Dos eran los grandes temas que —al cierre de esta edición— se trataban en la reunión extraordinaria que desde la 9 de la mañana sostenía el Consejo de Rectores en un hotel capitalino en busca de soluciones para el proceso de admisión 2020, que se vio interrumpido tras los desmanes liderados por secundarios que terminaron con miles de jóvenes sin poder rendir la Prueba de Selección Universitaria (PSU) el lunes y martes.

Cerca de 45 mil no pudieron dar Lenguaje, más de 80 mil quedaron sin rendir Matemáticas y 32 mil Ciencias. En Historia fueron 202 mil los alumnos que no la rindieron debido a que se suspendió porque se filtró el examen horas antes.

Mientras ello ocurría, la ministra Marcela Cubillos pidió públicamente a los rectores que hoy resolvieran los caminos a seguir, para no extender la incertidumbre en la que permanecen miles de familias que vieron cómo la fecha del examen se ha postergado en tres ocasiones. “Y una petición más: que las postulaciones se puedan acelerar lo más posible para que todos los alumnos puedan empezar en marzo sus clases con normalidad”.

En la reunión de rectores de esta mañana el tema de mayor relevancia era cuándo y dónde se tomarían los exámenes a quienes no pudieron rendirlos. Según trascendió, el 27 y 28 de enero concitaban el mayor consenso para tomar las pruebas de Lenguaje y Matemáticas.

Sin embargo, el panorama era distinto para el examen de Historia, debido a que logísticamente es muy complejo aplicarla, ya que supone conseguir locales seguros en todo el país (desde Putre a Puerto Williams) y eso no está garantizado. Por ello, se pensaba en suspenderla definitivamente.

Ello llevó a que algunos rectores plantearan que si se suspende Historia, debe tomarse la misma medida en Ciencias para que los alumnos no se sintieran más perjudicados, asumiendo que los planteles deberán modificar las ponderaciones de todas aquellas carreras donde se exigen ambas pruebas para su postulación.

Acercarse a los secundarios

El otro tema que también se habló hoy en la sesión a la que asistieron 30 rectores fue la de tener algún tipo de conversación o acercamiento con los estudiantes de las ACES (los que llamaron a boicotear la prueba) y organizaciones secundarias y universitarias en torno a las modificaciones que deben comenzar a hacerse al proceso de admisión (esta es la última prueba a cargo del Consejo de Rectores, ya que la próxima es responsabilidad de la Subsecretaría de Educación Superior).

La idea de acercarse a los estudiantes fue planteada en la tarde de ayer —en otra reunión plenaria de emergencia que terminó pasadas las 9 de la noche— por el rector de la Universidad de Talca, Alvaro Rojas, quien advirtió que además del esfuerzo técnico y logístico por aplicar las pruebas faltantes, era necesario condenar los hechos, pero acercar posturas con los secundarios para hacerles entender la importancia del proceso actual e invitarlos a ser participes de los cambios para los nuevos procesos de admisión.

Según relataron algunos presentes, dijo que se debe recurrir a soluciones técnicas y políticas. “Hay que hacerles entender (a los protestantes) que la prueba tiene muchas significaciones, entre otras, otorgar ayudas estudiantiles como becas para alumnos de primer año que dependen del puntaje PSU”, señaló el rector.

La postura de Rojas es secundada por otros rectores. Sin embargo, también hubo quienes advirtieron que de hacerlo había que ser tajante en la condena a lo ocurrido para evitar que se interpretara como una negociación con los estudiantes.

Esta mañana, Rojas agregó que “debemos hacer un esfuerzo político para hacerles ver la importancia del proceso en si. Nosotros somos profesores, somos educadores y debemos tener claro que a veces los alumnos se pueden equivocar, que son jóvenes, que pueden tomar malas decisiones. Ahora es cuando debemos apelar a la sabiduría del Consejo de Rectores para hacerles ver que el proceso tiene otras dimensiones y ya está finalizando. Es un llamado a racionalidad, a hacer un mini pacto social”.

Al cierre de esta edición se esperaba que los rectores dieran una versión de los avances de la reunión. Y aunque había contemplado un punto de prensa al mediodía, éste se retrasó hasta las 13 horas.

El llamado de Cubillos

La ministra Cubillos enfatizó en que “como Gobierno y como Ministerio de Educación lo único que nos importa es que esos 300 mil jóvenes puedan terminar su proceso con normalidad”.

Por ello, sostuvo que “lo único que pedimos como Gobierno, para la tranquilidad de esos miles de postulantes, es que ojala hoy se les dé certeza de la fecha, de las formas en que van a poder rendir la prueba, se les den garantías de que la van a poder rendir en paz”.

Respecto del vocero de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces) Víctor Chanfreau, sindicado como uno de los responsables del llamado a boicotear la PSU, y a quien —según anunció el subsecretario del Interior Juan Francisco Galli— se le buscará aplicar la Ley de Seguridad del Estado, sostuvo que “un joven que a cara descubierta llama a la violencia y llama a impedir por la violencia el libre y legítimo ejercicio del derecho de otros jóvenes, tiene que responder y asumir las consecuencias”.

Y detalló que “hemos pedido (al Demre) que dé cuenta de qué medidas se van a tomar para impedir que aquellos jóvenes que participaron en el boicot y de la funa en la fecha anterior, por supuesto, no se les permita seguir participando en este proceso”.

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“La ausencia de un marco institucional adecuado no permite suficiente control de todo el proceso”.

Jorge Manzi

“Al estar tan unida

a contenidos curriculares, segrega a quienes acceden o no a esos contenidos”.

Ignacio Sánchez

“Que se aplique más de una vez al año para quitar la presión a los estudiantes”.

Sergio Urzúa

“Yo creo que este es el último año que se rinde (la PSU)”, admitió el lunes el vicepresidente del Consejo de Rectores, Aldo Valle.

A las críticas técnicas a ese instrumento que vienen acumulándose desde hace años —y que incluso han sido advertidas por varios informes internacionales—, se suma que para el proceso de admisión 2021 (que parte apenas termine el que está en curso) estará a cargo de la recién creada subsecretaría de Educación Superior.

“Pero no seamos ingenuos en pensar que con un mecanismo alternativo a la PSU las desigualdades educativas del país van a desaparecer como por arte de magia. Eso no es así”, advierte Sergio Urzúa.

Y explica: “El instrumento, cual sea, debe identificar y seleccionar estudiantes con capacidades y habilidades determinadas. Es cierto que el sistema de selección universitario tiene falencias, pero pongamos paños fríos a la idea de los hiperventilados que creen que cambiando la PSU va a cambiar todo”.

¿Cuáles son las mayores urgencias para cambiar la PSU?

lUNA PRUEBA MULTIPLES VECES EN EL AÑO. “Debemos apostar a un sistema de admisión flexible y que la prueba de selección, cualquiera sea el nombre o formato, se aplique más de una vez al año para quitar la presión a los estudiantes”, dice Sergio Urzúa.

lEL MARCO INSTITUCIONAL OBSOLETO. “La ausencia de un marco institucional adecuado no permite suficiente control de todo el proceso, le quita sustento, desde quién es la autoridad que decide en qué consiste la prueba y sus objetivos hasta cómo es su funcionamiento y seguridad, ámbitos en los que ha habido déficit”, sostiene Jorge Manzi.

El experto recuerda que el test nació como prueba de un plantel (U. de Chile) que luego fue adoptado por el resto de las universidades, pero siguió siendo administrado por la U. de Chile. Luego, “con la PSU se intentó cambiar haciendo el Consejo de Rectores una distinción, pero nunca asumió completamente. Hay estudios que avalan los cambios, pero no se hacen porque falta una institucionalidad que lo respalde”.

lINCORPORAR UN COMPONENTE DE HABILIDAD O APTITUD. “Al estar tan unida a contenidos curriculares, segrega a quienes acceden a esos contenidos versus los que no. No todos los colegios pasan todos los contenidos”, dice el rector Ignacio Sánchez, de la UC.

Por ello, señala, “se debiera focalizar más en habilidades y competencias, en el talento de los estudiantes, que en el capital cultural de los alumnos que está muy ligado al capital socioeconómico de sus familias”.

Urzúa agrega que “las universidades podrían sumar otros instrumentos para la medición, lo que haría al sistema de admisión más rico al valorar distintas dimensiones. Hay algo muy incipiente cuando se establecen cupos especiales, pero es un sistema muy amateur y poco regulado aún”.

—¿Qué se podría incorporar?

—Textos de propósitos de los estudiantes (capacidad de redacción), comentarios de los profesores, entrevistas con los alumnos. Todo eso permite identificar muchos más elementos diferenciadores en los alumnos que lo que hacemos actualmente.

lEL FIN DEL CICLO. “Los instrumentos cumplen un ciclo y, tras 18 años de aplicación, hay consenso que debemos mirar hacia otro instrumento que considere una mirada más completa del postulante. Seguramente se va a seguir teniendo NEM y ránking, pero la PSU como la conocemos hoy ya no da más”, dice Sánchez.

Urzúa agrega que “hay que pensar en el uso de las nuevas tecnologías. En Estados Unidos muchos de los exámenes de selección universitaria se hacen por computadoras y nosotros seguimos todo en papel. Tenemos un sistema de admisión del siglo XX y tecnología del siglo XXI”.

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