Un aspecto fundamental para las empresas es poder trabajar sobre plataformas seguras, en especial, cuando manejan temas sensibles como documentos con cifras que reflejan sus ingresos. Pueden ser cantidades pequeñas o grandes, pero más allá del monto se trata de información que siempre debe estar resguardada para evitar cualquier intento que los convierta en víctima de delincuentes informáticos.

“En este aspecto, el Servicio de Impuestos Internos y las empresas tecnológicas ya se encuentran preparadas, dado que con la experiencia en la sistematización de la factura electrónica quedan muy pocas brechas de seguridad, aunque siempre habrá riesgos inherentes”, explica Robinson Fuenzalida, académico de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad Central.

Por su parte, Freddy Llancapán, jefe comercial de Directiva Informática, indica que la boleta electrónica, al igual que la factura electrónica, se tiene que firmar digitalmente por medio de un certificado electrónico que debe ser adquirido por el contribuyente. “Este certificado garantiza que quien firma el documento electrónico, efectivamente es quien dice ser. Lo anterior significa que las boletas electrónicas, al igual que todos los documentos tributarios electrónicos son inviolables, ya que cualquier cambio o manipulación del documento ya firmado, invalida la firma”, dice.

Agrega que “por supuesto, el riesgo de hackeo siempre es una amenaza vigente y posible, pero mayormente quedará ligada a la gestión que cada empresa haga con el almacenaje y respaldo de los documentos ya emitidos, más allá de la tecnología misma en la que se basan los documentos electrónicos”.

Nuevas empresas

Fuenzalida destaca que se han creado nuevas empresas para esta solución, con variados costos para las contribuyentes, que van desde los $13 mil a $18 mil mensuales. “Estos montos incluyen el terminal de emisión de boletas, que es muy parecido al de las tarjetas de crédito o débito. Hay algunos más complejos que agregan los inventarios, automatizando las salidas de productos en conjunto con la emisión de la boleta electrónica”, señala.

Asegura que “de aquí al 2023, cuando esté en plena vigencia la obligación de la emisión de la boleta electrónica, se espera que se agreguen nuevas empresas para crear competencia en el mercado, tal como ocurrió con la factura electrónica”.

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