Creció entre trasmisiones deportivas, jugando en casetas de estadios y lugares de entrenamiento. “Consumía fútbol y deporte todos los días. El paseo del niño promedio del domingo no era ir a Santa Laura a ver Palestino con Unión Española, pero eso en mi vida pasaba todas las semanas y era feliz ahí”, dice Gonzalo, el menor de los 5 hijos del segundo matrimonio de Alberto “Tito” Fouillioux, el desaparecido exseleccionado chileno del Mundial del 62 y más tarde comentarista deportivo durante décadas en Canal 13.

Si bien Gonzalo no pudo seguir los pasos de su padre como deportista, porque, según dice, “el asma me lo impidió”, lo hizo en el periodismo deportivo, donde ya a los 27 años cuenta con experiencia en medios digitales (Prensafútbol y RedGol), radio Agricultura, Fox Sports y ahora como rostro de Turner, donde comparte pantalla entre Chilevisión, CDF y CNN.

Su parecido físico con don Tito Fouillioux es evidente, su voz también. Habla pausado, con tono reflexivo con la mirada fija en la mesa mientras entrecruza sus dedos. Pareciera tener más edad que la que realmente tiene.

—Finalmente elegiste uno de los dos caminos de tu padre, te atrapó lo mediático.

—Trabajar en medios tiene el tema de la exposición, pero es algo que yo viví con mi papá desde muy pequeño. Ir a todos lados y que lo pararan a cada rato para pedirle autógrafos. En ese momento no había teléfonos con cámara, pero había que darse el tiempo para el autógrafo y la conversación. Son tiempos muy distintos, pero creo que hay mucha gente a la que aquello de la exposición y lo mediático la puede confundir. Lo importante, y lo que me pasa a mí, es que lo que verdaderamente me gusta de mi oficio es el periodismo, y cuando te importan más las cosas que viene anexas a tu oficio, se genera un problema. Yo trato de acordarme de que ante todo soy periodista.

—Naciste cuando tu papá tenía 50 años, viviste su fama producto de la televisión, más que como ídolo deportivo.

—Ya no era el futbolista o entrenador, pero hay algo que cruzaba todas las facetas de la vida de mi papá: el cariño que le tenía la gente y que él valoraba mucho. Aunque suene un poco cliché, lo que le quedaba del día a día, de la conversación en la calle, era el tipo que se acercaba y sin conocerlo le preguntaba, “¿cómo sale hoy día Colo Colo?”. Eso a mi papá le generaba mucho.

—¿Cómo lo viste enfrentar la adversidad, los problemas de salud y todo lo que vivió al final de su vida?

—Cuando tuvo sus problemas con el Servicio de Impuestos Internos, lo que significó su salida de Canal 13 por allá por el año 2001, él una vez en la casa nos dijo que se le desmoronaron dos Torres Gemelas, porque tuvo muchos problemas económicos y además con exposición mediática. Nosotros éramos muy chicos y eso no es menor. Una cosa es pasarlo mal entre cuatro paredes y otra es pasarlo mal y que mucha gente se entere de lo que te está pasando. Entonces ahí hay muchas cosas que uno, mirando en perspectiva, saca como lecciones e historias de su vida.

—¿Cómo cuáles?

—Cuando él estaba en buenos momentos, la cantidad gente que aparecía (era grande) y eran todos sus amigos. Todos querían estar con él y yo mejor que nadie sé lo que fueron sus malos momentos. Cuando estaba muy complicado económicamente y mal de salud, todos sus amigos fueron desapareciendo. Ya no era el personaje mediático al que le iba bien. La exposición tiene eso, muchas cosas que aparecen y cuando va mal, desaparecen. Tengo un ejemplo muy cercano de todo lo que se puede dar en torno a la fama, para bien y para mal.

—¿Qué recuerdos guardas de los últimos días de tu padre?

—De las imágenes que cuesta que se me borren, una tiene que ver con sus problemas de salud: cuando le dijeron que tenía que volver a la diálisis, porque estuvo como dos años con ellas antes de fallecer. El día que supe que volvía a la diálisis entendí que se iba a morir, por todo el desgaste anímico y físico que significa ir a ese procedimiento, que es muy duro, y pasar a depender de alguien. El otro recuerdo es que él nunca pudo aceptar que no lo dejaran entrar al estadio de Católica por no haber impreso un ticket, teniendo una tribuna a su nombre en San Carlos de Apoquindo.

—Don Alberto fue trasplantado, entre otras complicaciones, ¿qué impacto tuvo eso en la familia?

—Mi papá tuvo muchas complicaciones de depresión, al corazón y los riñones. Efectivamente fue trasplantado y ahí hay una historia muy bonita. Un día estaba en el estadio San Carlos de Apoquindo, era el día en que le ponían su nombre a una tribuna. De pronto se acerca una persona de alrededor de 35 años y le dice: “usted es grande por dos razones, una por ser de la Católica y además porque lleva el riñón de mi mejor amigo”. Mi papá no supo cómo reaccionar. Se emocionó, porque para él fue algo muy significativo ese órgano, un riñón que le funcionó muy bien.

—¿Cómo te conectas con don Alberto hoy?

—Ha pasado poquito más de un año desde la muerte de mi papá y en mi caso siento que muchas decisiones del día a día, y en las grandes decisiones, hay una voz con la que me voy cuestionando y preguntando qué habría hecho mi papá si estuviera en mi lugar. Qué consejo me daría, de acuerdo a lo que él pensaba. Su ética y sus valores, le doy una vuelta más siempre a cada tema. Tenemos diálogos internos.

“Fernando Riera encontraba que tenía buena zurda”

—Has confesado que sufres de insomnio…

—Es que el momento en que más pienso es antes de dormir, cuando debería ser al revés y poner la mente en blanco. El insomnio por un lado ha sido un problema, pero por otro me ha permitido profundizar estudios en el tema del cerebro y la neurociencia, aunque hago todo absolutamente mal porque al otro día el rendimiento siempre es discreto si uno no duerme bien. Tengo, además, el mal hábito de necesitar la compañía de la televisión para quedarme dormido, he hecho todo tipo de cosas para poder quedarme dormido.

—¿Qué te inquieta?

—Pienso mucho en las cosas que pasaron, las que vienen al día siguiente, intento adelantar una serie de situaciones, sobre todo si al otro día no tengo tiempo. La neurociencia me gusta mucho porque es básicamente dominar el cerebro y tener un entrenamiento mental para varias cosas. No quedarse pegado, cambiar el switch rápido, no pensar tanto en lo que pasó, en lo que viene, en los demás, no mandarse mensajes todo el tiempo, sino que vivir y estar pendiente de lo que está pasando en el momento.

—Tratar de disfrutar…

—Creo que ese es el tema, y por eso me he acercado mucho al estudio del cerebro y uno de los buenos consejos que escuché de un neurobiólogo, Estanislao Bachrach, es que dice que cuando uno pone la cabeza en la almohada lo que hay que pensar es que lo que ya pasó, uno ya no lo solucionó en ese día, y lo que viene, no lo vas a solucionar mientras duermes.

—Exacto, y eso de no dormir porque “algún día vamos a descansar eternamente” es un tontera, necesitamos descansar.

—A mí me cuesta mucho dormirme y necesito dormir bien. Hay que saber canalizar las cosas, si estas pensando en varias cosas a la vez es más fácil caer en la ansiedad y el estrés, tienes que saber ordenar la mente. Uno de los ejemplos en el mundo del deporte que también tiene que ver con la neurociencia es el caso de Rafael Nadal. El tipo tiene una cualidad que lo hace distinto. Cuando pierde una pelota inmediatamente cambia de switch. No se queda pegado en lo que pudo ser. Esa cualidad lo diferencia en su especialidad y es capaz de remontar los escenarios más adversos.

—El deporte es una buena alternativa para todos los males.

—Puedo hacer deporte, pero no con la extensión que quisiera porque sufro de asma. De chico me tenían que encerrar en el baño con agua hirviendo para abrir los bronquios. Es un tema que también debo trabajar televisivamente, hay veces en que uno en pantalla se puede quedar sin aire. No me ha pasado eso de ahogarme al aire, pero sí me he sentido mal, con síntomas de asma, y no he encontrado el inhalador. Ahí no queda otra que echarle para adelante no más.

—Todo sea por el deporte.

—Es que esencialmente me gusta el deporte y no necesariamente los grandes eventos. Me gusta lo que pasa en el día a día, lo que hace grande a los deportistas, lo que se genera en torno a las disciplinas. Como todo niño, tuve el sueño de ser futbolista, pero claramente mucho talento no tenía, pese a que Fernando Riera me encontraba algunas cualidades.

—¿Cuáles?

—Una buena zurda, pero estaba limitado por el asma.

—No cualquiera puede contar que jugó frente a Fernando Riera…

—Gracias a mi papá pude conocerlo a él y a mucha gente del mundo del fútbol y la televisión.

—¿Para dónde te gustaría que fuera tu carrera?

—No planifico tanto hacia adelante, he tenido un buen año, estoy contento en Chilevisión y CNN, primero el mundial femenino y luego los Juegos Panamericanos. Este tipo de eventos implica estudiar cada disciplina. Fue un hito estar en la transmisión de los mejores Panamericanos en la historia de Chile. Turner hizo un esfuerzo grande por estar en todo.

—¿Qué error de tu padre no te gustaría cometer en la vida?

—Confiar en gente que te puede hacer daño. Sé cómo son las cosas y siempre trato de sacar mejor la foto y saber quiénes están conmigo verdaderamente, de manera leal. La mejor manera de evitar decepciones es siempre saber quiénes están contigo de verdad y quiénes están por interés.

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