Parece una broma, pero no lo es. Cuando Julio Jung aparece en pantalla como presidente de Endesa en “Hecho Bolsa”, se produce un corte de luz en la sala de cine, y alguien del público grita: “fue culpa de Felipe Izquierdo”.

Al día siguiente, mientras posa para el fotógrafo, en radio Agricultura, donde hace el programa “La rebelión de las ovejas”, le cuento la anécdota al cómico, y, con una risa muy parecida a la del perro Patán, me responde: “Je, je, je, te creo hueón”.

Izquierdo es un hombre cincuentón, momio para algunos, chistoso para otros, bueno para el absurdo, con una cuncuna de pelos sobre la nariz, piel color cera, ojos saltones y una cabeza llena de recuerdos y frases ocurrentes.

Acaba de dirigir su primera película, una comedia negra sobre la vida de un publicista humillado por la modernidad, sobrepasado por las deudas, estafado por su mejor amigo, vilipendiado por su familia.

La ópera prima de Izquierdo, hecha sin Fondart y que costó menos de diez millones de pesos, es una buena excusa para hablar con el creador de la “Elvira”, el primer travesti televisivo de Canal 13.

Filmada a pulso e interpretada por un elenco de actores y amigos, como Bélgica Castro, Julio Jung, Erick Pohlhammer, Francisca Imboden, Fernando Larraín y Rafael Gumucio, “Hecho Bolsa” es una sátira a la idiosincrasia chilena.

—El protagonista de tu película vive esclavizado por el sistema. ¿Cuál es tu visión del modelo?

—Es parte de la situación que vivimos la mayoría de los chilenos. Estamos en deuda desde que nacemos. Las grandes masas están esperando que les den una zanahoria: una casa, un auto, y con suerte, un crédito para viajar una vez al año. Si ves a la gente en el metro Tobalaba a las 6:00 de la tarde, ahí verás a todos los hechos bolsas.

—¿Crees que la gente se identifica?

—O sea, puedes empatizar con el personaje, pero si te identificas con él, tienes que ir al psiquiatra. Hay un pathos infeliz en el protagonista, pero es la realidad que vivimos hoy. ¿Por qué las generaciones nuevas viven tan angustiadas a diferencia de la de mis papás? Porque ellos tenían menos peso sobre sus cabezas, en cambio nosotros tenemos mucho más, y nuestros hijos, para qué decir. Por eso se borran todos los fines de semana.

“Imaginé que Rillón

era mi padre”

Criado en provincia, entre Osorno y Punta Arenas, padre de cuatro hijos, casado, Izquierdo es un tipo que goza haciéndose autobullying (su productora se llama Entrecejas) porque sabe que para reírse de los otros hay que partir por casa. “Mis papás nunca me llevaron al colegio. Los padres actuales están esclavizados porque sus hijos tienen que alcanzar el mismo futuro que ellos tienen como presente. Se hipotecan por sus hijos y no se sabe cuál es el objetivo. ¿Ser millonarios?”.

—Claudio Borghi dice que Chile es un país de conos. Te ponen dos en la calle y se corta el tránsito. Nadie pregunta por qué. El chileno acepta todo.

—Yo creo que eso tiene algo de valor. Una cosa es respetar las normas, el orden, seguir una regulación, pero yo hablo en la película sobre la sobrevivencia a ese orden, a ese sistema.

—¿Elegiste a los actores porque son tus amigos?

—Los elegí porque cada uno tiene una identidad muy clara. Un registro de marca. Si dices Erick Pohlhammer no tienes que explicar quién es. Son tipos distintos. Gumucio también. Lo mismo Bélgica Castro. Todos tienen una personalidad singular y dieron perfecto con el casting.

—¿Te hubiese gustado tener a Andrés Rillón en “Hecho Bolsa”?

—Imaginé que Rillón era mi padre. Bastaba con dos intervenciones suyas y se iba a generar un momento de hilaridad. Pero él está muy presente en muchos elementos de la película.

—¿Cómo cuales?

—Como mi conversación con San Pedro. Cuando se dice que en el cielo no entran los rubios. Eso es un guiño directo a un absurdo, pero que tiene una lógica. Yo me río siempre de la rubiedad porque creo que detrás de eso hay un psicología sobre por qué todos queremos ser rubios.

—Esos chistes ahora están prohibidos. La gente tiene la piel sensible. ¿Qué piensas de la corrección política en el humor?

—Es que yo creo que, en general, la comedia no tiene por qué ir atrás de la norma moral. Yo creo que el humor va por delante. El bufón para los reyes era el único que podía decir la verdad. Bueno, también le podían cortar la cabeza. Yo no estoy diciendo una verdad, estoy planteando mi posición frente a un montón de temas que me parece que se extreman para conseguir de manera muy fascista un resultado. Se nos imponen. Uno ya no se puede referir al feminismo porque es como un si un chino se opusiera al régimen comunista.

—Hoy las minorías ejercen un relato hegemónico en la cultura.

—Absolutamente. El heterosexual es un imbécil en este país. Yo pienso que el Estado debería premiar a las familias que tienen varios niños. Además, uno tiene que proveer a una banda de zánganos y seguro que te sale un hijo cacho que vas a tener que mantener hasta los 55 años. Y después, más encima, tienes que hacerte cargo de los nietos. Yo le daría subsidio a cualquier gil que tenga más de cuatro hijos. Y los premiaría más aún si se mantienen en el matrimonio.

—¿Cómo los premiarías?

—Prohibiría los regalos de matrimonio porque todavía no han hecho ningún mérito. Pero a los diez años de casados, el Estado te debería dar un bono de un millón de pesos por año. ¿Cuál es el incentivo para estar casado hoy? Ninguno. El Estado no te ayuda, los colegios te hacen pebre, la gente te mira mal porque estar casado es sinónimo de ser un imbécil y tus hijos te miran con lástima. Ellos quieren que nos separemos para tener dos mesadas.

—¿Por qué estás casado entonces?

—Estar casado ya no es lo que era, ya no es un premio divino. Esa institución ya se cayó. Incluso te diría que la propia Iglesia tampoco cree en el matrimonio porque el cura, cuando te dice hasta que la muerte los separe, te está dando chipe libre si te mueres.

Todos aman Ancud

Felipe Izquierdo dice que, actualmente, las parejas homosexuales son más beneficiadas que las familias tradicionales: “Fíjate que las agencias de viajes, en Aruba, me decían que prefieren mucho más a los gays que a los heterosexuales”.

—¿Por qué?

—Porque pagan la cuenta a medias, son sofisticados, comen bien y pagan caro, en cambio el heterosexual llega con cara de amargado, cargando niños, hecho bolsa, y a lo único que se dedica es a pedirles a sus hijos que pidan salchichas para que se llenen rápido.

—Dices que las generaciones jóvenes hacen un ninguneo constante a los mayores. ¿En qué consiste esa práctica?

—O sea, cuando le preguntas en qué fallaste a un hijo, te responde con total desfachatez: ¡en que me lo dieron todo! El pecado del cual nos van culpar nuestro hijos es que se los dimos todo. Nosotros fuimos a verlos jugar fútbol, cosa que nunca hizo mi papá; nos hicimos cargo del stand de la kermesse del colegio, asistimos a las reuniones de apoderados, fuimos a escuchar las charlas para que ellos no se drogaran, les pagamos el psicólogo y resultó que el psicólogo nos encontró a nosotros culpables. Esto es una carro de supermercado que va en bajada con toda la familia adentro riéndose porque no saben que viene el descreste. Este sistema se reguló solo, es como una enfermedad benigna.

—Tu papá tuvo alzhéimer. Te escuché decir que para ti fue un regalo la enfermedad, porque te ayudó a acercarte a él. ¿Por qué?

—Si haces un catastro, el alzhéimer ha crecido de manera cuántica en Chile. Y eso responde a que, de alguna manera, el organismo tiene que defenderse. Uno mismo va a provocar la enfermedad para detener este ninguneo en el que vivimos y eso obligará a que los demás se hagan cargo de ti.

—¿Para qué te mandan WhatsApp tus hijos?

—Para transferencias más que nada. Hoy día el cariño se expresa a través de la cuenta bancaria. Pero esto no me pasa solo a mí, les pasa a todos esos que van caminando allá abajo (indica con la mano la ventana del sexto piso que permite ver el hormigueo de los seres humanos caminando por Providencia). Ya no se trata de alcanzar la casa propia, sino que la ajena, y el edificio colindante. El problema es que nos metieron en la cabeza que todos tenemos que ser ricos.

—Te criaste en provincia. ¿Existen hechos bolsas fuera de Santiago?

—Existe el tema de querer pertenecer a la capital, pero es un mundo nefasto. Ahora todos los santiaguinos están tratando de arrancar a Ancud. Te aseguro que si pongo un letrero que dice: ofrecemos trabajo en Ancud, se van todos.

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