“Debemos mostrarnos como una iglesia más cariñosa en tiempos en que muchos se han desilusionado”

En un vuelo comercial desde Chiapas hacia Ciudad de México, hace cuatro años, un pasajero de impecable traje advierte que una de las pasajeras lleva un pañuelo en la cabeza porque es paciente oncológica: se le acerca a pedirle permiso para orar por ella, y se arrodilla en el pasillo a rogar a viva voz por su salud, exhortando al resto de los presentes a acompañarlo.

La escena, descrita por uno de sus colaboradores, evidencia la personalidad del pastor Billy Bunster (53), líder del Centro Cristiano Internacional (CCI), quien recibirá a las autoridades en el Tedeum Evangélico de Fiestas Patrias después de la crisis de la catedral de Jotabeche y la caída de su obispo Eduardo Durán, donde siempre se oficiaba la ceremonia.

El centro a donde llegará el Presidente Sebastián Piñera el domingo 15 de septiembre está ubicado en Carlos Fernández Concha 260, en la comuna de San Joaquín. Su página web mezcla palabras de bienvenida a los fieles, información sobre los pastores y servicios de la iglesia… y un acápite sobre los últimos discos de Bunster. Uno de ellos, Más cerca, es “un álbum que nos invita a enamorarnos más de Jesús y de su pronta venida, dejando una huella en su corazón”. El segundo es Voy a Perder la Compostura, del cual se dice: “Este single de Billy Bunster le fue entregado por medio del Espíritu Santo con el fin de remecer la estructura a la que estamos sumergidos y expresar a Dios nuestro amor y adoración a Él”.

Al menos diez singles más se suman a la nutrida producción discográfica del pastor, que lo han hecho conocido a nivel latinoamericano: ha sido invitado a recitales de música cristiana y a eventos religiosos en EE.UU. y a países centroamericanos como Guatemala y Honduras.

¿Rockstar? ¿Pastor de los ricos?

Bunster tuvo un precoz desarrollo de su fe, al alero de la iglesia que fundaran sus padres, Néstor y Alicia: el Centro Cristiano de Cerrillos. Sus abuelos maternos también fueron pastores. A los 9 años grabó su primera producción musical, y a los 15 comenzó a predicar “la palabra de Dios”. A los 17 hizo sus primeras giras internacionales —a Estados Unidos— con el grupo musical “Visiones”.

Tiempo después, ya siendo ministro de alabanza, recibió una “profecía divina” que le indicaba que instituiría una iglesia en el barrio alto de Santiago, lo que se materializó en 1999 a través del CCI, que en un principio estuvo en Providencia.

Desde entonces, según se explica en la página web, y también en virtud de diversas manifestaciones del Espíritu Santo, se ha transformado en un “Salmista Profético”, que hoy es reconocido por diversas agrupaciones internacionales como Apóstol del Espíritu. Esto significa que ejerce su ministerio en el poder del Espíritu Santo, lo que le otorga a su obrar una autoridad especial.

Casado con la pastora del CCI Claudia de Bunster, la pareja tiene cinco hijos, “todos profesionales y todos cristianos que sirven a Dios”, pero ninguno pastor.

Sus detractores lo critican por tener una suerte de actitud de “rockstar”, mientras otros lo acusan de ser “el pastor de los ricos”. El discurso de Bunster, no obstante, es más bien humilde: “Creo que Dios siempre concede llamados extraordinarios a hombres ordinarios, y en realidad eso es lo que soy yo”, escribió en el muro digital de su iglesia.

Tampoco magnifica la oportunidad de ser el nuevo anfitrión del Presidente y de las demás autoridades que concurrirán a las modernas dependencias del CCI en San Joaquín, con capacidad para 2.500 personas, equipadas con pantallas LED, equipos acústicos de primera calidad y control de ingreso con código QR.

“En esta ceremonia trataremos de hacer lo correcto, no será tan religiosa como otras, porque tenemos la responsabilidad de mostrarnos como una iglesia más cariñosa y más vanguardista en tiempos en que hay muchos que se han desilusionado de la iglesia evangélica. Queremos mostrar nuestro amor por la gente y por nuestra nación, que las autoridades, las fuerzas armadas y los pastores que estén presentes vean un evangelio sano, más cercano y más amigo de las personas”, dice. Asegura que la alegría será el sello propio de la ceremonia, que estará amenizada por un coro gospel, además de un coro polifónico.

Otra de las características de Bunster, según sus cercanos, es que no exige que sus feligreses lo traten de pastor o de apóstol, sino que los exhorta a que le digan Billy o hermano. “Es un pastor súper cercano, porque se crió compartiendo con los otros hermanos en la iglesia de sus padres”, dice un feligrés.

Hoy, las “iglesias hijas” que ha formado Bunster suman 38 a lo largo de Chile, además de dos en Bolivia (en Sucre y en Santa Cruz de la Sierra), una en Perú (en Lima) y otra en Guayaquil ( Ecuador).

Esta red funciona en coordinación con distintas obras sociales del CCI, que incluyen tres centros de rehabilitación de drogas y alcohol; programas de prédicas en cárceles como Colina 1, la de Mujeres y la Penitenciaría; un convenio con Gendarmería para capacitar a sus funcionarios; y un departamento de extranjería para asistir a inmigrantes en la regularización de sus documentos, e incluso con canastas familiares.

El financiamiento de todas las actividades de la iglesia no es distinto al de las demás iglesias evangélicas, en cuanto proviene “de las aportaciones de los hermanos de la iglesia” (diezmo), pero, según Bunster, el CCI se distingue por una administración formal y transparente. “A diferencia de otros lugares, por la manera como Dios nos habló a nosotros, tenemos un sistema contable de contabilidad formal, en que hay un registro de los ingresos y de lo que aporta cada uno directamente a las cuentas de la iglesia, que son administradas por un departamento de administración y finanzas, para financiar todos los gastos de la congregación. En los 20 años que llevo de pastor el dinero nunca ha pasado por mí o por mi cuenta del banco”, dice.

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