En nuestro territorio existe una larga tradición en la industria naval. Las más tempranas expresiones se encuentran en la época precolombina; luego, y tras la llegada de los españoles en 1536, la primera actividad de industria naval realizada por los conquistadores fue la reparación de la carabela “Santiaguillo”, en Valparaíso, que sirvió de apoyo logístico a la campaña de Diego de Almagro.

Tras fundar Santiago, Pedro de Valdivia ordenó construir un buque en la playa de Concón para llevar al Perú el oro de los lavaderos y fundiciones de Marga Marga y traer de regreso a Chile las vituallas necesarias para mantener Santiago y proseguir la conquista al sur. El buque fue destruido antes de ser botado al agua, en 1541, por los indios, quienes mataron a los artesanos que lo construían.

En 1811, la Junta de Gobierno concedió franquicias para el desarrollo y fomento de astilleros.

Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial marca el inicio de un periodo de decadencia de la construcción naval chilena.

En los 60 se inauguran astilleros privados como Marco, Asenav y Kochifas.

El 6 de abril de 1960 se crea Asmar —Astilleros y Maestranzas de la Armada—, como una empresa autónoma del Estado, orientada a satisfacer los requerimientos de mantención, reparación, recuperación, conversión, modernización y construcción de naves de la Armada de Chile y de la comunidad naviera nacional e internacional.

En materia de construcción naval, Chile desde sus inicios se ha relacionado con el mar. En las construcciones que muestran la evolución tecnológica en esta área, se puede destacar el buque científico “Cabo de Hornos”, que es uno de los cinco buques más modernos del mundo en su tipo.

Modernas naves

Entre las nuevas construcciones en proceso también son relevantes el Crucero de Expedición Antártico MV Magellan Explorer para la empresa Antárctica21, y el Proyecto Antártica de un nuevo rompehielos para la Armada de Chile, respetando en ambos casos las especificaciones del nuevo Código Polar. “Este rompehielos se transformará en el buque más grande construido en Chile y el primer buque rompehielos construido en el Pacífico Sur Occidental”, destaca el contraalmirante (R) Hernán Barría.

Asegura Barría —quien fue director general de Asmar— que “el nivel de construcción en Chile es bastante avanzado, ocupando el segundo lugar en América del Sur, después de Brasil. Se puede asegurar que Chile es un excelente constructor, de hecho, se han exportado barcos a Nigeria, Islas Faroe, Islandia, Australia, Canadá, Panamá e Islas Mauricio”.

Además, se han construido barcos de investigación, remolcadores especializados de apoyo a plataformas petroleras (AHTS), patrulleros oceánicos (OPV), pesqueros, barcos factoría, barcos de transporte de peces vivos (Life Fish Carrier), barcos de pasajeros y una larga lista de otros tipos de unidades.

Actualmente, los ingenieros navales de la Armada se forman en la Academia Politécnica Naval (APN) y desde 1889 a la fecha han egresado 2.083 profesionales.

La Universidad Austral, la única de su tipo, desde 1988 imparte las carreras de Construcción Naval e Ingeniería Naval.

En la academia

Joel Pérez, director de la Escuela de Ingeniería Naval de la Universidad Austral de Chile, plantea que los astilleros nacionales pueden modernizarse y hacer frente a la demanda mundial automatizando procesos productivos. “Es importante mencionar el nexo que nuestra carrera tiene con la industria marítima y que ha permitido desarrollar el primer magíster en Ingeniería Naval y Oceánica como una respuesta a lo que dicha industria está requiriendo en la actualidad y que supone una búsqueda de soluciones tecnológicas a problemas reales como, por ejemplo, la eficiencia energética y el apoyo a los procesos productivos de la industria acuícola”, explica.

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