“El amor es libertad, es confianza y seguridad. Desde niña mi cuerpo me hablaba en secreto, me pulsaba para decirme cosas que no sabía escuchar. Tenía miedo a mi libertad, miedo a mí misma, en una sociedad reprimida con un Estado golpeado, en total desamor. La energía sexual es también poder psíquico y una profunda fuente de creatividad impulsada desde el amor. El escenario me devuelve esa sensación de poder, donde todo es posible y las represiones se disipan, donde hay libertad. La energía sexual es creadora, vital, amorosa y magnética. Hay que abrirse, liberarse, no culparse, reírse y amar. Sobre todo amar y soltar. El teatro como existir, es efímero, lo tienes, lo amas y lo dejas ir”.

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