La mañana del jueves pasado era de aquellas destinadas a movilizar las salas de redacción y remecer a la clase política. Se conocía la noticia —en desarrollo— de la confesión de Francisco Frei, por haber engañado a su hermano expresidente.

El reportaje surgía desde Phillips 16, el edificio de Santiago centro donde vivió Jorge Alessandri, y provenía de Interferencia, periódico digital que cuenta con equipo de cinco periodistas, dos editores y algunos colaboradores freelance. El 10 de septiembre cumplen un año y la meta este mes es llegar a 1.000 suscriptores. Al cierre de esta edición iban en 902, pero financiarse requiere de 5 mil.

A sus reporteros les habían advertido que no eran los únicos que andaban tras la pista así que decidieron publicar de inmediato. Lo importante era tener los datos chequeados, remarcan.

Interferencia fue fundado por Víctor Herrero (autor de las biografías de Agustín Edwards y Violeta Parra), quien lo dirige, y cuenta entre sus editores a Andrés Almeida, hijo del senador Alejandro Guillier.

En su declaración de principios, el periódico aspira a ser “100% independiente del poder. De cualquier poder, sea el del gran dinero o el de la política”.

“Mi viejo era comunista, pero no tonto”

Hijo de exiliados, Herrero (48 años) creció en Alemania federal, donde su familia se instaló en 1974. “Mi viejo era comunista, pero no tonto, se fue a la parte capitalista”, bromea el periodista, mientras prende uno de varios cigarrillos que fuma en nuestra conversación.

Su primer idioma fue el alemán y su medio de referencia, el Der Spiegel. Recibió educación pública, gratuita y de calidad, remarca agradecido.

Luego se fue a España, donde la vida se veía hecha: con polola, ofrecimiento de un trabajo y haber sido aceptado en la Universidad de Valencia para estudiar filosofía. Pero en 1990 sus padres retornaron a Chile y él quiso conocer el país del que siempre le habían hablado, a condición de estar un año y con un pasaje de regreso en caso de arrepentirse. Y le gustó. Estudió periodismo en la Universidad Católica, trabajó en medios como La Tercera y El Mercurio, y en 1998 se fue a la Universidad de Columbia para cursar un posgrado en Relaciones Internacionales y Asuntos Públicos. Hizo la práctica en medios de comunicación de Wall Street para abogados corporativos y banqueros, donde aprendió finanzas. Volvió a Chile, pero luego postuló a una beca en el Wall Street Journal Americas. “Por eso cuando conocí a María Olivia Mönckeberg, me dijo: «Aparentemente eres un periodista de izquierda, pero con un currículo de derecha»”, comenta Herrero.

Al volver nuevamente a Chile, ya no quería estar en medios tradicionales. Dice que no se sentía del todo libre, aunque no tiene recuerdos de haber sido censurado. “Más bien hay demasiada autocensura y eso se te va metiendo en la cabeza”.

Trabajó en Cieplan y entró al mundo académico (hoy enseña periodismo de investigación en la U. de Chile). Pero también en campañas presidenciales.

Con Andrés Almeida se conocen desde la Escuela de Periodismo UC y por esa amistad, cuenta, aceptó un rol en el equipo Guillier para la segunda vuelta. “Para mí es importante mi independencia. No tengo problemas con que me digan ‘el tipo de centroizquierda'; siempre me he considerado socialdemócrata, al estilo alemán. Pero ya abanderarse es otra cosa. Y como Andrés sí tuvo un rol activo, muchos especularon con que Interferencia era de Guillier. Lo puedo desmentir tajantemente y de hecho me causa gracia. No saben por dónde agarrarnos”, dice.

“Más problemas con la centroizquierda”

La idea de hacer un medio le venía rondando hace décadas. Hace diez años intentó hacer un diario semanal, también de nicho y enfocado al poder. No consiguió financiamiento y quedó en nada.

Poco antes del triunfo de Sebastián Piñera en 2017, y mientras pensaba a quién vender un artículo, solicitó un crédito en Coopeuch y se lanzó con la idea de un medio independiente, sustentado por suscriptores. En medio de la crisis de la prensa, “fue como contracíclico, pero resultó. Significa que en esta sociedad hay hambre por información más dura”.

“Nuestros lectores y suscriptores son la garantía de independencia”, enfatiza. “Un político no va a agarrar el fono y llamar a mil personas para que no le den 3 lucas mensuales a Interferencia”.

Uno de su artículos más emblemáticos fue en mayo pasado, cuando publicaron una nota sobre presuntos negocios vinculados al viaje de los hijos del Presidente Piñera a China.

Herrero asegura que en los grandes temas no ha habido errores y que cuando se han equivocado, avisan al lector que el artículo ha sido modificado y dan una explicación. Los reclamos igual vienen. “Cuando comenzamos, nos acusaron de izquierdistas. Después publicamos unos temas de la U. de Chile y los sueldos, y nos acusaron de estar al servicio de Kast. Que nos critiquen de lado y lado es buena señal. En el PPD juran que hay una campaña en contra de ellos y no sé de dónde sacan eso”, remata. “Mi intuición me dice, y espero equivocarme, que vamos a tener más problemas con la centroizquierda que con la centroderecha. Saltan con una suerte de ‘oye pero si tú eres de nuestro lado'. Sí, política y filosóficamente soy un tipo de centroizquierda, pero soy periodista. Nuestro lector es gente sofisticada, inteligente y no partidista. A esos lectores no los puedes hacer lesos”.

Sobre el año transcurrido, dice que establecieron que habría 4 etapas: “Primero, que el poder y los otros medios nos iban a ignorar; segundo, que nos iban a ningunear; tercero, que nos iban a amenazar y, cuarto, que nos iban a aceptar. No es 100% cronológico, pero ya nos respetan”.

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