Alfonso Ríos Larraín (70) fuma. Dice que 10 cigarrillos diarios. En las dos horas que duró la entrevista consumió tres. Padre de cuatro hijos —un abogado, dos periodistas y una actriz—, su padre y abuelo fueron parlamentarios conservadores,fueconcejal de Vitacura y excandidato a diputado en Aconcagua. Ex-UDI, se declara abiertamente de derecha, de los republicanos de José Antonio Kast. Vive en el último piso de un edificio en Providencia, frente a la tristemente célebre iglesia de El Bosque, pero no cruza, porque es creyente en Dios pero no de misa: “Mi esposa reza por los dos”. Y dice ser sensible con los animales: “Me convidaron a una caza de zorros en Melipilla, pero acepté con la condición de que lo acorraláramos, pero sin matarlo. Y se respetó”.

Hoy es el presidente de Agropetorca, un gremio regional de agricultores que agrupa a los palteros de la zona norte de la Región de Valparaíso. Con ese cartel, ha debido lidiar entre radios, diarios y matinales de televisión para explicar por qué sostiene que ellos no son los culpables de la sequedad de los valles de Petorca y La Ligua. Y de paso, comentar la crisis hídrica, responderles a movimientos ambientalistas —algunos de los cuales como Modatima, del activista Rodrigo Mundaca, ve como archirrival— y opinar sobre el cambio climático, juicios por los que en redes sociales fue tildado de negacionista.

—¿Existe el cambio climático?

—Sí, claro. Lo estoy viendo. Lo siento.

—¿Cree que el hombre lo provocó?

—No. El cambio climático iba a ocurrir de todos modos, como hubo muchos cambios climáticos sin estar el hombre sobre la faz de la Tierra. No es antropogénico, como se dice.

—Pero la temperatura del planeta está subiendo, ¿no?

—Lógico. Este es el cuarto cambio climático que viene con calentamiento global, como hubo cambio climático cuando murieron los dinosaurios, por enfriamiento global. Y no existía el hombre, así que habría que llamarlo dinogénico. El hombre obviamente ha incidido en agravar el calentamiento global, pero no lo provocó. Creo también en otra teoría: Los periodos de sequía son cada vez más largos, y los entre sequía y sequía cada vez más cortos. Entonces, si hubiera un impacto humano determinante en el tema, habría una sequía permanente y creciente, y no habría años de paréntesis (2015, 2016 y 2017) que sin que el hombre hiciera nada, la sequía terminó y hubo agua.

—Si hablamos de líderes globales en esto, ¿usted se posiciona en la línea de Trump, de Bolsonaro, de Macron?

—A mí me gusta poco matricularme. Bolsonaro es criticado principalmente por el tema de la Amazonía.

—Bolsonaro de frentón no cree en el cambio climático.

—A lo mejor lo niega, pero claramente niega que haya efecto humano en el incendio de la Amazonía. Yo creo que sí hay.

—¿Y qué le dice Greta Thunberg?

—Poquito. Porque creo que lee el teleprompter, que hay mano adulta ayudándola. Y han usado a esta niñita, pero el efecto ha sido superpositivo, ha llamado a las conciencias.

—Pero está bien que llame a las conciencias, ¿o no?

—Está bien. A ver, lo que diga Trump sobre Arizona o la Greta Thunberg o el financiamiento que pueda tener detrás no es lo relevante. Hay mucha gente que dice que está (el magnate George) Soros detrás, y creo que sí es muy común encontrar a grandes empresarios que financian movimientos ambientalistas que, si los apuras, están en contra pero lo hacen para protegerse ellos mismos. La primera ONG que sacó un informe sobre Petorca fue Danwatch, que se dedica a temas ambientales y es financiada 100% por fondos del Estado danés. Y por qué. Porque Dinamarca tiene problemas ambientales en Groenlandia. ¿Qué hace? Financia estas cosas para tapar sus propios errores.

—A propósito, ¿está de acuerdo con el abogado Fernando Barros, cuando lamenta que el empresariado valide la cumbre COP25, pues su discurso es contrario al modelo de desarrollo?

—Cien por ciento. Básicamente porque conozco a estos grupos ambientalistas. Sé perfectamente lo que quieren y quienes los constituyen. La gran mayoría de los que van a venir son burócratas internacionales, es gente que no sabe cómo se producen las cosas. Además, tengo la seria sospecha de que van a llegar 25 mil de estas personas y vienen con las resoluciones ya escritas. Lo que se resuelva en Chile va a ser un afinamiento del discurso de la misma Greta Thunberg o de algún medioambientalista de cierta relevancia internacional. Pero no conozco a nadie que se vaya a parar en el foro a decirles lo que yo he dicho, por ejemplo, sobre el calentamiento global y el cambio climático.

—Usted a los ambientalistas los llama rojos vestidos de verde.

No a todos. Algunos. A mí me gusta la ecología seria.

—¿Quién hace ecología seria?

—No sé. Pero tú te das cuenta cuando estás leyendo de una ecología científica exenta de ideología. En Greenpeace veo menos ideología que en movimientos más pequeños, pero bastante bien financiados, como Modatima. Y van a venir otros. La COP25 va a ser un incentivo, van a crecer como conejos.

—¿No hay ecologistas de derecha?

—Creo que los hay. Conozco gente que es protectora. Pero, ¿a qué le llamas ecologista?

—A quien pone por delante…

—¿Que son más importantes las tortugas que el ser humano?

—Que supedita, por ejemplo, el crecimiento al cuidado del ambiente.

—¿A costa de la pobreza? Ese es un ecologista ideológico. Desde que el hombre nace, interviene la naturaleza. Para sobrevivir hay que intervenirla. Negar esto es ser negacionista. Hay que intervenirla bien, en forma sustentable, para no comerse todo en una generación y les quede a los otros. Es perfectamente compatible con el crecimiento económico razonable.

Clima y agua

—Todos hemos visto la emergencia hídrica en Petorca. A su juicio, ¿cuál es la razón de la falta de agua?

—La principal razón es geográfica y climática. La climática es evidente: ha llovido poco o nada en los últimos dos años. Y la geográfica: la cordillera que tenemos es muy baja, por lo que acumula muy poca nieve. Y tenemos dos ríos, Ligua y Petorca, que son ríos pluviales, no nivales. Si llueve, hay agua, y si no, no hay nada de agua. La fuente de abastecimiento hídrico es por lo tanto 95% subterránea. Y por eso se necesita hacer pozos.

—¿Cuánto han aportado los agricultores a esa escasez?

—Siempre hay un grado. Cuando consumes agua para regar, obviamente sacas agua de los valles. Pero aquí hay bastante mito. Se ha dicho que la agricultura ha secado los valles y ha dejado a la población con escasez de agua. Es absolutamente falso. En Petorca, a pesar de la sequía, hoy tenemos un balance hídrico de entre 2.800 y 3.000 litros por segundo. Con 250 a 300 litros de esos 3.000 litros abasteces todo el consumo humano. Entonces, agua hay. Pero está muy mal distribuida geográficamente. En Petorca, entre 60% y 70% del agua potable es abastecida por APR (sistemas de agua potable rural). Y es obligación del Estado encontrar la fuente como la infraestructura del APR. La inversión estatal en los últimos 40-50 años ha sido muy baja, casi nada. ¿Por qué? Porque había agua. Pero el agua no es permanente, hay que cuidarla y mantener los pozos a la profundidad correspondiente.

—O sea, es responsabilidad estatal.

—En el informe que sacó Agropetorca en noviembre del 2018, el promedio de profundidad de los pozos en La Ligua era de 14 metros; en Petorca, de 12 a 14 metros. Y en Cabildo, 29 metros. O sea, son casi pozos noria. Si haces un pozo en tu casa, vas a encontrar agua a 10 metros, a pesar de la sequía. Y si no se encuentra agua, hay que buscarla más abajo.

—¿Por qué cree que la crítica se centra en los palteros?

—Por una campaña odiosa, desinformada, mucho más de mala fe que de ignorancia, que viene ya de bastante tiempo. Yo tengo una visión política. Creo que esta gente, que en el espectro está ubicada en la extrema izquierda, ha tenido que buscar un motivo para destruir lo que ellos llaman el modelo. Y generalmente estas avanzadas medio revolucionarias en la humanidad han partido por los sectores más débiles, que son los agrícolas.

—La crítica a los palteros viene también de un tema visual. Uno se para en Petorca y puede ver un cerro lleno de paltos, verdísimo, y al lado un desierto.

—¿Has estado en Copiapó? ¿En el Valle del Elqui? Si no le busquen la quinta pata al gato. Un acuífero es un embalse subterráneo más o menos homogéneo. Entonces, si pinchas en un lugar, vas a encontrar agua a determinada profundidad. Vas a 200 metros y pinchas y también vas a encontrar agua. En Petorca, no hay este acuífero homogéneo, sino que son venas que salen en cualquier dirección.

—O sea que la diferencia es que el señor del lado verde encontró agua y el del lado baldío no encontró.

—Si es el mismo campo. Esa es la otra mentira que ha propagado esta gente. Muestran una foto donde dicen: Miren, este desgraciado tiene este campo verde y al lado, seco. Varias veces todo ese campo es del mismo dueño que, como se redujo la cantidad de agua, tuvo que regar lo que podía con el agua que tenía y concentró esa agua en una parte del campo. Así que el desgraciado es el mismo.

—¿Y cuando son campos distintos?

—¿No te parece raro que la persona que tiene agua aquí, no encuentre agua acá? (indica con el dedo en un mapa imaginario) Salvo que el de aquí le esté robando agua a este otro.

—Y así ha ocurrido en Petorca.

—Ha habido un caso de usurpación y varios de extracción ilegal. Ahora, con los cambios legales de Bachelet en 2018, el robo de agua te puede costar el fundo. Pero esto ha ocurrido desde que el mundo es mundo. Es la batalla vecinal más antigua de la historia. Porque sin agua y sin aire, nadie puede vivir.

—¿Por qué plantar paltos en Petorca, donde no hay agua?

—En la agricultura lo importante no es la calidad de la tierra, es clima y agua. Hay lugares donde tienes clima, Petorca, pero poca agua. Y por eso, en 2007 Petorca tenía 8 mil hectáreas de paltos y hoy tiene 4 mil. La naturaleza le dijo: aquí no caben, se van a secar. Hoy, una autoridad puede ordenar que se quemen todos los paltos de Petorca y no solucionaste el problema.

—Pero a ustedes, los agricultores, en los años 80 se les regalaron derechos de agua, que hoy en una situación de emergencia, se requieren.

—Si no fue el hecho de regalar. Se entregaron derechos precisamente para ser fiscalizados. Antes, toda el agua era de todos. Y se peleaban los agricultores. Pero nunca nadie compró agua en Chile, salvo el agua potable.

—Si nunca se compró, se otorgaron derechos gratis. ¿Por qué ahora el Estado debe comprarles a las mismas personas que les regaló los derechos?

—Porque entró a tu patrimonio, pues.

—Pero gratuitamente.

—No. Si entró a tu patrimonio, tú tienes derecho a la propiedad de esa agua. Mira, esa camisa te la regalé ayer, ahora devuélvemela. Si te la regalé yo, no te costó ni un peso, así que devuélvemela. Eso es el derecho de propiedad: usar, gozar y disponer libre y arbitrariamente de un bien, sin atacar el derecho ajeno.

LEER MÁS