Con cerca de 30 sesiones, el niño puede estudiar mejor y a partir de la cuarta se ven resultados”.

Pedro (18) siempre fue un niño distinto. Su madre Michelle Boisier (mamá también de las gemelas Martina e Ignacia de 16 años) recuerda que lloraba todo el día. “Era muy sensible a la luz, a la ropa, a los ruidos, dormía mal. Recién a los diez años un neuropsiquiatra especialista en trastornos de aprendizaje le diagnosticó Síndrome de Asperger”, recuerda.

La dislalia (dificultad para articular palabras), dispraxia (torpeza para ciertos movimientos) y dislexia de Pedro eran producidos por su trastorno. Pero su principal dificultad recaía en sus habilidades sociales. Sin embargo, asistió a un colegio de exigencia académica como la Alianza Francesa. En este establecimiento de Vitacura formó parte de un programa flexible donde no tenía que escribir las pruebas y las podía rendir oralmente. “Igual era complicado porque le costaba articular las palabras. Él tiene una muy alta comprensión de lectura, los estudios no se le hacían difíciles, pero sí la comunicación”, cuenta.

La historia de su hijo motivó a esta arquitecta de profesión y consultora de emprendimientos en People & Partners, a interesarse en el Método Raviv (MR). El año pasado estaba comiendo en casa de unos amigos cuando uno de ellos habló de esta revolucionaria metodología israelí. Se maravilló de inmediato con el método —basado en ejercicios físicos y de respiración— que establece nuevos puentes cerebrales para ayudar a niños y adultos con problemas de concentración y aprendizaje. “Pensé en mi hijo. No lo dudé y pedí que me contactaran con Barak, su fundador. Mi objetivo principal fue traer el método a Chile y a América Latina para impartirlo a instructores y a niños”, dice.

¿Resultado? “Pedro hoy es autónomo, habla tres idiomas y hace una vida normal como cualquier joven de su edad”, dice.

Boisier explica que el MR sube el rendimiento académico por medio de una intervención entre actividad física y aprendizaje cognitivo. “La suma de estas dos actividades aumentan la capacidad de focalización y concentración junto con la conciencia del propio cuerpo. Trabajan conjuntamente los centros visuales, auditivos y motores”, explica.

Este sistema, dice, está basado en la neuroplasticidad donde a través de ejercicios de entrenamiento el cerebro genera neurotransmisores que no producía antes, como la serotonina (control de las emociones), dopamina (función motora) o endorfina (sensación de bienestar físico y mental).

El método —validado por académicos de Oxford como apoyo a terapias tradicionales— se puede aplicar en niños desde los seis años. “Se realiza a través de sesiones semanales e individuales de una hora por mínimo cinco meses. Con cerca de 30 sesiones, el niño puede estudiar mejor y a partir de la cuarta se ven resultados”, dice.

A la fecha Michelle ha trabajado con 25 niños y todos han mejorado su rendimiento escolar. “Son autónomos y se concentran mejor. Algunos han tenido accidentes y han perdido movilidad, pero con el método han mejorado su capacidad de memoria, de habla, escritura y lectura”, cuenta.

Asimismo, ha preparado a catorce profesionales (psicopedagogos, terapeutas ocupacionales, kinesiólogos, sicólogos, entre algunos) quienes se certificarán como la primera camada en el método en mayo de 2020.

Experiencia en Israel

En octubre de 2018, Michelle voló a Haifa (en el norte de Israel) para certificarse en el Método Raviv, convirtiéndose en la primera chilena en capacitarse en este sistema y la única con licencia exclusiva para impartirlo en Latinoamérica. Allá tomó clases personalizadas e intensivas por una semana con Barak (44) y su madre Nili Raviv, quien creó este método hace 20 años cuando a su hijo le detectaron un grado severo de dislexia. Hace unos meses volvió a este país para certificarse.

—Según el Centro de Investigación Avanzada en Educación de la U. de Chile (CIAE) entre 225 mil y 325 mil escolares tienen bajo rendimiento académico, ¿podrían no estar diagnosticados?

—Ciertamente de esa cifra, 125 mil niños podrían tener un Trastorno Específico del Aprendizaje (TA) que involucra alteraciones significativas en la adquisición y uso de la lectura, del razonamiento y de las habilidades matemáticas. La primera identificación para saber si el niño presenta alguna dificultad viene del profesor. Sin embargo, como no existe certeza del acierto de esta primera medición, investigadores del CIAE están trabajando para desarrollar un instrumento que ayude a identificar tempranamente los trastornos específicos del aprendizaje. Esos resultados se verán en dos años.

—La educación tradicional trae consigo el típico modelo donde el profesor le enseña a los alumnos mientras están sentados, ¿cómo el movimiento físico del Método Raviv ayuda en el aprendizaje?

—La creadora del método se dio cuenta de que los sistemas tradicionales no estaban incorporando los nuevos conocimientos relacionados con la biología del aprender. Por eso desarrolló el ejercicio más importante del sistema Raviv, que es la caminata en ocho que construye los puentes neuronales del aprendizaje. En un recorrido por 20 minutos el niño camina como si dibujara el símbolo del infinito poniendo su foco en el control corporal y al mismo tiempo pone su mirada fija en un estímulo visual ubicado fuera de esta figura. Así logra estar atento a su propio cuerpo y aprende a focalizar su atención en otro punto. Esto hace que los niños logren re educar su capacidad de concentración y memoria.

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