Unas 200 personas, en su mayoría niños, llegan cada semana al Centro de Hipoterapia Crin para montar a caballo. No lo hacen por hobby, sino por salud, para tratar situaciones tanto físicas como neurológicas, emocionales y psicológicas. Para el equipo profesional de ese centro no se trata de pacientes, sino “jinetes” que, en comunión con el caballo, lograrán superar obstáculos y mejorar su relación con el entorno.

El Centro de Hipoterapia Crin funciona hace más de 15 años en un terreno de unas ocho hectáreas emplazado en avenida La Dehesa 7500, donde los jinetes pueden cabalgar en medio de la naturaleza. Además, cuenta con un galpón techado de 800 metros cuadrados con todas las comodidades para las terapias. “Esta infraestructura nos permite funcionar todo el año, con calor o lluvia e incluso nieve”, comenta el kinesiólogo y gerente a cargo del centro, Humberto Jara.

El especialista explica que las terapias son diseñadas para cada paciente y que durante las cabalgatas van acompañados por tres personas: un kinesiólogo, un tirador (que guía al caballo) y otro especialista, como psicólogo, fonoaudiólogo, psiquiatra o terapeuta, entre otros, dependiendo del tratamiento.

Para explicar cómo afecta al “jinete” el solo hecho de montar el caballo, Jara comenta que, por ejemplo, “una persona en una silla de ruedas ve el mundo a 100 centímetros del piso. Cuando sube al caballo aprende a verlo a 180 centímetros, puede desplazarse, llegar a donde no llega en silla de ruedas, a un cerro, tener velocidad, sentir el viento. La autonomía que alcanzan arriba del caballo es increíble”.

En el Centro Crin trabajan con caballos de raza chilena y fiordo noruego, que son adiestrados durante periodos de seis meses a un año antes de incorporarlos a las terapias. “Por tamaño y anchura son más cómodos para montar. Son muy tranquilos y el adiestramiento permite que se mantengan pausados frente a ruidos, texturas, gritos”, explica Jara respecto de las características que hacen de estos animales los más indicados para las terapias.

Algunos de los pacientes del centro son becados y otros pagan, dependiendo de su condición socioeconómica. El resto del financiamiento se logra a través de otras actividades que realizan los gestores del proyecto: Lunada, que son paseos a caballo las noches de luna llena en la precordillera con un asado gourmet (www.lunada.cl) y clases para que niños y jóvenes aprendan a montar en forma segura y armoniosa (www.clasesdecaballo.cl).

Uno de los momentos más esperados de una boda es la llegada de la novia, instante que concentra las miradas y los flashes. Entonces, qué mejor que ese arribo sea en un tradicional y elegante coche tirado por caballos, que resalte las emociones y haga de las fotos algo inolvidable.

La empresa Coche de Caballo ofrece este servicio, con el cual busca entregar una alternativa más vistosa que el auto clásico o la limusina. El recorrido incluye la llegada de la novia, generalmente acompañada por su padre, hasta la misa o ceremonia; una vez que esta termina, se realiza un paseo con los novios por los alrededores, en un trayecto equivalente a unas doce cuadras, en las cuales se realizan pequeñas sesiones de fotos. Eventualmente, si la fiesta es cerca, este desplazamiento concluye allí.

Alejandro González, el cochero que realiza los recorridos, comenta que el efecto del coche en las calles es impresionante. “La gente para a aplaudir, tocan las bocinas, toman fotos, es todo un acontecimiento”, cuenta González, quien en esos momentos viste de huaso elegante, con manta, chaqueta y sombrero.

Como se trata de un vehículo descubierto, si hace frío la novia se puede tapar con una manta tradicional chilena y, “si es muy friolenta, le pasamos un guatero de agua caliente”.

La empresa posee dos tipos de coches, uno para matrimonios “ideal para que la novia se luzca”, y otro para eventos especiales, que es más largo y en el cual caben seis personas. Este último se puede contratar para distintos tipos de actividades, como por ejemplo la celebración de un día campestre, en el cual los invitados pueden salir a dar un paseo en coche por circuitos preestablecidos.

Según cuenta González, “los coches son de procedencia europea y los aperos son de cuero negro traídos desde Holanda”. Además, poseen placa patente e inscripción para circular por las calles y el cochero cuenta con licencia especial para conducir este tipo de vehículos.

Todos los coches están equipados con frenos hidráulicos para mayor seguridad, y con los elementos necesarios para que el caballo vaya lo más cómodo posible. “El cuidado del caballo es una prioridad para nosotros”, subraya González, y añade que se realiza solo una actividad por día y los trayectos son cortos, para evitar el cansancio del animal.

Coche de Caballo presta servicios en la Región Metropolitana y en las regiones de Valparaíso y O'Higgins, tanto en zonas urbanas como rurales.

El precio de arriendo del coche tanto para matrimonios como para otros eventos parte en los $550.000.