El curador estadounidense Dan Cameron (1956) llegó a Chile el 10 de noviembre, justo en medio del estallido social. Tenía dos misiones: curar la exposición “Sed”, del artista chileno Gianfranco Foschino en Matucana 100, y avanzar en el que es su gran sueño: la creación de una gran muestra de arte contemporáneo en Chiloé que llevará por nombre “Alrededores”.

Responsable de levantar la bienal de Nueva Orleans tras la catástrofe del Huracán Katrina y curar las de Cuenca, Estambul y Taipei, Cameron es también recordado por sus iconoclastas exposiciones cuando era el curador jefe del New Museum de Nueva York, uno de los espacios de arte más vanguardistas de Estados Unidos.

Una de ellas, titulada “Extended Sensibilities” (1982), generó controversia al exponer a artistas homosexuales en medio del impacto social y mediático ante la irrupción del sida. Además de su trabajo como curador independiente para el MoMA y el Orange County Museum of Art, el estadounidense es un respetado crítico de arte contemporáneo en medios como Art Magazine, Artforum y Flash Art.

“La democracia chilena está demostrando su solidez y vitalidad con las manifestaciones”, dice sobre lo que ha visto en su estadía. “No creo que la violencia sea útil en estos casos, pero la impresión más grande, de que los chilenos están unidos por la necesidad de una nueva Constitución, es muy inspiradora. De hecho, creo que Chile ofrecerá un nuevo modelo de democracia al resto del mundo”.

—¿Qué rol cumple el arte en este contexto?

—El arte en sí mismo tiene diferentes funciones en estas situaciones. Yo creo que el hecho de que miles de manifestantes hayan recurrido a la creación de carteles y grafitis para expresar sus preocupaciones es en sí una prueba de que la creatividad es una herramienta universal en las crisis sociales. Es un momento histórico y el nuevo arte que surge de la necesidad de las personas de expresarse es muy inspirador. Me ha llamado la atención ver carteles maravillosos hechos por personas que no parecieran identificarse previamente como artistas. Eso es muy poderoso. En un tiempo relativamente corto, los chilenos querrán regresar y encontrar algo para conectarse en relación con esta crisis. El arte es el depósito ideal de esta memoria.

“Estoy enamorado de la isla”

En su visita, Cameron ha recorrido Chiloé y se ha reunido con artistas locales para lo que será “Alrededores”, un ambicioso proyecto internacional. “Será una exploración del arte contemporáneo en relación a las tradiciones y arte de Chiloé. Mi deseo es hacerlo real en dos años, durante el verano de 2022”, confiesa el curador, quien se interesó por la isla en los 90 gracias a su amigo Eugenio Dittborn, Premio Nacional de Artes Plásticas 2005.

“Visité Chiloé por primera vez el 2014 y he regresado cinco veces desde entonces. Estoy completamente enamorado de la cultura de la isla, con sus comunidades rurales y su arte tradicional. Chiloé es un lugar que se puede ver muy beneficiado por la atención que suelen recibir este tipo de proyectos”.

—La bienal de Nueva Orleans contribuyó a levantar la ciudad después del Katrina. ¿Ayuda el arte al desarrollo económico y turístico de un lugar?

—El objetivo es expandir el turismo cultural existente de Chiloé para incorporar un ‘recorrido' por toda la isla de sitios de arte que los lugareños y los residentes de temporada pueden tomar en su tiempo libre. Tengo la esperanza de que el mundo del arte chileno encontrará que vale la pena hacer el viaje.

—¿Qué te interesa del arte chilote?

—La variedad de obras de arte realizadas en Chiloé es bastante amplia, por lo que es difícil generalizar, pero en este momento estoy muy interesado en Anelys Wolf, Rafael Lara, Sylvia Rivera, José Treviño, Andrés Ávila Espinoza y, por supuesto, Guillermo Grez, quien es una especie de gurú para la generación posterior a él. Hay otros cuyo trabajo recién estoy conociendo. Los artistas chilotes parecen ser ferozmente independientes en relación con lo que podamos considerar los principales debates artísticos chilenos y estoy impresionado por esa autosuficiencia.

—¿Cuáles han sido los mayores obstáculos para poner en marcha el proyecto?

—No estoy seguro de llamarlos obstáculos, pero es una isla con una cultura muy particular, por lo que, naturalmente, habrá cierta desconfianza hacia los extraños. Lo que encuentro especialmente gratificante es que una variedad de chilotes me hacen muchas preguntas detalladas sobre lo que hacen los curadores y qué son las bienales, porque claramente el mundo del arte contemporáneo es algo bastante exótico para las personas que viven allí.

—Entiendo que fue Eugenio Dittborn quien te habló primero de la mitología chilota…

—Estoy fascinado por la mitología chilota porque hay verdades más profundas que siempre son parte de las historias que nos contamos. También creo que debido a que la historia de Chiloé se superpone, pero no es idéntica, a la de Chile continental, algunos de estos mitos son realmente una forma diferente de hablar sobre tradición e historia, y por esa razón son tan reales como la Historia que leemos en libros.

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