Hemos tenido más de 20 inspecciones de diversos servicios”.

Guillermo García, gerente general Coexca.

Están operando de manera ilegal y las autoridades no toman medidas”.

Álvaro Letelier, activista opositor.

Mañana en Talca se libra una doble batalla en una guerra que tiene dividida a la comuna de San Javier en el Maule y cuyo centro es una planta de producción de cerdos de la empresa Coexca, la segunda productora y exportadora porcina del país, bastante por detrás de Agrosuper.

A primera hora, el gerente general de Coexca, Guillermo García, se querellará en contra del ingeniero y activista ambiental Álvaro Letelier a quien acusa de armar un montaje con pruebas supuestamente falsas para acusar a su empresa de incumplir la ley. Al mismo tiempo, la Comisión de Evaluación Ambiental del Maule se reunirá para definir si aprueba un proyecto de manejo de purines (fecas de cerdos) de la planta San Agustín del Arbolito de la firma que, pese a no contar con él, está operando.

Son los dos últimos capítulos de una saga de malos olores e intrigas.

Por un lado, esta historia la protagonizan los dueños de Coexca, que es un grupo de conocidos agricultores del centro-sur del país como Manuel y Alberto González, de Champa (medallistas panamericanos en velerismo); los hermanos Soler, de Curicó, los mismos de las cecinas; Carlos Seeman, de Isla de Maipo; Ramón Achurra, de Doñihue; y Ricardo Yanine, de Bulnes, que tienen el 75% de la propiedad, a los que se sumó el Fondo Danés de Agronegocios, propiedad del gobierno y de fondos de pensiones de Dinamarca con el otro 25%.

Al frente está un centenar de vecinos de la planta que reclaman por los malos olores que expele. El grupo lo encabezan los activistas Teresita Herrera y Álvaro Letelier, que han sido respaldados por el alcalde de la comuna, Jorge Silva (DC), una cooperativa de viñateros del valle de Loncomilla, y hasta por el Instituto de Derechos Humanos (INDH) que el miércoles pasado presentó un recurso de protección en su favor.

“Es que en este país ya no se puede producir nada. Reclaman por todo”, comenta airado el vicepresidente de Coexca, Carlos Seemann, pues el presidente, Claudio Soler, está de viaje. “Ellos están operando de manera ilegal y las autoridades no toman ninguna medida”, responde a su vez el ingeniero Álvaro Letelier, quien vive a 4 kilómetros de la planta. “Tenemos todos los permisos al día y podemos operar perfectamente”, asegura Guillermo García, el gerente general. “Lo único que pedimos es que hagan las cosas bien”, plantea Teresita Herrera, presidenta del Movimiento Maule Sur por la Vida, opositor a la chanchería.

Una breve historia

En 2008, Coexca recibió la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) favorable para desarrollar un plantel de crianza y engorda de cerdos en un sitio de 1.000 hectáreas, con una capacidad de 10 mil hembras, lo que implica un total de 144 mil cabezas, 15 veces menos que la abandonada planta de Agrosuper en Freirina. Sus residuos se utilizarían, después de tratarse, para fertilizar un campo de casi 500 hectáreas de pino. La construcción la inició recién en 2015. En ese momento, surgieron las dudas de los vecinos. “Nos vinimos a enterar de la chanchería cuando ya estaban en obras”, afirma Herrera. Según la documentación del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), Coexca hizo un proceso de participación ciudadana entre marzo y mayo de 2017. “Ahí se logró que su declaración tomara en cuenta los olores”, acota Letelier.

Los primeros animales ingresaron a fines de 2017. Y en estos casi dos años el rechazo de algunos vecinos ha sido creciente. Salieron a la carretera, colgaron lienzos, fueron a todas las instancias ambientales hasta que el pasado 20 de agosto presentaron un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones, porque aseguran que la fetidez no se soporta. “Existen denuncias documentadas de la Municipalidad de San Javier y lugareños organizados que han dado cuenta de olores desagradables perceptibles a varios kilómetros de distancia, provenientes de los purines de este plantel de cerdos”, cuenta el gerente general de la Cooperativa Vitivinícola Loncomilla, Álvaro Muñoz, quien advierte que el mal olor amenaza su negocio, pues deteriora la calidad de la uva.

La abogada del INDH Nadia Gutiérrez asegura que solo en el último año la Seremi de Salud ha recibido alrededor de 180 denuncias por malos olores de vecinos. Por eso interpuso otro recurso de protección el jueves.

“El criadero está operando y no hay mal olor”, insiste su gerente general. “Hemos tenido más de 20 inspecciones de diversas autoridades. Incluso el director del SEA estuvo aquí. Y no han dicho nada”.

Al menos la autoridad acompaña esa afirmación. El Informe Consolidado de Evaluación Ambiental (ICE) del SEA del Maule recomendó que mañana la comisión regional apruebe su proyecto de biodigestor, complementario a su plantel de engorda, para tratar el excremento de los cerdos.

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