Es la reina de las frutas. Dulce y de color rojo, el de la buena suerte para los chinos, que la tienen como su favorita. Y están dispuestos a pagar US$5 por un kilo de cerezas versus los US$2,8 que desembolsan en Estados Unidos y Europa.

Por eso, el 90% de las exportaciones de este fruto tiene como destino al país asiático de 1.400 millones de habitantes.

El año pasado Chile exportó US$1.560 millones en cerezas (40 millones de cajas), desplazando a la uva de mesa. Para 2020 se proyectan US$1.700 millones.

“Hace 25 años empecé a plantar cerezas, era un producto difícil, si llovía o helaba se perdía”, cuenta Hernán Garcés, el pionero, premiado, visitado por el embajador chino Xu Bu y cuya empresa Lo Garcés encabeza elrankingcon el 10% de la producción nacional.

Entró muy joven a trabajar con su padre y juntos plantaron las primeras diez hectáreas de cerezas, en 1982, en el campo familiar de San Francisco de Mostazal.

“Hay muchas frutas que se producen en todos lados, pero cuando se trata de cerezas en el hemisferio sur tienes un poquito en Australia, en Nueva Zelandia y Sudáfrica. Chile produce bastante y en China la demanda crece y siempre supera la oferta”, comenta Garcés, quien este sábado se embarcó a Shanghai, donde su hijo del mismo nombre tiene a cargo la operación.

Se entusiasma: “La cereza no es una fruta en China, es un lujo, algo aspiracional, se consume desde mucho antes del Año Nuevo y después, porque la cereza es roja, significa buena suerte, prosperidad”. Muchos hijos viajan para el feriado de Año Nuevo (que cae este 25 de enero) a visitar a sus padres y llevan de regalo una caja de 2,5 kilos que cuesta US$30. En su afán comparativo, Garcés dice “es como regalarte un brillante”.

Esta relación simbiótica chileno-china se hizo oficial a contar del 13 de julio de 2007, cuando se firmó el protocolo de exportación de cerezas chilenas a China.

La más rentable

En la región del Maule las cerezas se tomaron los campos y son el cultivo más plantado, con 17 mil hectáreas. “Cuando llegué hace 22 años a Curicó esta era una zona de manzanas, kiwis y ciruelas”, cuenta el agrónomo René Wünkhaus, socio de Cherry Group Export, la exportadora dedicada solo a cerezas que formó en 2007 junto a otros cinco agricultores.

Conoció tempranamente este fruto, pues antes trabajó en Copefrut, que partió exportando cerezas en la década del 90 y es la segunda del ranking. “Como no existía la tecnología para sacarlas por barco se embarcaban por avión. A principios de la década de 2000 se empezó a exportar vía marítima gracias a los contenedores de atmósfera controlada para prolongar su vida útil”, explica. Todo, porque la cereza, una vez cortada, deja de madurar y sin tecnología dura apenas siete días.

De los contenedores especiales pasaron a las bolsas de atmósfera modificada, pero quedaban con manchitas hasta que a mediados de 2000, surgió la solución definitiva. Ahora se sellan las bolsas con los mismos niveles de oxígeno y CO2 de la atmósfera y llegan sin problemas.

“Se plantan entre las regiones del Libertador hasta La Araucania e incluso Los Lagos, porque necesitan cierta cantidad de horas frío en invierno. Tienes solo cinco días para cosechar, si no lo pierdes todo, porque se deshidratan con el calor. Y luego debes enfriarlas en el packing con agua”, agrega Wünkhaus.

La cereza es la fruta más rentable. “Con 10 hectáreas, si haces las cosas bien, vives tranquilo. Si produces 12 mil kilos por hectárea y lo multiplicas por cinco dólares son US$60 mil. Con un costo de producción de US$20 mil (mano de obra, químicos y maquinaria) te quedan US$40 mil y pagas la inversión con el tiempo”, asegura Juan Carlos Valenzuela, gerente de producción de Dole, que recién hace seis años comenzó a exportar cerezas a pedido de sus productores atraídos por el fenómeno chino y ya es la tercera en el ranking.

Aunque es sensible. Para las lluvias de primavera los que pueden instalan techos plásticos y para las heladas, ventiladores con calefactores. En Dole el 25% a 30% de sus productores cuenta con los primeros; y entre 5% a 10% con los segundos.

Y todo es caro. Wünkhaus desglosa: plantas, riego, preparación del suelo, mano de obra y fertilizantes suman entre US$25 mil a US$30 mil por hectárea (sin incluir precio de la tierra). Techo: US$25 mil por hectárea. Ventilador con calefactor: US$ 10 mil por hectárea.

Y en el caso de Cherry Group, su empresa con logo de letra china, el 50% de sus productores cuenta con techo y otro 50% calefactores desde hace poco tiempo. Porque hace seis años usaban la opción más económica: helicópteros que vuelan a baja altura para revolver el aire y espantar las heladas.

Ser vecino de una plantación de cerezas tiene su costo: el ruido, porque los calfectores tampoco son silenciosos.

Hernán Garcés, el pionero y mayor exportador de cerezas.

René Wünkhaus, socio de Cherry Group Export.

Juan Carlos Valenzuela, gerente de producción de Dole.

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