“La Garra Blanca son miles y miles de personas, ¿cómo van a ser todos delincuentes?”, partió preguntándose Hernán Caffiero (39) hace más de diez años, cuando decidió hacer su tesis de cine documental sobre la hinchada de Colo Colo. Antes que director audiovisual, socio de TriDi Films y autor de Una historia necesaria, ganadora el 2018 de un Emmy a Mejor Serie Corta –la primera producción chilena en lograrlo–, Caffiero es socio del club. Iba de chico al estadio, conocía a la barra, pero sabía que para la mayoría de la gente la GB era sinónimo de violencia, drogas y matonaje. Para él, en cambio, se transformó en un fenómeno digno de estudio.

Su documental Raza brava tuvo tan buena recepción en su entorno que decidió estrenarlo en el cine. Se endeudó con casi veinte millones de pesos para hacer diez copias en 35 mm y el 4 septiembre de 2008 se estrenó en diez salas del país. “El primer día llevamos cinco mil personas”, recuerda.

Pero duró apenas dos en cartelera...

Sí, al día siguiente, los cines de los malls la sacaron. “Es que están macheteando afuera, viejo, están molestando a la gente, se ponen a cantar, a gritar”, dijeron. “Pero a la película de los Doors, quince años antes, la gente entraba con garrafas, fumando pito, ¡y nadie dijo nada! Pero la película se hizo de culto, y fue la más pirateada del año, lo que para mí es un orgullo.

Este año ganaste el fondo más alto del CNTV para una serie de ficción que también se llamaráRaza brava. ¿Por qué seguir con el tema?

La idea de esta serie es contar la historia no solo de la GB, sino también la de los jóvenes del Chile marginal posdictadura. Mostrar dónde quedan estos cabros que lucharon para sacar al dictador y que de repente están en un período de transición en el que no les tocó nada, donde no se sienten representados y la única proyección de triunfo que tienen es el estadio. Dentro de la GB se construye parte de la historia política y social de este país. Su vinculación en los 90 con los políticos de la Concertación y la derecha es heavy. Nos sirve para hablar de la transición, pero desde la lógica de los marginados, y hacer una radiografía de la desigualdad con diferentes puntos de vista, desprejuiciada, y que incluya todo lo que conlleva este tipo de agrupaciones sociales: la violencia, la rebeldía, las ganas de sentirse parte de algo, las drogas, la música.

¿Qué tiempo histórico abarcará?

Va de los años 80 hasta el 2000. Parte con la creación de la GB, el año 86, pero no está enfocada en los líderes, sino en cómo un cabro chico, de pobla, se va metiendo en ese mundo. En Chile se ha mostrado poco al personaje popular urbano, sin prejuicios ni caricaturas, siempre es sobreactuado. Yo quiero que en esta serie los actores se metan a la pobla meses para trabajar y desarrollar el personaje.

Dices que las barras bravas crecen y se potencian por este abandono en el que queda una parte de la población urbana...

La Garra Blanca nació de cabros que iban al estadio porque era el único lugar donde se sentían triunfadores. Tuvieron una activa participación en las manifestaciones contra Pinochet, y cuando supuestamente llega la democracia, todo este fervor acumulado, el desenfreno de ser jóvenes, tenía que liberarse. Fue una explosión, pero se encontraron con una pared. No una pared de plomo ni de fusiles, sino la imposibilidad de desarrollarse y ser parte de algo. Seguían esclavizados, con niveles de desigualdad arrastrados por años, juntando mucho resentimiento. Además, en el estadio experimentaron por décadas toda esta violencia que hoy se ve en las calles con Carabineros. Yo la viví en la barra, yendo a filmarlos. Los palos porque sí, los malos tratos, los accesos a las canchas, ¡es terrible! Una vez me luxé el hombro porque los caballos me tiraron para un lado y el brazo se me quedó enganchado en una reja. Por eso este país necesita generar contenidos donde se establezcan visiones desprejuiciadas y reales de lo que vive la pobla: la única forma de enfrentar los problemas es mirarlos a la cara.

¿Qué encontraste investigando para el documental y la serie?

Que lo que pasa dentro de una galería es lo mismo que pasa en la pobla. La diferencia es que en el estadio hay cámaras y en la pobla no. “Es que en las barras se juntan los delincuentes”, dicen. No, lo que pasa en la pobla se refleja en la galería. ¿Y qué hay en la galería? Un encuentro de voces y de personas que buscan algo que para muchos es alienante, porque es una mezcla de emocionalidad pura e irracionalidad, estar todos juntos para dar vuelta un resultado, para alentar a una figura que los representa. Muchas veces se exacerba eso, pero tiene que ver con otras cosas que están fuera de la cancha, básicamente la desigualdad y la marginalidad. La GB, por ejemplo, lleva como 20 años haciendo navidades para los niños en situación de riesgo. Nunca se ha mencionado, porque eso no vende. Es cierto, no se adecuan a las normas sociales establecidas, pero hay valores que el resto de la sociedad debiese aprender, como la solidaridad y el compañerismo.

Pero muchos las critican por tener una estructura de tintes mafiosos, basada en las amenazas, como se vio ahora con el término anticipado del campeonato.

Me consta que la GB tiene una organización mucho más horizontal, no es una estructura jerárquica como antes, donde sí había lucas entremedio. La cantidad de recursos que había vinculados con los dirigentes hizo que siempre hubiese personas dispuestas a querer ganar más. Y cuando eres capaz de juntar a la política corrupta, que fueron parte del club como dirigentes, con la GB mediante el dinero, siempre habrá personas en la barra que querrán ganar plata o tener poder. Ese vínculo no era aceptado por todos, hay gente que se opuso y se opone a eso, lo que pasa es que no se conoce. Siempre hubo oposición a lo que hacía Pancho Malo, por ejemplo.

La GB ha estado permanentemente en Plaza Italia. También se dice que algunos de sus miembros estarían involucrados en la quema del metro de Pedrero, y fueron garreros los que invadieron un estadio provocando la suspensión del campeonato. ¿Qué opinas del rol que han jugado las barras en el estallido?

Lo que pasa es que la gente de la GB ha sufrido la represión dura de la policía durante toda su vida. No les tienen miedo a los pacos. Son de armas tomar. La lógica de ellos ha sido que no se utilice al fútbol como un elemento distractor de lo que está pasando. Porque no ganan nada. Si lo piensas fríamente: ¿qué gana una barra sin que su equipo juegue? ¡Nada! Si dedican su vida a eso. Yo encuentro de una gallardía notable que hayan encontrado un fin superior que les permita incluso juntarse con los archirrivales de toda la vida, como son Los de Abajo. Eso habla de una lógica del barrista que no se condice con todo lo que siempre se les ha criticado.

Se ha tratado de “limpiar” los estadios de los delincuentes y la violencia, y eso ha significado que suban los precios de las entradas. ¿Qué puede pasar a largo plazo si a quienes ya tenían pocos motivos de identificación o arraigo les quitan el estadio?

Creo que eso no va a pasar. Siento que el fútbol chileno es tan mediocre, que si además le quitas la banda sonora, la película va a quedar como el loli. Las barras son parte del espectáculo. Yo voy siempre al estadio, pero porque me gusta el club. Quiero apoyarlo para que gane y levantarlo cuando va perdiendo. El estadio es un lugar donde confluyen todos, da un sentido de pertenencia, y tiene que existir la posibilidad de que cualquier persona que quiera presenciar un partido lo pueda hacer. Más encima, Colo Colo tiene un mapuche en el pecho, con todo lo que eso implica: la resistencia, la lucha a pesar de ir siempre contra la corriente y lo establecido. Eso es lo que proyectan en su camiseta, y no porque sean mapuches necesariamente, sino porque son excluidos y marginados. Entonces es imposible que se los quites, porque es parte de su vida y, para muchos, lo único que tienen en esta sociedad.

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