Llegó a Canadá hace poco más de una semana. El primer día se probó el vestuario, y al día siguiente ya estaba grabando. Antonia Zegers está participando por primera vez en una película fuera de Chile. Apenas supo que sería parte del elenco de la película “Cosmic Dawn”, tomó sus maletas y se fue para quedarse 17 días cerca de Toronto. La película, producida por Fidelio Films, quienes trabajan haciendo series y películas para Amazon y Netflix, cuenta la historia de una mujer que dice que su madre fue abducida por extraterrestres. Nadie le cree, hasta que llega a una secta. Esa secta es liderada por el personaje de Zegers.

Y para prepararse en su primera producción internacional, la actriz pasó varios días previos a la grabación viendo documentales como “Wild wild country”. “Es increíble lo que pasa cuando muchas personas se juntan y creen en algo. Porque pasan cosas muy extrañas”, cuenta la actriz, quien agrega que, viendo esos documentales o recordando incluso casos en Chile, fue entendiendo mucho más a su personaje.

—Con tan poco tiempo de preparación, ¿en qué te enfocaste para representar a una líder de una secta?

—La protagonista de esta película es una chica francesa, que su madre fue abducida y nunca le creyeron. Y se mete a una secta y se encuentra con gente que vive en este lenguaje. Y mi personaje es la líder de la secta, es muy mística, muy extraña. Ya le estoy encontrando su lógica.

—¿Cuál sería esa lógica?

—Lo que pasa es que, en el proceso de construcción del personaje, lo hice viendo muchos documentales sobre sectas, como “Wild wild country”, y muchos más. Y es increíble lo que pasa cuando muchas personas se juntan y creen en algo. Porque pasan cosas muy extrañas.

—En Chile incluso hemos visto casos así.

—Claro, me recuerdo una persona que decía que se iba a acabar el mundo y que tenía contacto con los extraterrestres. Y tenía gente que la seguía. Al ver estos documentales, te das cuenta de que cuando mucha gente cree en algo, pasan cosas. Pasan cosas paranormales. Y yo no sé si es la fuerza de la mente humana o que efectivamente hay un traspaso de lo que uno comprende como real y entras en otras dimensiones. No lo sé.

—¿Por qué crees que a veces buscamos respuestas a cosas de la vida en líderes, y buscamos a alguien que nos guíe?

—Me acabas de dar la respuesta en la misma pregunta: es como una condición humana el querer agruparse. Uno se agrupa familiarmente. Nos agrupamos de distintas maneras. Pero siempre se busca la sensación de manada, de pertenecer a un grupo de muchas almas humanas. Puede ser un poco eso.

—¿Tendrá que ver con el individualismo, que hace que personas se sientan solas?

—Sí, y también hay como vacíos internos, que a veces se llenan en un grupo. Y eso pueden ser grupos políticos, espirituales, afectivos. Pero hay una sensación de que se necesita el grupo, la comunidad, la manada.

—Llegar a Canadá a grabar, con apenas un día de conocer el equipo de rodaje que en su gran mayoría habla inglés, ¿debe ser un tremendo desafío o no?

—Sí, es primera vez que trabajo fuera de Chile, así que ha sido un inmenso desafío, por múltiples razones. Vine por 17 días, sola, para grabar todo lo mío, así que va a ser bien intenso. Y nada, obviamente aterrorizada, pensando qué va a pasar. Pero hay un equipo muy buena onda, muy amables todos. Todos entendiendo que me estoy tirando a la piscina. Llegué un día antes de comenzar mis grabaciones, me probé el vestuario y al día siguiente ya estaba actuando. Lo que fue muy kamikaze.

—Con tanto trabajo y vértigo, cuando tienes tiempo libre, ¿cómo te gusta desconectarte?

—Amo andar en bicicleta. Para mí el espacio de la bicicleta es un espacio de resistencia, de salvación propia. Me importa el contacto con la gente, hablar con las personas. La naturaleza siento que es un gran refugio para salvarse de la abstracción que es la tecnología que te da una sensación de estar con gente sin estar con la gente. Para mí, salvarme de eso tiene que ver con lo real, con la naturaleza, andar en bicicleta y sentir el viento en la cara.