Siempre ha habido algunos gays en las Fuerzas Armadas, pero es distinto a que entren en masa y haya un batallón de homosexuales. Eso sería un desastre”.

Yo no comprendo que los animalistas aleguen contra el rodeo y estén de acuerdo con el aborto. ¿Cómo van a comparar una vaca con un ser humano?”.

Este es su quinto período como diputado, representando a la Región del Maule. Hasta hace poco militaba en la UDI, pero abandonó ese partido para integrar el recién creado Partido Republicano, que está aún más a la derecha y que promueve la candidatura presidencial de José Antonio Kast.

Orgulloso de su crianza huasa —en la zona de Parral—, Ignacio Urrutia (62) terminó el colegio en los Padres Franceses de Alameda. De inmediato se puso a trabajar, se casó, tuvo 3 hijos (2 hombres y 1 mujer) y durante 25 años fue martillero en remates de vacas. Hasta ahora sigue ligado al campo, mantiene su casa de Parral y es socio de un negocio familiar que consiste en un criadero de caballos de carrera, que también cría animales para correr en rodeos a la chilena.

Alto, maceteado, siempre vestido de chaqueta y corbata, de voz fuerte y grave, el diputado se declara conservador, católico, defensor del libre mercado, “ferviente admirador y agradecido” del régimen militar y simpatizante de figuras como Trump y Bolsonaro.

Reconoce que, gracias a su “sinceridad” y a sus “salidas de madre”, hay muchos colegas diputados que no lo soportan. “La Cariola, la Vallejo, pasan al lado mío como si yo no existiera. Y yo lo mismo, igual Pascual. ¡Imagínate lo que me puede importar que no me saluden!”, dice con sarcasmo.

Excepción a la regla es Florcita Motuda, asegura, con quien pese a no compartir ideas mantiene una relación de cordialidad.

Y no solo incomoda a los de la vereda opuesta, sino también a los de su propio sector que no quieren verse salpicados por sus insolencias. Repasemos rápidamente algunas de sus performances en el hemiciclo. Entre otras cosas dijo que los exiliados políticos eran terroristas que recibían “aguinaldos” del Estado, se burló de la intervención en mapudungún de la diputada mapuche Emilia Nuyado, aseguró que los homosexuales no debían ingresar a las Fuerzas Armadas (tampoco casarse ni adoptar hijos), defendió a Pinochet como salvador del país, proclamó a los militares presos en Punta Peuco como héroes nacionales, acusó a quienes promueven la legalización del aborto de avalar el asesinato de niños inocentes, manifestó sus dudas respecto a la existencia del cambio climático y afirmó que Greta Thunberg era una niñita manipulada y endiosada, llamándola burlonamente “la virgen María”.

“Me da lata estudiar”

—¿Se considera una persona inteligente?

—Me considero una persona común y corriente.

—¿Qué estudió en la Universidad?

—Nada, porque en esa época cuando salí del colegio eran muy pocos los jóvenes que entraban a la universidad.

—¿Cómo? Mis padres estudiaron en la universidad y tienen 89 años...

—Pero ¡por favor!, cuando yo salí en el 75 no existían las universidades privadas.

—Ya, en ese tiempo era difícil entrar a la universidad pública.

—No, no es que fuera difícil. Pero las posibilidades de entrar a un buen trabajo eran igual de interesantes que las posibilidades de estudiar. Con la diferencia de que entrar a la universidad significaba estar cinco años estudiando antes de trabajar.

—¿Cómo le iba en el colegio?

—Maometano.

—¿Era malo para estudiar?

—Pésimo, me daba lata.

—¿Por qué?

—Porque cuando uno es lolo hay cosas mucho más entretenidas que estudiar, ¡chiquilla por Dios! Me gustaban más las mujeres.

—¿Y todavía le da lata estudiar?

—Me da lata, pero lo tengo que hacer por obligación. Tengo que estudiarme todas las leyes.

“Bolsonaro es un gran presidente, igual que Trump”

—¿Su papá era machista?

—En la mesa del comedor solo hablaba él, pero como me crié así no lo encontraba nada de machista. Hoy día me pasa al revés, tengo que pedir permiso para hablar, porque a mis hijos no hay quién los calle.

—¿Qué piensan sus hijos de sus dichos polémicos?

—Me dicen que tienen amigos a los que les encanta y otros a los que no les gusta.

—¿Le agrada ser políticamente incorrecto?

—Yo digo lo que pienso, aunque a mucha gente no le guste. Lo que pasa es que en la política hay un doble estándar gigantesco, dicen una cosa y hacen otra. Yo soy honesto, pero reconozco que a veces me salgo de madre.

—¿Se le arrancan las cabras para el monte?

—Eso dicen en el campo.

—¿Es impulsivo usted?

—No, pero soy espontáneo. Nunca en mi vida he escrito o he leído un discurso. Voy improvisando de acuerdo a lo que me va naciendo.

—¿Y le discuten mucho sus hijos?

—Casi nunca me encuentran la razón. Entonces, cuando hay temas más polémicos tratamos de hablar lo menos posible de eso.

—¿Cómo cuáles temas?

—Como los temas asociados a los homosexuales. Mis dos hijos hombres están de acuerdo en que se casen y adopten, y yo no.

—¿Son católicos sus hijos?

—Sí, pero no van tanto a misa.

—¿Se considera homofóbico?

—No, para nada, eso me lo inventó la izquierda. El día en que la izquierda desconecte la cabeza del trasero va a ser maravilloso.

—¿Simpatiza con Bolsonaro?

—Sí, porque se atreve a decir lo que piensa, es sincero y es un gran presidente, igual que Trump.

—¿Considera que ser sincero es un valor en sí mismo, más allá del contenido de las ideas?

—Totalmente, yo defiendo la sinceridad.

—¿Está de acuerdo con Bolsonaro cuando dijo que si tuviera un hijo gay lo preferiría muerto?

—No, yo si tuviera un hijo gay lo respetaría. No tengo nada contra los gays. Pero otra cosa es que se casen y adopten niños.

—Y que estén en las Fuerzas Armadas…

—Siempre ha habido algunos gays en las Fuerzas Armadas, pero es distinto a que entren en masa y haya un batallón de homosexuales. Eso sería un desastre.

“¿Cómo voy a hacer negacionista yo?”

—¿Reconoce que se violaron los derechos humanos en dictadura?

—Reconozco que hubo excesos durante el gobierno militar, pero eso es inevitable en cualquier gobierno. Durante la Unidad Popular también hubo asesinatos. Entonces, si digo eso, me dicen que soy negacionista. Y nada, ¿cómo voy a ser negacionista yo? Esa es otra de las palabras que ahora inventó la izquierda.

—Negacionismo es un concepto antiguo; es negar una verdad incómoda.

—No, negacionista es negar cualquier cosa que diga la izquierda.

—También usted se ha manifestado contra la legalización del aborto...

—Totalmente.

—Si a una hija suya la violaran, ¿no estaría de acuerdo con que aborte?

—No. Pediría que lleve a término el embarazo y luego, si quiere, lo puede dar en adopción. Yo no comprendo que los animalistas aleguen contra el rodeo y estén de acuerdo con el aborto. ¿Cómo van a comparar una vaca con un ser humano?

—La misma gente de su sector político considera que sus dichos son inadmisibles. De hecho, usted se fue de la UDI.

—Lo que pasa es que la UDI cambió. Ya no adhiere al gobierno militar. Yo los considero traidores.

—¿Cuál es la traición?

—Que nacieron en el gobierno militar, que tuvieron como su inspirador a Jaime Guzmán, y ahora reniegan de todo. Es una deslealtad hacia el gobierno de las fuerzas armadas. Además, muchos de ellos se enriquecieron en el gobierno de Pinochet y ahora le dan la espalda.

—¿Y por qué le habrán dado la espalda?

—Por comodidad, porque es políticamente correcto. Se enredaron con los derechos humanos.

—¿Le parece que uno puede “enredarse” con los derechos humanos?

—No, lo que quiero decir es que la izquierda ha sido muy hábil y les ha metido el tema de los derechos humanos. Entonces algunos se han dado una vuelta de carnero. Se olvidaron de que en Chile hubo una guerra y que también fueron asesinados muchos militares. En cambio yo no tengo miedo de decirlo. Por algo yo he sido cinco veces elegido diputado, porque represento a miles de chilenos que celebran el 11 de septiembre y están agradecidos de Pinochet.

—Si usted se diera cuenta de que está equivocado, ¿cambiaría de opinión?

—No. Yo soy de una sola línea. A mis 62 años ya he visto mucho y voy a ser de derecha hasta que me muera.

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