estará integrada por 16 miembros de carácter transversal.

Por lo anterior es que La Segunda recopiló la información contenida en la Dirección de Presupuesto (Dipres) sobre la evaluación de programas gubernamentales durante la última década. El resultado es elocuente: un 51,4% del total de programas tiene una evaluación negativa.

Evaluaciones deficientes

Todos los años la Dipres hace una evaluación de, en promedio, 25 programas o instituciones gubernamentales para medir su funcionamiento y eficiencia. Es una muestra baja en relación a los más de 600 programas que existen anualmente y no alcanza a representar ni la mitad del gasto público.

Y aún así la medición desde el 2010 a la fecha muestra cifras deficientes. De un total de 253 programas evaluados el 51,4% se encuentra en las categorías de “Bajo Desempeño”, “Mal Desempeño”, “Rediseño Sustancial”, “Desempeño Insuficiente”, o se recomendó el “Reemplazo o finalización” del programa. El resto de los programas fueron evaluados de la siguiente manera: un 20,1% para “buen desempeño” y “desempeño suficiente”, un 10,3% para “desempeño medio” y “modificación en diseño”, y un 18,2% para otras categorías (“No aplica” y “No demostrado”).

Problema más profundo

Pero estas cifras además de no ser positivas contemplan un problema más profundo. Es que los programas mal calificados no tienen reevaluaciones posteriores, ni se siguen monitoreando.

“El servicio que es mal evaluado tiene que hacer mejoras, pero se diluye en ese proceso. Nunca está claro si se mejora o no”, dice una fuente cercana al Gobierno que plantea que este proceso debería ser más exigente a la hora de plantear soluciones a las debilidades detectadas por los informes de la Dipres.

“Más eficiente sería tener un monitoreo constante a través de indicadores. Hay programas de alto presupuesto que deberían ser evaluados como mínimos cada 5 años”, agrega la misma fuente.

Así, el desafío de la comisión nombrada ayer por Briones es alto. Además, de los problemas descritos es conocida la duplicación de programas con similares objetivos y la inercia del gasto público, que no siempre se ajusta a las necesidades y desafíos que tiene el país.

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De los 130 programas que la DIPRES evaluó durante la pasada década que no recibieron buena calificación, hay seis ministerios que se repiten con más frecuencia. Parte de ello se debe a que han tenido más programas evaluados en los últimos años (ver nota central).

De todos modos, en el periodo 2010-2019, de los 130 programas mal evaluados seis carteras concentran el 79% de los programas con mala calificación.

El listado lo lidera, por lejos, el ministerio de Educación con 45 programas entre los que reciben calificación de “bajo desempeño”, “desempeño insuficiente”, “mal desempeño”, “rediseño sustancial” o en donde la DIPRES recomienda derechamente su “reemplazo o finalización”. Entre estos, los calificados como “desempeño insuficiente” acapara 38 de las 45 negativas evaluaciones (84%) de la cartera hoy liderada por la ministra Marcela Cubillos.

Le sigue el ministerio de Justicia (con 14 programas en alguna de la categorías mencionadas); Desarrollo Social e Interior (con 12 cada uno); Economía y Vivienda (10 cada uno).

38

programas

del ministerio

de Educación han tenido “desempeño insuficiente”.

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