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Creo que la sociedad chilena está dispuesta a recibir a la población inmigrante, siempre y cuando sea para aportar cosas buenas al país. No importa el área, ya sea en el deporte, la salud, la medicina… siempre son bienvenidos aquí.

Hay muchos deportistas que quizás en su tierra no pudieron alcanzar su sueño, y que otro país les dé la oportunidad de lograrlo representando a un país que los apoya y quiere, creo que debería ser un mérito digno de reconocer, y apoyar. Si las grandes potencias, como lo es Estados Unidos, sí lo hacen, ¿por qué un país que está en desarrollo en el deporte no lo va a hacer?

Para mí, recibir la nacionalidad por gracia fue recibir el cariño de Chile. Un pueblo entero apoyándome, que me dieran una segunda oportunidad para alcanzar mis sueños y hacer lo que más me gusta. Creo que voy a estar por siempre en deuda, y eso me da muchas más ganas para poder seguir compitiendo por este país que me abrió sus puertas.

Competir por Chile y ganar medallas… no sé cómo describirlo… Se siente como que tienes el apoyo de un país entero que está contigo. Competir por Chile y tener ese apoyo se siente bien. Si gano una medallas en alguna competencia no es solo mía, sino que de todos los chilenos, del país entero. Me siento muy agradecido y feliz por eso.

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No andamos buscando extranjeros para traer: pero si ellos ya están acá y tienen talento, claro que los consideramos”.

Miguel Ángel Mujica, presidente del Comité Olímpico

(Viene de la página 77)

La semana pasada, en Hachioji, Japón, Alejandra Contreras (17) se convirtió en la primera chilena en llegar a semifinales de un Mundial de Escalada, disciplina que en Tokio 2020 será olímpica por primera vez.

Una de las deportistas nacionales con mayor proyección del momento, el año pasado incluso terminó 12ª en los Juegos Olímpicos de la Juventud, en Buenos Aires.

¿El detalle? No nació en Chile, sino que en Venezuela.

“Representar a Chile fue una experiencia única. Conocer a tantas personas, de tantos países diferentes. Y también a los otros chilenos que practican otros deportes”, recuerda ella, la única en la delegación de 44 jóvenes que fueron a Argentina que tenía “sangre extranjera”.

Una tendencia que, sin embargo, los expertos y las estadísticas apuntan irá cada vez más en aumento.

“¿Y por qué hablas así?”

“Al principio me escuchaban hablar y me preguntaban «¿por qué tienes el uniforme chileno y hablas así?», jaja”, reconoce Alejandra, con un leve acento caribeño.

La familia Contreras Pérez se conoció en Barquisimeto, pero los problemas económicos y sociales en el país los obligaron a tomar una decisión crucial. Su madre venezolana, Mirleny, se dio cuenta de que la carrera de su hija no podría avanzar bajo esas condiciones. “«Si sigues aquí, te vas a estancar», decía”.

Con 13 años, Chile era la opción lógica, el país de su padre, Robinson. “Desde que llegué he recibido muchísimo apoyo, siempre me he sentido, por así decirlo, normal”, asegura. “Ha habido algunos comentarios del tipo «¿y por qué a ella la dan posibilidades de competir en lugar de a los chilenos?», pero han sido los menos. Cuando vine sabía que me podía encontrar con gente así, pero simplemente los ignoro”.

“Ha sido una experiencia increíble, estoy feliz”, agrega. “He aprendido mucho sobre el estilo de vida, las costumbres, el lenguaje: palabras nuevas que no conocía, u otras que yo usaba en Venezuela y que aquí supe que significan otra cosa totalmente diferente”.

¿Chilena o venezolana? “A decir verdad, no siento que estoy defendiendo a un país puntual, sino que a mí, a mi familia, a mis entrenadores y a la gente que me apoya. La bandera, al final, es secundaria. Si te fijas, mi carrera empezó en Venezuela, pero ahora estoy incorporando la escuela chilena. Por así decirlo, estoy aprovechando lo mejor de dos mundos”.

Los “refuerzos” que vienen

En los pasados Juegos Panamericanos, la delegación chilena estuvo compuesta por cuatro inmigrantes, cada uno reflejando las distintas vías que hoy tienen los deportistas extranjeros, si es que no cuentan con padres chilenos, para vestir los colores nacionales (ver detalle).

Por un lado, la hockista argentina Agustina Solano, una de las beneficiadas por la Ley 20.888, publicada en 2016, que rebajó la edad para optar a la nacionalidad de 21 a 18 años y es más conocida como “Ley Matsubara”, por el joven jugador de ping-pong brasileño, de origen japonés, al que en 2014 se le otorgó la nacionalidad por gracia para que pudiera competir por Chile.

El mismo camino especial que siguieron los cubanos Arley Méndez (pesas) y Yasmani Acosta (lucha), beneficiados por iniciativas legislativas particulares en junio de 2017 y enero de 2018, respectivamente.

Por último, el caso de la atleta Berdine Castillo, adoptada a los 6 años por un oficial de la Fuerza Aérea tras una misión de paz en Haití, gracias a un decreto de la Corte Suprema.

Y a ellos probablemente se hubiera sumado el pesista de origen cubano Julio Acosta —que no pudo clasificar a Lima tras un par de años marcados por las lesiones— y que tomó el camino largo, nacionalizándose tras siete años viviendo en el país.

Pero los “refuerzos” vienen en camino. Por ejemplo, en los últimos Juegos Deportivos Escolares la presencia extranjera alcanzó una cifra récord: según los datos del Ministerio del Deporte, un total de 143 competidores de 18 países participaron en la gran competencia nacional para jóvenes entre 12 y 14 años.

En el Congreso, además, se está tramitando un proyecto que busca facilitar la nacionalización de deportistas destacados, impulsada por Sebastián Keitel (ver nota secundaria).

“No me extrañaría que en Santiago 2023 nuestra delegación sea la mitad de color, como ya pasa con las de Alemania, Inglaterra o Suiza”, dice la exmedallista olímpica colombiana y jefa técnica de la Federación de Atletismo, Ximena Restrepo.

“Pasaportes para medallas”

En Europa, donde el flujo migratorio es mayor que en América, los “naturalizados” en las grandes competencias deportivas son cosa común.

Como Francia, que ganó el último Mundial de fútbol con un plantel donde 17 de los 23 jugadores eran hijos de inmigrantes. O España, donde el gobierno ha naturalizado a 92 deportistas en los últimos 25 años.

Pero eso no quita que haya voces críticas. “Pasaportes para conseguir medallas”, tituló El País luego que se otorgaran nacionalizaciones por la vía rápida a 10 atletas en 2015… justo el año previo a los Juegos Olímpicos de Río.

O como ocurrió en el tenis de mesa en Lima, con un medallero dominado por jugadores como el estadounidense Kanak Jha, la dominicana Jiaji Wu, la brasileña Bruna Takahashi y la canadiense Zhang Mo.

¿Es trampa recurrir a sangre extranjera en pos de logros?

“Las reglas del juego son iguales para todos, hay regulación a nivel político y deportivo al respecto”, responde Miguel Ángel Mujica, presidente del COCH. “Compartimos la política del Estado de tener puertas abiertas, pero el deporte chileno debe asegurarse primero de tener base y estructura para poder desarrollar a nuestros atletas jóvenes en general”, agrega. “Tenemos casos muy exitosos de deportistas nacionalizados, pero estas son excepciones: no andamos buscando extranjeros para traer: pero si ellos ya están acá y tienen talento, claro que los consideramos”.

“Veámoslo de otra forma: si no estuvieran compitiendo con nosotros, lo harían por otros”, responde Restrepo. “Si una persona quiere venir a Chile —y la mayoría no lo hace por interés, sino que escapando de una situación complicada— y representarnos, está bien acogerlo. Uno como deportista no siente mayor motivación que defendiendo a un país”.

“Si tenemos una mayor diversidad con respecto a los grupos de población, las posibilidades de resultados deportivos para el país serán mayores”, comenta el colombiano Leonardo Viana, jefe de la Unidad Técnica Metodológica del Plan Olímpico. “Sin embargo, también vemos países con mucha diversidad y que no consiguen resultados, porque su estructura deportiva es débil. Es importante contar con inmigrantes, para así contar con un mayor abanico, pero esto tiene que ir de la mano con el trabajo serio y a edades tempranas”.

“No solo lo podemos ver desde un punto de vista inmediato”, aclara Restrepo. “Su presencia aquí también ayuda al nivel interno, ya que tenerlos entrenando y compitiendo eleva el nivel de exigencia de inmediato. Y luego cuando se retiren pueden compartir sus conocimientos y hacer escuela”.

El aporte de Cuba

En Tokio, Chile tendrá opciones reales de medallas con Méndez en las pesas y Acosta en la lucha grecorromana. Ambos cubanos, provenientes de exitosas escuelas técnicas y, se quiera o no, con genotipos ideales para sus disciplinas. Y de mantenerse la tendencia, sus casos solo serán los primeros de muchos más a futuro.

“La inmigración ha traído personas con características genéticas y capacidades competitivas interesantes, en aspectos donde la población chilena en general no estaba desarrollada, como por ejemplo en las pruebas de velocidad o resistencia”, destaca Viana.

“Existen múltiples factores para construir a un deportista. La inmigración no es un factor por sí solo; también están los procesos internos de captación que cada día mejoran debido al gran conocimiento científico que existe, pero claramente es un aporte, y existen casos reales que lo han demostrado, como la selección de fútbol francesa”, sostiene Daniel Zapata, preparador físico de Clínica Meds y magíster en Ciencias de la Salud y el Deporte. “Efectivamente, existen diferencias físicas importantes, las cuales han ido evolucionando a través de los años para responder a condiciones climáticas específicas del ambiente, como el calor extremo, la humedad, la altura e incluso cómo la disposición de ciertos alimentos podría ayudar en la composición corporal y el perfil bioquímico”.

Zapata se especializó en la kineantropometría, rama de la ciencia deportiva que aplica métodos para la medición del tamaño, las proporciones y la estructura muscular, entre otros elementos. “Este somatotipo ha sido aplicado en todas las disciplinas deportivas, logrando estandarizar una forma física ideal para cada deporte”, explica. “Pero este modelo es dinámico y evoluciona constantemente. Existen deportes con gran predominancia física, como el atletismo, el levantamiento olímpico y la mayoría de los deportes de contacto, y otros con predominancia de estatura y longitudes, como vóleibol y básquetbol”.

“En el caso de los cubanos, creo que sí existe una diferencia con nuestra etnia, observando sujetos con diámetros óseos más grandes, mayor dominancia muscular y más altos. Un ejemplo es el de Jamaica, que sobresale en deportes donde la velocidad es un componente clave, pero destacando primero el trabajo de todo su staff, quienes han realizado un entrenamiento exitoso para que sus corredores obtengan grandes logros”, agrega.

“Es un hecho que hay razas que son privilegiadas para ciertas disciplinas”, concluye Restrepo. “Miren a Berdine Castillo, quien ya está dando muy buenos resultados”.

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Cuando el exatleta Sebastián Keitel se postuló a diputado por el distrito 9, lo hizo con un extranjero como compañero de lista por Evópoli, el abogado cubano Mijail Bonito. Incluso acuñaron un eslogan de campaña: “Rápido y Bonito”.

Solo el velocista fue elegido, pero hoy está abocado a otra medida pro-inmigrante. En abril presentó una moción para facilitar la nacionalización de deportistas foráneos destacados, reduciendo el tiempo de residencia mínimo en el país para optar al beneficio, de los 5 años actuales a 2.

“La idea es que luego se forme un comité que evalúe caso a caso, para que las personas que accedan tengan un pergamino deportivo de excelencia”.

—¿Por qué es importante reducir los plazos?

—En el deporte, 5 años pueden ser una eternidad. Se te puede ir mucho de tu carrera, o el peak de tu rendimiento, solo por trámites burocráticos. Además, va de la mano con las normas del Comité Olímpico Internacional, que pide 3 años desde la última vez que competiste por tu país de origen antes de cambiar por otro.

—No es un tema solo deportivo.

—Claramente, el tema de la inmigración es una realidad que llegó para quedarse, en Chile y en el mundo. Y nuestra legislación está muy atrasada en la materia. Ya hay varios que nos están dando logros, como Arley, pero la idea es que sean muchos más. A la larga, más allá de lo humano, también puede mejorar el nivel de los deportistas chilenos, porque se dará una competitividad sana que beneficiará a todos.

—Pero ahora tenemos herramientas, como la nacionalidad por gracia.

—No podemos seguir dependiendo de eso porque, al final, es solo un parche. Y puede ser hasta injusto. Por ejemplo, yo en este momento estoy haciendo las gestiones para nacionalizar a dos deportistas cubanos, ambos jóvenes y figuras mundiales que se perderían con la legislación actual. Pero me encantaría jugármela por todos los que tienen méritos, y no puedo. Con una norma general, sería más equitativo y creo que este es el momento ideal, con el deporte en boga recién concluidos unos Panamericanos históricos para el país. Pero necesito el apoyo del Ejecutivo para que le dé urgencia, porque estos trámites pueden tomar años y años, así que ojalá el Gobierno le tome el peso a lo necesario que es esto ahora, antes que varios deportistas que hoy están aquí, esperando, pierdan todo su nivel competitivo.

—El país está cambiando, pero aún hay voces contrarias. Incluso se trató de organizar una marcha “anti inmigrantes”.

—Hay que evaluar bien quién llama a ese tipo de actividades. Claro, tenemos que respetar la libertad de expresión y siempre vamos a tener personas con visiones ‘extremas', pero no por eso voy a aceptar posturas así, absurdas a mi modo de ver.

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