A fines de septiembre, los departamentos de comunicaciones de las compañías abiertas a bolsa celebraron profusamente su presencia en el principal índice de sustentabilidad mundial, el Dow Jones Sustainability Index o “DJSI”. Un listado, que elabora la firma suiza RobecoSAM, en el que las grandes empresas abiertas en bolsa del mundo hacen todo su esfuerzo por estar. Pero pocos saben por qué, salvo por la etiqueta “verde” que podría imprimirles.

Todos los años, RobecoSAM, con sede en Zurich, envía una invitación a 3.500 de las compañías más grandes que cotizan en bolsa a nivel mundial para participar en una evaluación, con un exigente cuestionario de más de 100 preguntas que entregan puntaje.

“Los criterios a evaluar van desde las políticas y composición de los gobiernos corporativos, gestión de la relación con clientes, gestión de riesgos, ciberseguridad, gestión de la innovación, estrategia de cambio climático, biodiversidad”, revela Antonella Pellegrini, gerenta de Sostenibilidad de Enel Chile.

El temario se divide en dos: preguntas comunes para todas las empresas y una segunda sección con una encuesta enfocada en el rubro de cada participante.

“Las respuestas son obligatorias. Si se omite información, RobecoSAM tiene la atribución de consultar incluso medios de prensa y en casos de escándalos ambientales o financieros, una empresa se puede borrar o salir del listado como lo hizo con la brasileña Vale en 2015 tras la catástrofe ambiental con sus tranques de relaves”, explica Ingrid Koch, académica de la Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), partner académico de la suiza en el país.

Las empresas no pagan por participar y se financia con la información que RobecoSAM entrega a empresas como Bloomberg. “Si un inversionista quiere saber si una empresa cumple, consulta en el terminal. Eso genera ingresos para la suiza”, explica Dante Pesce, director ejecutivo del Centro Vincular PUCV.

¿Qué ganan?

Hay quienes sostienen que las empresas con conflictos con sus grupos de interés (stakeholders) “buscan” aparecer en el listado. Pero también el DJSI es una herramienta de marketing para estar en el radar de inversionistas más exigentes.

“Si el fondo tiene como objetivo inversión sustentable, claro que se consulta”, comenta Axel Christensen, director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock en relación con la vitrina que da este listado.

Para ingresar al DJSI, los candidatos deben tener una capitalización bursátil superior a los US$100 millones. “En general, las empresas que ingresan a estos rankings son grandes o multinacionales, y dado que su responsabilidad es mayor, evidentemente sus operaciones, impactos y riesgos son más visibles”, comenta Reinalina Chavarri, directora del Observatorio Sostenibilidad de la Universidad de Chile.

“El listado verde chileno”, es decir, el DJSI solo para empresas chilenas tiene cinco años de vida desde que la Bolsa de Comercio de Santiago lo invitó. El de 2019, conocido el 29 de septiembre, tiene 31 sociedades anónimas con Enjoy, Plaza y Multiexport como miembros nuevos respecto a las 29 de 2018, de las que salió Grupo Security.

El DJSI tiene otras agrupaciones, como el de Mercados Emergentes, Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) o el Global, que es el más importante y que en su última versión solo cuenta con una chilena: Falabella. En el retailer dicen que una de las claves para estar cuatro años en este ranking es “revisar y evaluar los mecanismos para tener una cadena de suministro responsable y consciente de su impacto social y medioambiental”.

¿Este índice impacta en la rentabilidad? Si bien es difícil aislar efectos, la evidencia ha identificado algunos. Dylan Minor, profesor de UCLA, explica que las empresas que tienen incentivos para altos ejecutivos que incluyen indicadores de desempeño social —un fenómeno creciente en EE.UU.— “tienden a tener un mejor desempeño social y financiero”.

Según recuerda , “este índice nació hace 20 años en la Bolsa de Nueva York porque se estimó que los criterios ambientales, de gestión y de gobierno corporativo podían entregar mucha más información del futuro a los inversionistas que la información transaccional que incluye utilidades y ventas”.