Estamos a casi dos meses de entrar a la tercera década del siglo XXI, y los desafíos que tenemos como país y como humanidad son de grandes dimensiones. Uno de ellos, reducir la emisión de gases contaminantes para aplacar el calentamiento global. Otro, pensar en nuevas formas de producción y de asociatividad, para dar paso a un modelo de desarrollo armónico y sustentable.

Si hay una organización que cruza a ambos objetivos en Chile son las cooperativas eléctricas. Primero, pues una de las cosas que debemos hacer para paliar la crisis climática es avanzar con fuerza hacia la electromovilidad. Algo que en el Senado estamos revisando con detalle a propósito de la tramitación del proyecto de eficiencia energética. Y en eso las empresas eléctricas, y en especial las cooperativas tienen un rol central.

Y en segundo lugar, porque una orgánica como la de una cooperativa es un ejemplo de cómo las personas se pueden asociar poniendo por delante el bienestar común. Las cooperativas reinvierten sus utilidades para brindar un mejor servicio, llegan a lugares donde las empresas tradicionales no están presentes y expresan un modelo de organización horizontal, mucho más conectado con los tiempos que corren.

Es un honor para mí saludar a la Federación Nacional de Cooperativas Eléctricas, que desde 1963 representa a estas cooperativas que nacieron en la década del 50, justamente para dotar de electricidad a las zonas que estaban quedando más rezagadas del desarrollo.

Cuán importante fue ese empuje para nivelar en algo la cancha del crecimiento en el siglo XX. Y si lo pensamos bien, ese rol en el siglo actual se vuelve trascendental, pues mediante la electricidad las personas se conectan a sus computadores, celulares y aplicaciones. Sin electricidad, no hay conectividad posible. Y sin conectividad, las desigualdades se expanden.

Chile tiene los mejores indicadores del continente en cuanto a conexión digital. Parte de eso también se lo debemos a las cooperativas eléctricas, que permiten que la electricidad sea un patrimonio común.

Quiero felicitar los esfuerzos que se están haciendo en materia de energías limpias, mediante la creación de plantas de energía fotovoltaica, y la instalación de paneles captadores de energía solar a algunos de sus asociados. A propósito de la COP25 que se desarrollará aquí en diciembre, hay una frase que no podemos olvidar: cada acción cuenta a la hora de salvar el planeta.

Creo que las cooperativas eléctricas están haciendo muchas acciones que deben ser destacadas. Espero que sigan creciendo y aportando al Chile actual con la misma fuerza con la que ayudaron a cimentar las bases del país que hoy conocemos.

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La Cooperativa Rural Eléctrica Río Bueno Ltda., Cooprel Ltda., fue creada el 24 de noviembre de 1948, y nace de la iniciativa de un grupo de agricultores de la zona que se unieron por la necesidad de contar con un servicio de energía eléctrica, lo que hasta ese momento era individualmente inalcanzable y que el tiempo y el progreso exigían a los habitantes de las zonas rurales.

El 28 de abril de 1992, mediante el Decreto Supremo N° 225 del Ministerio de Hacienda se otorgó a la cooperativa, la concesión para realizar el servicio público de distribución de energía eléctrica en las comunas de La Unión, Río Bueno, Lago Ranco y San Pablo, transformándose así en un servicio de primera necesidad.

Ya han pasado 70 años llenos de desafíos y cambios, los que han permitido darle un impulso al desarrollo y progreso de las zonas rurales, mejorando la calidad de vida y el aumento de la producción agrícola. Cada año, la electricidad se ha incorporado más a los procesos productivos en las zonas agrícolas, lo que la ha convertido en un bien de uso básico. De esta manera, la electrificación rural entregada por la cooperativa ha permitido que se generaran nuevos polos de desarrollo, lo que les ha significado a los usuarios incrementar sus ingresos al generarse pequeñas industrias agrícolas.

Para mejorar los niveles de calidad y continuidad del suministro eléctrico, se ha debido invertir cada vez más en equipos de distribución para redes de media tensión y baja tensión, cambios en el tendido eléctrico y en tecnologías de control, monitoreo y protecciones de distribución más modernas, así como fuertes programas de inversión relacionados con el manejo del roce y mantención de la faja de seguridad y del control de las pérdidas no técnicas.

Hoy, Cooprel suministra energía eléctrica a las zonas rurales de las comunas de La Unión, Río Bueno y Lago Ranco en la Provincia del Ranco, y un sector de la comuna de San Pablo en la Provincia de Osorno. En su conjunto posee más de 1.700 kilómetros entre líneas de media y baja tensión, sirviendo a un total de 7.388 clientes, de los cuales 3.283 son socios, existiendo además en la actualidad, 05 clientes libres.

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