Una mujer se lanza al Estrecho Golden Gate. Un prisionero intenta escapar de la cárcel más segura del mundo. Un policía persigue en su automóvil a un peligroso mafioso. Una millonaria mujer en bancarrota debe comenzar de cero. Un político y activista gay es asesinado a tiros. ¿Qué tienen en común estas historias? Una sola cosa: San Francisco, California.

Esta ciudad ha sido amada y odiada, con un pasado timbrado por terremotos, contracultura y derechos civiles. Pero probablemente es una de las ciudades más bellas de Estados Unidos. Y el cine lo sabe. Por sus calles se han filmado más de 250 películas y quizás quedemos cortos con la cifra. Póngase cómodo y saque el pop corn, porque iniciamos el recorrido por San Francisco en 5 películas.

lVértigo – Alfred Hitchcock (1958)

James Stewart es un policía retirado que sufre de vértigo y ha sido contratado por un amigo para que investigue a su esposa Madeleine, interpretada por Kim Novak. En una de las escenas más icónicas del suspense, el exdetective rescata a la mujer, que se ha lanzado al canal de San Francisco. El único testigo de este rescate es una obra excelsa de ingeniería y un clásico de California: el Puente Golden Gate. Visible desde muy lejos, su tonalidad naranja bermellón contrasta con los colores diáfanos del cielo y embellece el trayecto de miles de personas que diariamente cruzan la bahía. Y si a usted le gustan los datos curiosos, aquí va uno: gracias a su longitud, los alambres que forman los cables principales del puente podrían dar la vuelta al planeta ¡3 veces! Para obtener la foto perfecta, un buen lugar es el Mirador H. Dana Bowers, ubicado a un kilómetro hacia el norte del Golden Gate. Y otro lujito de la película: la casa de James Stewart estaba en Lombard Street, la calle más sinuosa del mundo. Aunque el final de “Vértigo” no es tan feliz, Hitchcock logró perpetuar a través de su lente dos de las postales más características de San Francisco.

lBlue Jasmine – Woody Allen (2013)

Tras el suicidio de su marido, una mujer queda en bancarrota y se ve obligada a renunciar al lujo neoyorquino para radicarse en San Francisco. El personaje, interpretado por Cate Blanchett, llega a vivir a Haight Ashbury, el barrio hippie de la ciudad. En los 70 fue el corazón contracultural del “flower power” y el hogar de Janis Joplin y Jimmy Hendrix. Hoy, las huellas hippies cubren casi todos los rincones de Haight Ashbury y se funden con la elegancia de casas victorianas, con colores tan vivos que parecen pintadas al óleo. Aquí, las tiendas son las reinas de la calle, y si usted busca vinilos de culto, ropa vintage, bares alternativos y mercados orgánicos, este es el paraíso. Para los melómanos, una visita obligada: la disquería Amoeba Music, capaz de retenerlo el día entero buscando reliquias. Scott McKenzie cantaba: “Si tú vas a San Francisco, asegúrate de usar flores en tu cabeza”. Quizá no sea necesario usarlas hoy, pero en Haight Ashbury aún se respiran resabios de una época donde el amor libre era la única ley imperante.

lLa fuga de Alcatraz – Don Siegel (1979)

Clint Eastwood es un criminal, que luego de fugarse de otras cárceles es enviado a la prisión más segura del mundo: Alcatraz. Con la ayuda de utensilios comunes, logra hacer un agujero en la muralla y escapar junto a otros dos presidiarios (o al menos eso es lo que se cree). Este famoso calabozo se encuentra en la isla de Alcatraz, a dos kilómetros de la costa de San Francisco, y albergó a los asesinos más peligrosos de la época, entre ellos al mismísimo Al Capone. Hoy es una de las atracciones turísticas más populares, después del Golden Gate. La única forma de llegar es en los barcos de Alcatraz Cruises, que salen cada media hora desde el Muelle 33. La experiencia es escalofriante, pero magnética. El visitante recorrerá el mismo camino que los reclusos, comenzando por la sala de duchas. La audioguía será clave para escuchar los testimonios de presos reales, que lo acompañarán por el pabellón de las celdas, los calabozos del castigo, el despacho del alcaide y un largo etcétera. Camine con calma, conmuévase con el sombrío paseo y agradezca su libertad, mire que ser prisionero de Alcatraz en aquel tiempo no tenía nada de turístico.

lBullit – Peter Yates (1968)

Steve McQueen es un policía que debe investigar el misterioso asesinato de un miembro de la mafia y perseguir (literalmente) a los posibles culpables. Esta es una gran película de persecuciones y una buena excusa para conocer North Beach, el coqueto barrio italoamericano, ubicado junto al Chinatown. Es muy recomendable llegar en tranvía —otro imperdible— y bajarse en “Washington Square”, el punto de partida para dejarse seducir por la Avenida Columbus. Si caminamos hacia el sur, llegaremos al fastuoso rascacielos “Pirámide Transamerica”, si es que los restoranes y heladerías italianas no nos detienen antes. De noche, Little Italy se convierte en un vecindario bohemio, flanqueado por bares, clubes de jazz e incluso una “zona roja”. Para los lectores impulsivos, una cita recomendada: Librería City Lights, la primera casa editorial de Jack Kerouac, Allen Ginsberg y William S. Burroughs (¡ni más ni menos!). Si quiere degustar este barrio, súbase al Ford Mustang de Bullit. Eso sí, abróchese bien el cinturón.

lMilk – Gus van Sant (2008)

Sean Penn es un activista gay, que tras años de dificultades logra convertirse en el primer funcionario elegido de California abiertamente homosexual. Aunque de triste final, esta película —basada en la vida de Harvey Milk— es un retrato perfecto de uno de los barrios más entretenidos (y caros) de San Francisco: Castro. Parece una pequeña república independiente, donde flamean cientos de banderas LGTB por todas sus tiendas, terrazas y viviendas. De corte liberal (el nudismo era permitido hasta el año 2013), Castro propone una experiencia integral, donde restoranes de alta cocina se mezclan con teatros, cines y tiendas de ropa exclusiva. Una recomendación cultural: el Teatro Castro, mítica sala de cine y visita requerida para cinéfilos con paladar exigente. Déjese llevar por sus calles, que con alegría abrazan colores y personajes entrañables, en un ambiente festivo y propio del orgullo gay.

Cinco películas es insuficiente para capturar la esencia de esta ciudad, pero es un buen inicio. Valgan las menciones honrosas como “El Graduado”, “Mrs. Doubtfire”, “Harry el Sucio” y tantas otras. Mientras tanto, San Francisco continuará escribiendo su propia historia, cuyo guion está lejos de acabar.

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