Una de las formas de sobrepasar el cáncer fue escribir un libro. Carola Paulsen, cuando supo que tenía cáncer de mamas, sintió que estaba “frente a una montaña y no sabía cómo subirla”. Pero venció la enfermedad, y como todo artista, transformó ese período con creatividad y nació el libro «¿Y por qué a mí no?». “Ahora siempre les digo a las personas que tienen una enfermedad que escriban o dibujen, porque en la creación uno se eleva”, cuenta la actriz.

La narración comienza cuando se entera de su enfermedad y lo va intercalando con escenas de momentos emocionales de su vida. Y uno de esos hitos importantes fue cuando tenía 10 año, en 1983, y vio cómo llegaron militares al barrio en que vivía, en la calle Roberto Guzmán con Fuenteovejuna, porque buscaban a integrantes del MIR: “Se escucha un estruendo salvaje, porque detonaron una bomba. Y viví eso, metida debajo de mi cama, con los militares en mi patio, disparando”.

Carola se define como una persona optimista y el humor también es su forma de enfrentar las dificultades. Y tras escribir, hoy estrenará la obra “La sonrisa en la cicatriz” (Teatro La Comedia), una comedia negra, unipersonal, inspirada en su texto.

—Ver a militares en tu casa, siendo tan niña, debe haber sido una experiencia muy fuerte. ¿Fue un madurar repentinamente?

—Ahí recién desperté a lo políticamente humano, a entender lo que estaba sucediendo en la dictadura. Fue un abrir los ojos a los 10 años. Y eso sale en el libro. Y en el fondo, la vida es así, te ríes, pero también lloras. Te conmueves. Y desde ahí me gusta crear.

“La montaña que se me viene”

—¿Fuiste descubriendo cosas de ti al escribir el libro y al crear la obra?

—Sí, cuando estaba escribiendo me di cuenta de cómo me tomé, de chica, a los 5 años, la relación con mi padre. Y con la obra, cuando la Carla Zúñiga (actriz encargada de la dramaturgia) me dice que hablemos del romanticismo, fue un golpetazo también. Porque sí po', la verdad es que soy súper romanticona. Y qué loco que vio eso, pero a la vez, qué bueno que lo vio, porque es otra de las cosas de las que tengo que tomar consciencia. Y qué mejor que riéndome de mí misma.

—Mencionabas a tu papá. ¿Cómo era tu relación con él?

—Mi viejo era gerente general de la Caja de Amortización, hasta que llegaron los Chicago Boys y todo cambió. Entonces, nos tuvimos que ir de la casa. Y veo a mi viejo llorando, con una desolación, mientras estaba la gente sacando los muebles. Y cuando estaba escribiendo, empiezo a sentir qué le pasó a esa niña, al ver a ese gran padre a quien adora hecho mierda, cansado, decepcionado, sin esperanza. Comprendí muchas cosas. Cómo justificaba a mi padre, cómo justificaba hasta los hombres de mi vida. Fuerte.

—Con esos aprendizajes, ¿hay algo en ti que te hace llevar lo que está pasando en Chile de forma diferente?

—Es fuerte porque hay una especie de autocuidado que quizás no haya tenido antes. Sí he estado triste, un poco angustiada. Al principio me dio esperanza y dije “wow”, qué bien los jóvenes. Pero he sido consciente y me he escuchado y respetado. Y por eso no podía hacer mi obra sin contextualizar con lo que está pasando. Ahí también va a estar mi grano de arena.

—¿El miedo que sentiste al saber el cáncer, es el mismo al que sientes ahora con lo que pasa en el país?

—(Piensa unos segundos) Es heavy, no lo había pensado. Sí, es un poco parecido. Sabes lo que es parecido, que cuando a mí me dijeron el día que tenía cáncer de mamas, lo primero que dije fue: “La montaña que se me viene, cómo la voy a subir”. Eso es lo que me acuerdo. Y a lo mejor es eso lo que siento: “¿Cómo vamos a subir esta montaña?”. (Vuelve a quedar en silencio y reflexiona) Unidos. Lo único que quiero es que estemos unidos.

—Ahora, tú le ganaste al cáncer. ¿Hay un aprendizaje ahí que ayude a todos a sobrepasar esta montaña?

—Sí. Son cosas diferentes. Pero, yo te podría decir el amor. La unión, la consciencia de la empatía. Pero si me lo pones en paralelo con la enfermedad: yo nunca estuve sola. Y la fe. Si me preguntas por el país: que abunde el amor en el gobierno. Que cuiden el país. Tengo fe que se disuelva la violencia. Eso es lo que me movió siempre a mí, ¿por qué no a los demás?

—¿Tienes sueños por cumplir?

—Sí, mis sueños se resumen a vivir en paz, como la canción. Mi sueño es estar tranquila, vivir en paz. Con todo lo que está pasando, todos los cambios que uno quiere que sucedan, es para eso, para estar tranquilos.

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