Son las dos de la tarde del martes 24 de diciembre, hay más de 30 grados en el centro de Santiago, y aunque todo el mundo anda apurado comprando los últimos regalos, se dan cuenta de que algo pasa. En una esquina de la Plaza de Armas, un gran grupo de haitianos se alborota en torno a un hombre de casi metro noventa y estampa de Wesley Snipes, el vampiro cazavampiros Blade. El creole comienza a apoderarse de la equina de Puente con Catedral. Entre los colombianos que se cruzan, alguien improvisa una explicación: “Es un futbolista famoso”. Una mujer peruana vuelve a preguntar: ¿pero quién es?, y poco después un carabinero curioso lanza la misma duda.

Por fin un chileno explica: “Es Gazzman Couleur, el cantante de Disip, una de las bandas más famosas de Haití. Esta noche hará un concierto en el Teatro Caupolicán”. Quien habla es Sergio Alcayaga, dueño de la productora debutante Etnia Music y organizador del evento, que lo acompaña en el recorrido.

El tumulto que provoca el músico se debe a que sus compatriotas lo reconocen como una megaestrella del konpa, el clásico ritmo de Haití y uno de los más populares del Caribe. De gira por Estados Unidos hasta su isla natal —y de paso en Chile—, su banda suma cientos de miles de descargas en YouTube y Spotify. Su último disco, Loreya, está entre los más vendidos del Caribe. Disip es la tercera agrupación que Gazzman ha formado durante más de 25 años de carrera artística.

Un camino que empezó en su adolescencia cuando, por una lesión de rodilla, tuvo que dejar el fútbol: “Fue uno de mis primeros amores, mi hermano y mi papá también lo amaban”, contaría más tarde, ya de vuelta en su hotel en Vitacura.

Luego vino la muerte de su padre (a sus cuatro años) y subirse a un avión para vivir con su madre en Miami, donde reside hasta hoy. Fue al colegio allá, se lesionó y recibió la recomendación médica de dejar el deporte por un año. Eso le abrió la posibilidad de dedicar casi todo su tiempo a la música. En 1994 editó su primer álbum como solista, luego formó D'Zine, la banda que le permitió alcanzar sus primeros hits en el mercado musical caribeño. Después Nu Look, hasta 2010 y, ahora DiSip. “Soy el único músico haitiano que ha creado tres megabandas”, dice con orgullo.

***

“He is a people person”, había advertido Elizabeth Paul, la mánager norteamericana de la banda, cuando se vio obligada a cambiar los planes de la jornada. Porque en vez de dejarlo descansar tras la descoordinada agenda de vuelos que tuvieron que superar para llegar a Chile la noche anterior, Gazzman debió acceder al tour por la Plaza de Armas, a un almuerzo por ahí cerca y una conferencia de prensa con los medios haitianos. Elizabeth, que acompaña a la banda hace siete meses, cuenta que el cantante es un pájaro nocturno, que acostumbra a dormir de día y a encenderse en la noche. Él no estaba tan convencido de sacrificar esa rutina para aventurarse en un recorrido que restaría horas al descanso necesario para darlo todo en el show de esa noche.

“No estoy cansado. El cansancio es una cosa mental, ahora solo estoy físicamente exhausto”, confiesa Gazzman. Y luciendo una polera negra estampada con la cara de Johnny Cash, se aventuró al city tour. A medida que avanzaba entre los vítores en creole y abrazos de sus seguidores, posó contento para las selfies, habló con su gente y retribuyó los apretones de mano. La caminata terminó cuando Sergio Alcayaga condujo al grupo al lugar del almuerzo. No los llevó a un restorán, sino a un salón arrendado en un co-work cercano. La idea era ofrecerle un menú haitiano especialmente preparado por el equipo de Etnia Music, pero cuando ya eran más de las tres de la tarde y el pedido no llegaba, el propio Alcayaga tuvo que partir a comprar comida peruana.

En otro salón, la prensa de la colonia se preparaba para transmitir en vivo la entrevista a Gazzman Couleur. El cantante se acomodó, y a eso de las 4:30 de la tarde comenzó la emisión a través de plataformas como Somos historia (un canal de YouTube y Facebook) y Hebdo Tv. En total, esos medios en creole alcanzan a más de 20 mil seguidores dentro y fuera de Chile. La conferencia terminó veinte minutos más tarde, y el músico por fin pudo subirse a la van para volver al hotel a descansar.

—¿Crees que el idioma sea un obstáculo para extender la influencia de tu música a países como Chile?

—Mira, no creo que el idioma sea un gran problema. Yo, por ejemplo, soy un gran fanático de la salsa, de la música cubana, del merengue, pero no hablo la lengua. Yo amo la música, entonces cualquiera que haga buena música me cuenta entre sus fans. Por eso tengo esta polera de Johnny Cash, porque dentro de la música country, es uno de los más grandes. Pero crecí con la música de gente como G- Ti Manno, Bob Marley, Michael Jackson, Alpha Blondy... esos son mis mentores.

—El konpa es un estilo que aún no se populariza en Chile. En pocas palabras, ¿cómo lo describirías?

—El konpa es amor, es muy intenso, es como “hacer el amor” cuando lo bailas...

—¿Qué te parece pasar tu Navidad en Chile?

—¡Me encanta! Este es un país hermoso, la gente acá es muy linda, tengo que agradecerles porque veo que los haitianos somos bienvenidos en Chile. Nuestra gente no siempre se encuentra bien cuando sale del país, hay muchos lugares donde son bienvenidos pero no siempre es así y tengo que agradecerles porque nosotros somos gente muy buena.

***

Son casi las 2 de la madrugada del 25 de diciembre y en la entrada del Teatro Caupolicán se agolpan, vestidos con sus mejores trajes, mujeres y hombres hablando en creole. Llegaron a pasar la Navidad en un encuentro masivo, y se aprestan a entrar para el show de Disip, banda de konpa liderada por Gazzman Couleur, el número estelar de la noche.

El Primer Festival Voces de Haití, que también incluyó DJs y bandas de haitianos residentes, comidas típicas y homenajes a personalidades destacadas —como Steevens Benjamin el actor de la película “Perro Bomba”, y Jean Wild, que encarna cada noche al popular Chetume, en Morandé con Compañía— surgió a partir de la amistad del joven haitiano Lucien Peterson y el ingeniero chileno Sergio Alcayaga, dueño de la productora debutante Etnia Music.

Lucien puso su experiencia en producción y Alcayaga más de 50 millones de pesos de su propia indemnización en una multitienda —la misma en la que trabajaba Lucien— y la de su esposa, Verónica Álvarez, quien fue desvinculada de una entidad bancaria. “Estamos nerviosos, porque es nuestro primer evento, hemos trabajado seis meses en esto y ha sido difícil. Hemos luchado contra viento y marea y por suerte los haitianos están respondiendo”, confiesa Alcayaga.

Es hora del espectáculo final. Los cerca de tres mil asistentes al Caupolicán están en llamas. Tres animadores sobre el escenario avivan al público en creole, y entre sus frases se escucha: “Disip, Disip”, la gente corea. Gazzman y su banda comienzan el show. Se encienden los celulares y pronto se arman algunas parejas que siguen la cadencia del konpa. En el palco oficial, donde se junta lo más granado de la colonia local, una mujer de 25 años comenta que conoce a Disip desde niña, que era uno de los grupos favoritos de su padre, y que le encantan sus letras que hablan de compromiso humano y amor. “Es música con conciencia”, dice. Ella también baila.

La voz y la presencia de Gazzman es poderosa, se nota que disfruta de los grandes escenarios. Horas antes, en la van desde la plaza al hotel, conversaba sobre la idea de volver a Chile.

—¿Conoces el Festival de Viña del Mar?

—Nunca he escuchado de ese festival, pero creo quizás tú nos puedes ayudar a llegar ahí... ¿crees que me puedes hacer esa promesa? Quizás ese sea mi siguiente objetivo en Chile...

LEER MÁS