“Ataques al paradero 14 altera la vida de un par de millones”. Rodolfo Carter,alcalde de La Florida.

“Han sido vandalizados más de 60 semáforos”. Gonzalo Montoya,alcalde de Macul.

“Los saqueos no se han acabado”. Kathy Barriga,alcaldesa de Maipú.

“A nosotros no nos han dado tregua”. Felipe Alessandri,alcalde de Santiago.

A poco más de dos meses del estallido social los eventos graves han bajado desde un promedio de 50 al día a dos o tres en la última semana, según estadísticas del Ministerio del Interior. Pero aún persisten barricadas de tanto en tanto, algunas de ellas utilizadas para cobrar peajes ilegales en sectores periféricos; también subsisten zonas de pedradas en Santiago Centro y de saqueos en Maipú, a parte de múltiples problemas de transporte.

Y es que en comunas como La Florida, Macul, Maipú y Santiago —con cuyos alcaldes hablamos— la vida transcurre en una nueva normalidad, en que los espacios públicos no son lo que eran y donde las municipalidades comienzan a recibir dinero desde el gobierno central, para ir recuperando su semblante.

Según informa el intendente Felipe Guevara, de los $16 mil millones a repartir entre 46 de las 52 comunas de la Región Metropolitana, la mayor cantidad de fondos son para Santiago y La Florida, con cerca de $1.800 millones cada una. No obstante, el alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, estima que las reparaciones de costo municipal sumarán unos $ 4 mil millones solo en su zona.

Los jefes comunales también destacan que sus poblaciones sufren el impacto de las 28 estaciones de Metro cerradas y de 116 semáforos menos, amén de que algunos de sus ciudadanos forman parte de los 45 mil empleos perdidos, incluyendo el “desastre de Bellavista”, donde unas 2.500 personas quedaron cesantes (ver recuadro).

Alessandri: “incidentes todos los días”

“A nosotros no nos han dado tregua, hay incidentes todos los días”, dice el alcalde Santiago Felipe Alessandri. Según la Intendencia, Plaza Italia y sus alrededores es el único foco de violencia diaria que se mantiene a dos meses del estallido social. El sector de Parque Forestal es una prueba de ello, donde prácticamente no quedan veredas, las que fueron picadas por manifestantes para improvisar elementos de enfrentamiento contra Carabineros. En los edificios aledaños cuelgan lienzos que denuncian el uso incesante de gases lacrimógenos: “El derecho de respirar en paz”, “Bienvenidos a Chernobyl”, se puede leer en algunos.

El jefe del Programa de Orden Público de la Intendencia, René Martínez, asegura que el nuevo método de copamiento empleado por Carabineros a partir del viernes 19 de diciembre permite disminuir el uso de gases lacrimógenos. “Se instalan 1.017 Carabineros desde temprano en Plaza Baquedano para evitar que violentistas se tomen el lugar”, remata.

Martínez comenta que Plaza Maipú —además de Plaza Italia— es el único lugar donde aún se producen aglomeraciones de manifestantes que, luego se desplazan generando problemas en el tránsito vehicular. “Pero eso sucede con mucho menos frecuencia”, dice el funcionario de la Intendencia, quien además asegura que “llevamos un tiempo sin saqueos”.

La alcaldesa Cathy Barriga concuerdan en que estos han disminuido, pero advierte que “no se han acabado”.

Ella agrega que como en un comienzo fueron saqueados y destruidos locales en Mall Plaza, se habilitó un sector en Cerro Primo de Rivera donde más de 400 comerciantes instalaron sus boliches con permiso de funcionamiento hasta la media noche del 24 de diciembre. “Ha funcionado bastante bien”, dice la edil, aunque se queja de que por los problemas de movilización, “nuestros vecinos han tenido que acostumbrase a trayectos más largos, a salir antes, a llegar más tardes a sus hogares”.

Rodolfo Carter, alcalde de La Florida añade que en su comuna también persisten “grupos pequeños muy violentos, muy radicalizados y muy organizados para hacer daño a la infraestructura pública”. Por ejemplo, durante el fin de semana pasado del 14-15 de diciembre el paradero 14 de La Florida fue, nuevamente, atacado por un grupo de desconocidos, afectando los semáforos y señaléticas del lugar. “Eso implica que altera la vida de un par de millones de santiaguinos que transitan por ahí, todo Puente Alto, La Florida, la Granja”, sostiene Carter.

En Macul el edil Gonzalo Montoya celebra que ya no se ven “intentos de saqueos y situaciones violentas como ocurrieron los primeros días, donde incluso tuvimos quemas de estaciones de metros”. Pero, al igual que sucede en Maipú, Santiago Centro y La Florida, existen esquinas sin semáforos, que no se pueden reinstalar, porque cuando se ha intentado, grupos de delincuentes los vuelven a dañar: “Han sido (vandalizados) más de 60 en el transcurso del estallido. Lo mas complejo hoy es Macul con Rodrigo Araya, donde no hemos podido reponerlos porque los destruyen”, culmina Montoya. ¿Alguna solución para eso? En Maipú sí: la municipalidad compró semáforos ambulantes, que pueden ser retirados de las esquinas a necesidad y en otras zonas temporalmente trabajan “semáforo humanos”.

Esa solución de semáforos humanos no se usó en Ñuñoa, municipalidad donde la versión pedida a su alcalde Andrés Sarhi la respondió el director de Tránsito José Antonio Villa. “La ley de tránsito no lo permite”, explica Villa. En Ñuñoa “algunos cruces de calles fueron vandalizados en reiteradas ocasiones”, agrega, al tiempo que asevera que los semáforos “fueron repuestos en su totalidad, aunque con algunas fallas menores o con sincronización deficiente. Los tiempos de desplazamiento han aumentado en 20%”.

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Bellavista es uno de los sectores más afectados a nivel comercial por los enfrentamientos entre manifestantes violentos y Carabineros. El intendente Felipe Guevara asegura que 2.900 pequeñas empresas han sido “vandalizadas” y son 2.500 los empleos perdidos, solo en dicho sector. El alcalde de Santiago Felipe Alessandri extiende el panorama negro al Barrio Lastarria, Parque Forestal y Bellas Artes: “He conversado con hoteleros grandes que me han dicho que tienen que cerrar, igual que algunos restaurantes de gran nivel”, lamenta.

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